18 de mayo de 2013

El ojo del dragón

Me mira desde sus cincuenta pies de altura. Su mirada fría y animal se detiene en mi insignificante y vulnerable presencia. Su respiración lo envuelve todo, retumba a mi alrededor como la caldera de un volcán, con un sonido cavernoso, sordo y profundo, haciendo difícil la respiración en una atmósfera que se ha vuelto repentinamente espesa y densa. Agacha su enorme calavera cubierta de finas y puntiagudas escamas alrededor de sus ojos escarlatas; escamas que se vuelven grandes y lisas en su cuello. Se fija y se acerca. Me observa y decide si merece la pena dedicar un segundo a aniquilarme. Resopla encima mío, el dragón.


4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias. Son unos bichos espectaculares. Los abusones del barrio.
      Un saludo.

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  2. Qué buen ojo, el del dragón, digo.
    Yo también me encontré una vez uno:

    http://arsnatura.blogspot.se/2010/10/seres-mitologicos.html

    Un saludo

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    1. Curioso la de monstruos y seres mitológicos que nos rodean. Pasan desapercibidos haciéndose pasar por tocones de árboles, rocas o nubes. Me gusta el rino que encontraste.

      Un saludo.

      PD: Por cierto, yo tengo un minotauro en mi salón, que se hace pasar por los restos de una encina. Se cree que no lo sé, pero se equivoca.

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