Veo, miro y observo mi entorno. El mundo muda de piel, se transforma, cambia de aspecto y se renueva. Busco y experimento. Indago. Persigo reflejar esa convulsión. Me muevo al tiempo que disparo. Curioseo, en definitiva. Cada disparo es una pregunta y a la vez una respuesta. Insisto hasta que una imagen me cuenta algo, hasta que reconozco en el respaldo luminoso de mi cámara el mundo que nos rodea.
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