Alguno se pensará de verdad que tengo una fijación enfermiza con la Junta de Castilla y León, que lo mío con ella es manía persecutoria, aversión pura y dura, antipatía y tirria. ¡Qué palabra esta última!, ¿no?
Tirria. Les tengo tirria, sí. Según el diccionario de la Real Academia Española les tengo manía, odio u ojeriza, que es lo que significa "tirria". Y alguno se pensará también que esta antipatía obsesiva no está del todo justificada, pero es que, de verdad, os lo juro, palabrita del niño Jesús, me lo ponen muy difícil para que no se la tenga, aunque para mi alivio y el de mi psicoanalista, lo cierto es que la Junta lo pone todo de su parte para que ese amor mutuo entre ella y yo perdure en el tiempo. Voy a tener que añadir una etiqueta en este cuaderno humilde para mi inefable Junta de Castilla y León, y agrupar así todas mis recuerdos hacia ella. Pero vayamos a la última.
25 de septiembre pasado, nada, hace apenas unos días, como quien dice. Ese domingo por la mañana se clausuraba NATURCYL en Ruesga (Palencia), la Feria Internacional de Ecoturismo de mi amiga la Junta de CyL después de un fin de semana de dos días y medio. Nosotros, que ya habíamos trasteado un poco por esta feria los días previos estamos esa mañana disfrutando de verdad de lo que la propia Junta de CyL nos vende en ella: naturaleza en estado puro. Desde el amanecer aguantamos las bajas temperaturas con la esperanza de volver a ver a un grupito de lobos que están ahí, frente a nosotros, a una distancia más que suficiente para que ellos nunca sean conscientes de nuestra presencia. Ayer disfrutamos de ellos y otros cuantos días previos también. "Armados" con nuestros telescopios y prismáticos esperamos que asomen sus hocicos por entre los calveros del monte; deseando verle las orejas al lobo, y nunca mejor dicho. Pasan las primeras horas y no aparecen. Peeeero ... la mañana va a estar entretenida. A las 10:00 a.m. aparca un primer todo terreno en frente de donde estamos y planta en el suelo una tablilla de advertencia de montería.
Luego llega otro, y otro, y otros cuantos más; y se bajan de todos ellos un buen grupo de hombres y alguna mujer vestiditos todos ellos para la ocasión de verde riguroso, pero con sus anoraks anaranjados fosforito, no vaya a ser que entre ellos se descerrajen un tiro. Vamos lo que viene siendo elegantes pero informales con la nueva colección de otoño. No nos lo podemos creer, ¡¡¡van a batir con perros y ojeadores exactamente la pequeña mancha de monte donde están los cachorros!!!, ahora ya desde hace un año especie protegida por la ley. Días previos un conocido de uno de nuestro grupo ya tuvo un simpático encuentro con un cazador en la misma zona que le advirtió de malas maneras de que sabían dónde estaban los lobos y que ya se encargarían de echarlos, además de dejar caer que tuvieran cuidado, que se les podía escapar un tiro (¿hacia las personas?, uuufff, qué modales señor cazador, así van mal en esta sociedad y no se quejen entonces después de la mala prensa que se han ganado ustedes solitos a pulso -¿será por insensibles y violentos, quizá?). Por otro lado, otro cazador, este muy educado, faltaba más, que hay de todo, en otro encuentro también anterior ya se bastó solito para indicarnos directamente dónde estaban los cachorros de la manada sin nosotros decir nada al respecto, y menos aún sin preguntarle ya que llevábamos un tiempo observándolos en la distancia.
No penséis que me ramifico y me pierdo en florituras, todo esto viene a cuento de que no pueden estos cazadores alegar desconocimiento a la hora de solicitar la batida en la ladera en la que se encontraban los cachorros. Ha habido más que premeditación y alevosía, créame señor juez. Probablemente ha habido incluso una intencionalidad muy clara de molestar y echar del lugar a los animales, y probablemente también la de dejarnos sentado a todos los naturalistas que en fechas previas estuvimos o estuvieron por allí que en aquel lugar mandan ellos. ¿Afán de molestarnos además a nosotros? no lo sé, yo es que soy muy mal pensado y las coincidencias así como que las cojo con pinzas.
Y todo esto con NATURCYL a la vuelta de la esquina. Genial. Los mismos personajes que venden allí naturaleza viva a los crédulos, autorizan a pocos kilómetros una matanza y un desaguisado con una especie protegida.
Pero bueno, de los cazadores que hacen batidas -ese método de caza tan inhumano, antiecológico, impactante y estresante en toda la fauna del lugar, sea objetivo de las escopetas o no- no podemos esperar mucho. Somos unos perroflautas que molestamos en el monte con nuestros peligrosos prismáticos y telescopios. Y su animadversión manifiesta hacia nosotros, cuando no directamente agresividad, es demostrada en muchas oportunidades. ¡Estorbamos, señores! como si prefirieran que no hubiera ojos indiscretos observando por el monte.Pues lo dicho, de los cazadores no podemos esperar demasiado. Pero ... ¿y de la Junta de Castilla y León?, ¿esa institución que nos representa a todos y que a bombo y platillo se vende en NATURCYL como garante de nuestro medioambiente, de los espacios naturales que podemos disfrutar en esta región y de la fauna y flora que en ellos encontramos?, ¿qué podemos esperar?, ¿podemos esperar que cumpla con su cometido de proteger al menos las especies protegidas, valga la redundancia? Sí, podríamos esperar al menos eso, que evitaran, por ejemplo, que se perturbe a las crías de una especie protegida en época de reproducción, como era el caso de estos cachorros de lobo y como dice la ley.
En realidad, por poder, podemos esperar mucho de la susodicha, pero solo si eres muuuuyyyyyiiiiiingenuo. Lo cierto es que, aquí, la amiga viene demostrando desde hace décadas un total desprecio por la conservación de la naturaleza y un desdén aún mayor por su protección. Los continuos juicios perdidos en los tribunales así lo demuestran y vienen a confirmar que es la sociedad civil a través de diversas ONGs vinculadas al ecologismo y la naturaleza la que supervisa que nuestro gobierno autonómico haga las cosas correctamente y, en su caso, las sentencias judiciales en ya demasiadas ocasiones las que terminan obligando a esta institución a retroceder en sus intenciones.
Todo esto viene al caso, porque el Servicio Territorial de Medio Ambiente tenía pleno conocimiento desde el principio de la presencia en el lugar de la camada de lobos. Y esto es así hasta el punto de que ya habían recogido en las proximidades a dos de los hermanos, muertos atropellados, y habían realizado algunas actuaciones técnicas en el lugar para evitar que se acercaran a una carretera próxima. Estas actuaciones requieren informes y ponen en conocimiento de los superiores su presencia. Sin embargo, increíblemente el Servicio Territorial de Medio Ambiente de Palencia otorga una autorización al coto para que realice una batida al jabalí exactamente en la pequeña ladera donde se esconden los cachorros. A nadie se le escapa que al otorgar dicha autorización en esa fecha el responsable que la firmó era plenamente consciente de la perturbación que ello iba a suponer para la camada, cuando no del riesgo real de que en otro lamentable "accidente" de los que ya nos tienen acostumbrados en Fuentes Carrionas, muriera de un disparo otro animal protegido. Ya son unos cuantos los osos que han caído en cacerías autorizadas por este negligente Servicio Territorial de Medio Ambiente de Palencia, lo que augura más animales protegidos que se vendrán a sumar a la lista, más pronto que tarde. ¿Lobos, quizás? Dado que la temporada de caza mayor acaba de comenzar, cualquiera con dos dedos de frente y un mínimo de sentido común se pregunta si no podían haber esperado a cazar esa mancha de monte en otras fechas para, así, proteger la tranquilidad de la camada en las pocas semanas que les quedan para abandonar el lugar, ¿no podían haber solicitado los cazadores la autorización para otra fecha?, ¿y no podía la Junta de Castilla y León prohibir la batida en ese cuartel hasta pasado un tiempo prudencial para que el grupo terminara sin peligro ni perturbaciones el período reproductivo, como pide la ley?
Sí, todo eso se podía haber hecho y era muy sencillo, pero no se hizo, se prefirió solicitar la autorización para ese día y se prefirió concederla sin ningún escrúpulo. Celebrar la batida en aquella jornada delata una intencionalidad clara de los cazadores de perturbar al grupo, y una total ausencia de interés por la conservación del lobo por parte de la institución regional.
Existen dos artículos del Código Penal que podrían haber sido vulnerados en esta ocasión, presuntamente. El primero es el más evidente, contra el medio ambiente. De esta forma, el Art. 334 del Código Penal en su punto 1.C determina que "Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticinco meses y, en todo caso, inhabilitación especial para profesión u oficio e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de cazar o pescar por tiempo de dos a cuatro años quien contraviniendo las leyes u otras disposiciones de carácter general realice actividades que impidan o dificulten su reproducción o migración". Pues bien, que los cazadores sabían desde hacía tiempo de la presencia allí de la camada es algo que no podemos probar pero que sabemos ha sido así. Demostrar la intencionalidad en este caso no es posible, así que ... mala suerte, se irán de rositas porque nadie podremos denunciarlo en un juzgado.
Sin embargo, lo más grave de este caso es que haya sido el propio Servicio Territorial de Medio Ambiente el que, también presuntamente, podría haber infringido otro artículo del Código Penal, esta vez por prevaricación administrativa al conceder la ya mencionada autorización a sabiendas de que ello iba a representar la perturbación de la reproducción del lobo. Aquí el Artículo 404 del Código Penal reza: "La autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el ejercicio de sufragio pasivo por tiempo de nueve a quince años".
Así están las cosas, chicos, por Palencia y en general por la Junta de Castilla y León. Que su tirria -ellos también la tienen- por el lobo es notoria, lo sabemos todos y nos lo demuestra constantemente con su empeño en seguir con el manejo de la especia a tiro limpio.
Pura tirria, sí señor.
NOTA: Las imágenes de los lobos muestran solo recortes muy pequeños de las fotografías originales, de modo que no se pueda identificar nada del lugar. La distancia era, obviamente, muy superior a la que aparentan estas fotografías.
Sin palabras...lo dejas perfectamente claro. Es una verdadera lástima que al resto de ciudadanos nos exijan las leyes al pie de la letra y ellos se las salten cuando y donde les venga en gana...
ResponderEliminarAsí es, las administraciones son verdaderos rodillos que en muchas ocasiones no hacen las cosas bien y cuyos responsables de hacerlo mal se van de rositas, pero a los ciudadanos no nos pasan ni una. Lo de las batidas no tienen nombre, es una verdadera vergüenza que se las autoricen por donde al resto de ciudadanos se nos prohibe caminar en ciertos períodos, como es lógico para la conservación de algunas especies. Aquí he podido comprobar, por ejemplo, cómo han pasado por laderas con buitres negros incubando, y no pasa nada. Pero nosotros, por el sendero, ni se nos ocurra. Patéticas la protección que se le otorga a la caza y las deficiencias que tienen para hacer lo mismo con la fauna. Una lucha constante para vigilar que quien debe proteger y conservar nuestra naturaleza lo haga realmente.
EliminarEn fin, un saludo.
Una excelente exposición de otro más de los continuos episodios de nefasta gestión de las administraciones. Es un dolor la auténtica persecución a la que se sigue sometiendo a nuestros hermanos biológicos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Jorge, es cierto que el sufrimiento es enorme, a veces difícil de soportar. Hay hombres que son una plaga para el planeta.
EliminarUn abrazo.