Se acaba el tiempo estable y los cielos azules a finales de este septiembre de 2013. En nuestras observaciones de la pareja de elanios -de la que ya habéis visto una entrada hace unos pocos días-, veíamos reiteradas cópulas y el transporte de pequeñas ramitas, lo que nos hacía pensar en una hipotética nueva puesta, realmente muy tardía. Aunque se pueden encontrar estas reproducciones a finales de temporada (conocemos algún caso en octubre), nos parecía demasiado forzada para que pudiera prosperar esta segunda nidada, pues con un mes de incubación y otro de estancia en el nido, los pollos deberían comenzar a volar como pronto a mediados de noviembre, lo que no vaticinaba un final feliz. Pero hace tan solo unos pocos días se desveló el misterio. Cópulas y aporte de ramas al nido no suponían en realidad una nueva puesta, sino parte del proceso habitual de la ya existente, pues en alguna encina cercana pollos ya grandes estaban a punto de abandonar el nido, y tanto el macho como la hembra permanecían lejos de él cazando. Y por fin, hace apenas unos días, tres preciosos polluelos volantones iniciaban sus primeras aventuras fuera de la protectora encina que les había servido de hogar durante aproximadamente un mes.
Hoy por la mañana, a pesar del pronóstico de tiempo inestable y la consecuente incertidumbre sobre el cielo, me acerqué para intentar retratar a estas bellezas aladas. Muy de madrugada, una buena luna que iluminaba el campo y algunas estrellas en el firmamento me hacían cobrar esperanzas de que el cielo amanecería de un bonito color azul. Pero a medida que clarea, un manto de neblinosas nubes lechosas van cubriendo el paisaje y estropeando las fotografías de estas pequeñas aves cazadoras. Aún así no importa, nadie me quita el lujo de disfrutar de los primeros albores de la jornada y de estos pequeños revoltosos.
Con las primeras luces, dos de los hermanos se posan juntos mientras el tercero lo hace no muy lejos. Incluso por un momento, más avanzada la mañana, uno de los pollos se deja fotografiar con un cielo de fondo que recuerda vagamente al azul de hace unas semanas.
Ahora la cuestión es cuánto tiempo van a permanecer junto a sus padres en el cazadero. Espero que nos volvamos a ver pronto, con mejores cielos y buenas luces de amanecer y atardecer, pasadas ya las próximas jornadas, que vienen cargadas de los chubascos de una borrasca atlántica.
Me alejo del lugar, no sé por cuantos días, mientras alguna avutarda se enseñorea a lo lejos. Alcaudones y papamoscas se apartan del rum-rum del coche mientras pienso en el futuro que les espera a estos tres jóvenes elanios.
Que preciosos. Saludos.
ResponderEliminarEn verdad que sí lo son. No sé si son más espectaculares los padres con su plumaje inmaculado y esos ojos rojos fuera de serie, o si los jóvenes con los tonos pastel, el moteado de la espalda y sus insondables ojos negros.
EliminarUn saludo y gracias por comentar.
Que bien me lo paso con tu página,Chuchi.La disfruto y la admiro a pesar de esos últimos temas un tanto sombríos que parecen ya haber pasado.Una pena no haberte conocido cuando era mas joven, me hubiera encantado acompañarte en tus excursiones a la Naturaleza.Bien, no pudo ser ,pero al menos tengo esta página que me ayuda a soñar, aunque solo sea un poquito.Un abrazo
ResponderEliminarSombríos porque en realidad son días tristes. Lo cierto es que sufrimiento y dolor ha habido en el planeta desde que el hombre se llamó así mismo de esa forma. En el fondo soy una persona pesimista en lo que atañe al ser humano, pero lo maquillo con las cosas buenas que la vida me aporta: amigos, familia, salud, haber nacido en un país del primer mundo, la naturaleza, ...
EliminarReconozco que no todos tienen nuestra suerte y si soy pesimista es por los demás, no por mí, que sé lo que tengo y lo valoro.
Gracias por tus comentarios que me ayudan a seguir contando historias, sensaciones y sentimientos.
Un fuerte abrazo.