Este dibujo tendrá quizás más de tres décadas y me trae antiguos recuerdos de la adolescencia. Por desgracia, desde entonces hasta nuestros días no ha cambiado mucho mi pesimismo respecto al oscuro futuro que le espera al planeta si la especie humana, cuya avaricia y estulticia le ha impedido siempre comprender el resultado de sus acciones, no cambia de actitud. Lamentablemente, la experiencia que tenemos hasta ahora es que, aún conociendo las consecuencias de las mismas, no solo perseveramos en el expolio irresponsable del planeta que nos alimenta, si no que incluso aumentamos irracionalmente nuestra voracidad.
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