19 de febrero de 2013

Mis rincones

Paseo como otras veces por estrechas callejuelas buscando esa otra ciudad que se esconde entre desconchones mohosos.
Encuentro ancianos olvidados, gatos negros callejeros y viejos
árboles resecos.
Veo cómo las humedades se adueñan de los rincones, oscureciendo los antiguos ladrillos rojos y los viejos enfoscados de cemento.
Veo ventanas tapiadas que esconden vacías estancias tras de sí.
Y veo puertas de maderas rotas, con rendijas y resquicios que dejan escapar colores verdes de patios y corrales atestados de maleza.
Puertas condenadas con cadenas herrumbrosas.

Aunque esté en pleno casco histórico, Patrimonio de la Humanidad, aunque me encuentre a tan solo unos metros de sus concurridas calles peatonales y al lado mismo de sus edificios monumentales, a mi caminar solo le acompañan aquí el silencio y la soledad.

El vacío nos envuelve a mí y a mi deambular, como envuelve al anciano olvidado, a sus gatos negros callejeros y a unos viejos árboles resecos.




2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Sin duda, el mérito lo tienen los artistas callejeros, el mío quizás sea, a lo sumo, mostrarlo a los demás.

      Un saludo.

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