19 de enero de 2021

Cristal de hielo

Si sabes mirar, la naturaleza siempre te regala guindas que aderezan su belleza. Si tienes una pizca de sensibilidad para querer formar parte de ella, te darás cuenta de que todo lo que te rodea es una joya en la que deleitarte, un presente que te ofrece generosamente. Desde el más pequeño insecto, desde el liquen más minúsculo, a los depredadores más poderosos; de la más modesta gota de agua al mayor de los espectáculos atmosféricos. Este invierno parece que al fin estamos disfrutando de unas condiciones climatológicas normales para la estación en la que estamos, después de años en los que parece que el clima se ha vuelto un poco loco y en los que hemos sufrido los efectos atemperantes del calentamiento global. Frío y nieve nos están acompañando durante bastantes jornadas, por fin, por mucho que supongan complicaciones en nuestras vidas cotidianas. Cruzaremos los dedos para que esto siga así un tiempo prudencial; la próxima primavera lo agradeceremos, seguro, en forma de campos floridos y, si les dejamos tranquilos con tantos "icidas", también de insectos.

Nosotros, por ahora, nos dejamos seducir por los charcos y prados congelados y por el agua petrificada que resbala por la rocas. Nos desviamos un buen tramo del camino solo para estar un rato embelesados por los chupiteles, los carábanos y el sonido cavernoso, casi espeleológico, del goteo constante de sus extremos. Cristales de hielo. Hielo como el cristal. Esmerilado o transparente. El regalo que hoy nos ofrece nuestra montaña. Sin duda, la guinda de la jornada.
















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