28 de marzo de 2013

¿Qué nos cuentan?

¿Qué nos cuentan las imágenes cuando sostenemos un libro entre las manos?

¿Qué nos dicen a cada uno de nosotros cuando nos detenemos delante de ellas?

Ellas, las imágenes, nos rodean en nuestra rutina diaria, nos miran desde los escaparates, desde las grandes vallas publicitarias, a través de los medios de comunicación, de la televisión, de Internet, de las revistas y los libros, desde los kioscos. En todo momento y por todas partes, las imágenes nos bombardean con sus mensajes. Y es esta precisamente la cuestión, las fotografías tienen que contarnos historias, deben transmitirnos sensaciones, comunicarnos ideas, instintos, impulsos, emociones, pasiones. Nos deben arrancar pensamientos y sentimientos, pues de lo contrario, una fotografía no sería más que una mera amalgama de colores, de manchas bidimensionales. De estampas sin vida.


Cuando yo veo una imagen sí le pido una composición al menos correcta, aunque no me preocupe demasiado su perfección técnica. Pudiera estar movida o desenfocada, o con mucho "grano-ruido", defectos estos que a veces incluso son perseguidos como una parte fundamental de la obra fotográfica. Pueden estar editadas y transformadas mediante programas informáticos, lo que tampoco me preocupa pues no soy purista en este punto, siempre que dicha transformación ayude a transmitir el mensaje.


Es más, como los visitantes de este blog ya se habrán percatado hace tiempo, pienso que la manipulación mediante software es una herramienta más que podemos y debemos aprovechar, de la misma manera que cuando revelábamos o positivábamos en la época analógica aprovechábamos nuestras opciones, haciendo a conveniencia reservas, dando módulos de luz a porciones concretas del negativo, a veces positivando con diferentes grados de filtraje en diferentes partes de la misma imagen o, por supuesto, re-encuandrando con el marginador para dejar fuera del positivado esa parte que no contaba nada o que distraía del motivo principal. Podíamos incluso utilizar diferentes tipos de película en función del grado de calidez que quisiéramos que tuvieran las fotografías resultantes, a lo que podríamos añadir los filtros que se utilizaban sobre los objetivos. En el fondo, editar en digital hoy en día busca lo mismo que se buscaba en el pasado. Si en aquella época se utilizaban todos los avances técnicos que existían, ¿por qué no hacerlo ahora también? Yo no creo que la fotografía deba ser un arte anclado en los estereotipos del glorioso pasado analógico.


Una fotografía debe ser el relato de un instante, la narración de un momento, de una acción o de un concepto. Una confesión de la manera en la que el fotógrafo percibe lo que le rodea. El reflejo de su mirada. Nuestro espejo. La imagen final, la que vemos, será la encargada de estimularnos a pensar y de transmitirnos emociones. La que nos induce, la que nos urge a entablar con la imagen una conversación, un intercambio de opiniones, la que nos exhorta, en definitiva, a reflexionar.

¿Qué busco yo en la fotografía? Una huella. Una traza en mi memoria. Un surco en mi pensamiento.


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