25 de septiembre de 2015

Entre caozos y marmitas V: los vecinos

Por fin hace acto de presencia una especie emblemática que con un poco de perseverancia nunca falta a la cita en este apartado recoveco de la provincia salmantina. Llega silenciosa con un planeo suave una primera cigüeña negra (Ciconia nigra), y posteriormente observamos el aterrizaje en la poza de un segundo ejemplar, ambos inmaduros y probablemente hermanos. Acto seguido comienzan a rastrear con el pico en las aguas verdes con un repetitivo movimiento de sus cabezas y al tiempo que van avanzando con sus largas patas. De vez en cuando realizan unas aperturas bruscas de sus alas, que suponemos les servirá de alguna manera en la captura de sus presas. Hasta que no han pasado un par de horas de incesante actividad predatoria, no nos percatamos de la presencia en el mismo caozo de un tercer ejemplar, inmaduro al igual que los anteriores. Las grandes piedras y el bajo nivel del agua no nos habían permitido ver anteriormente a las tres cigüeñas juntas, y la llegada de la tercera se debió producir igualmente de un modo rápido y silencioso. Sorprendidos por el hecho en sí, las observamos aún una hora más, hasta que dan por concluida la pesca y se paran a descansar y a acicalarse el plumaje. Así pues, podría ser que los tres hermanos se mantuvieran unidos temporalmente tras su independencia familiar. En cualquier caso, la poza en la que se encuentran está demasiado lejos y solo realizamos alguna foto testimonial para el recuerdo. Escasos minutos después de dejar de pescar, levantan el vuelo y desaparecen sin haber tenido a bien acercarse a hacernos una visita a la poza en la que nosotros esperamos al martín pescador. Lástima, otra vez será. Sin embargo, su presencia me demuestra una vez más lo tranquilo y solitario de este retirado enclave, porque de lo contrario no sería común disfrutar aquí de un modo tan habitual de la presencia de un ave tan tímida y asustadiza como la cigüeña negra, ya que tozudamente rehuye la presencia humana,

Y entre tanto, otras especies se vienen a sumar a nuestro archivo y nos mantienen ocupados dentro del escondite. Contrastan las medidas de la gran cigüeña negra, de casi cien centímetros de longitud y unos ciento cincuenta de envergadura y sus aproximadamente tres kilogramos de peso, con las del minúsculo chochín (Troglodytes troglodytes) que nos hace una visita frente a los objetivos, y que no suele llegar a los diez centímetros de longitud y los diez y siete de envergadura, pesando unos ridículos nueve gramos, convirtiéndolo en una de las aves más pequeñas de Europa. Herrerillos y pinzones, así como mosquiteros, papamoscas, mirlos y otras especies van dejándose observar desde las ventanucas de nuestros hides, manteniéndonos atentos ante cualquier movimiento. Las mañanas junto al agua siempre nos depararán interesantes encuentros.







4 comentarios:

  1. Me quedo con el chochín. Ese pequeñajo siempre me despierta ternura. Es el lugar qué pienso?. Un beso.

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    1. Es el lugar que piensas, sí. Ya os decía que es un lugar muy interesante para la fauna.

      Un beso

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  2. Muy lindas, yo también me quedo con el chochín y la cigüeña negra. Besos.

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    1. Gracias Teresa. El chochín siempre despierta muchas simpatías entre la gente. También para mi.

      Un beso.

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