9 de enero de 2016

El gran proscrito

Así lo definía el padre de tantas almas naturalistas de nuestro país, Félix Rodríguez de la Fuente. El lobo ibérico (Canis lupus signatus), único, emblemático, icónico, divisa de la supervivencia animal, de la lucha sin tregua, perseguido, odiado y masacrado allí donde se le localiza, símbolo de la conservación, de la libertad y de lo salvaje. El gran proscrito de nuestra fauna.


Comienza un año más como otros tantos lo han hecho antes, y como otros muchos lo harán después. Nosotros lo iniciamos visitando el Centro del Lobo Ibérico inaugurado en octubre en el pueblecito de Robledo, a pocos kilómetros de Puebla de Sanabria, en Zamora. En el gran blog de José Barrueso "De Paseo por la Naturaleza" podéis encontrar información sobre su puesta en funcionamiento. Sin entrar a valorar el probablemente exagerado presupuesto empleado en su construcción, yo espero sinceramente que los revulsivos positivos que esta infraestructura pueda suponer para la zona, por un lado, y sobre todo para la propia especie, por otro, sean importantes, y no puedo por menos de felicitar su puesta en funcionamiento.


No obstante, llama la atención la paradoja de que lo haga de manos de una institución -la Junta de Castilla y León- que si por algo puede ser reconocida es precisamente por la dramática e implacable persecución que hace de la especie, a la que no da descanso ni en el propio Parque Nacional de Picos de Europa, principal estandarte de la conservación en España junto a Doñana y Ordesa,

Y es que a veces pienso si esta infraestructura no es en realidad simple maquillaje de la lamentable imagen que la JCyL tiene en materia de conservación de especies (oso, urogallo, lince, etc), y del lobo en particular con su radical política de eliminación sistemática de ejemplares sin ningún tipo de argumentación de carácter científico, técnico o biológico, de elevada e injustificada explotación cinegética de la especie y de oscurantismo y falta de trasparencia absoluta ante los sectores y ONGs conservacionistas de la sociedad. Junta que se empecina vehementemente desde hace décadas de rodillo político en recordarnos mediante los continuos reveses judiciales que debe afrontar que su sensibilidad ambiental es nula (San Glorio, La Covatilla, la Ciudad de Medio Ambiente, las Navas del Marqués, decenas de kms de pistas forestales en zonas oseras clave del núcleo oriental, ...), teniendo que asumir recientemente un nuevo revés en los tribunales precisamente relacionado con la gestión del propio lobo ibérico, ya que hace solo unos meses -irónicamente coincidiendo casi con la inauguración del Centro del Lobo Ibérico- el TSJ de la comunidad dio la razón a ASCEL anulando la resolución de la JCyL por la que se aprobaban los cupos de lobos que se podían matar durante 2011-2012. Como siempre, la justicia llega muy tarde en materia de medio ambiente, pero pone en evidencia los nefastos criterios tras los que se escuda esta Administración para justificar ante la sociedad la muerte de los lobos. Y también como siempre, la resolución judicial llegó demasiado tarde para todos aquellos lobos masacrados durante aquella temporada, muchos de ellos con "artes" prohibidas como los cebos de carroñas y sus casetas, o la muerte en "días de fortuna" (nieve, niebla), lo que nos hace preguntarnos porqué no se imponen medidas cautelares hasta la resolución de algunos juicios.


Ante todas estas paradojas, dudas y suspicacias que las actuaciones de la administración autonómica siempre levanta, en mi fuero interno espero y deseo que el Centro del Lobo Ibérico llegue a tener una gran aceptación de público, pudiendo así cumplir con su loable labor educativa, potenciando en la sociedad española la necesaria conciencia proteccionista que la lleve a convencerse de que vale más el lobo vivo que el lobo muerto. Y es precisamente esa función de educación ambiental la que recaerá sobre los lomos de los lobos que podremos observar en los cercados de varias hectáreas del centro. Lobos que, recordemos, han nacido en cautividad y nunca podrían ser liberados en nuestros campos. Su función debe ser, pues, esa, el despertar las conciencias de los visitantes y de la sociedad.


Dicho todo lo anterior, nuestra intención al visitar el centro es ver y fotografiar en sus instalaciones a este imponente animal de nuestra fauna perseguido con saña y encono hasta el extremo de casi llevarlo a la extinción y de tenerlo en la actualidad "contra las cuerdas". Disfrutar de su cercanía por una vez, de su poderío y fortaleza, del sueño de cruzar nuestras miradas y observar de frente esos ojos ambarinos que nos miran a su vez fijamente, de dejarnos llevar por la imaginación y creer verlo en libertad cruzando pinares y bosques, manchas de matorral y roquedos, demostrar con nuestra presencia que lo queremos vivo, corriendo libre su trote lobero en todos nuestros campos ibéricos. Vivo, salvaje y libre.

Todas las fotos de esta entrada están realizadas en las condiciones controladas que proporciona el Centro del Lobo Ibérico de Robledo

Como muestra de la persecución sin tregua a la que esta especie tiene que enfrentarse en todos los ámbitos (sobre el terreno y en los despachos) baste un botón: La Diputación de Salamanca aprueba por vía de urgencia, al estar fuera del Orden del Día en el último pleno de 2015, declarar la comarca de Vitigudino y otras aledañas "zona exenta de lobos", a propuesta del socialista Francisco José Bautista apoyada en argumentos demagógicos y mentirosos como ser "una especie invasora y ajena a este territorio". Vamos, puras falacias populistas en boca de un partido que se vende como progresista. Y esto es así siempre. Sin comentarios.