4 de marzo de 2021

¿Radical yo, Odile?


Ayer, 3 de marzo de 2021, se publicaba una extensa entrevista con la hija de Félix Rodríguez de la Fuente, Odile, en un periódico local de mi provincia que suele mantener una línea editorial bastante conservadora. Devoré la entrevista con detenimiento para conocer qué respondía la entrevistada al periodista y, también, por qué no reconocerlo, por ver qué preguntas realizaba el periódico sobre la polémica que se ha suscitado en estas últimas semanas sobre la protección del lobo ibérico en todo el territorio nacional.

Tengo que adelantar que todo intento de acercar posturas, de dialogar, de sentar en una misma mesa a las diferentes sensibilidades me parece, no solo necesario, sino positivo para todas ellas. En este sentido la insistencia de Odile sobre la necesidad de encontrar puntos de encuentro me parece más que loable, porque ello redundará en la protección de la propia especie. Estoy convencido. Ahora bien, hay cuestiones de la entrevista que merecen una lectura entre líneas, así como opiniones de la entrevistada con las que no puedo estar más en desacuerdo.

De entrada el periodista deja claro su posicionamiento cuando ya en el primer párrafo pone de un lado a Odile y de otro a los "ecologistas", término este que, maniqueamente, es usado por los medios de comunicación con reiteración de un modo peyorativo para hacer referencia a un sector social -que es presentado, además, generalmente como radical- que antepone la naturaleza frente al progreso o la modernidad y, en este caso, la fauna frente al ser humano y el mundo rural. Decir que es "... víctima de ataques ecologistas ..." es como vendernos ya desde el principio que los conservacionistas somos violentos y belicosos, y presenta a la entrevistada como una persona damnificada, que no pudiera -ni debiera- recibir críticas por sus opiniones.

La primera pregunta que le hace el periodista ya es tendenciosa puesto que intenta usar la figura de Félix en contraposición a la decisión por parte del Ministerio de proteger la especie en todo el territorio nacional, y no solo al sur del Duero. O te gusta Félix o te gusta lo que ha decidido el Ministerio, parece inferirse de la pregunta. Odile responde con bastante diplomacia y no puedo estar más de acuerdo con el fondo de su respuesta. Y también lo estoy con su opinión de que resulta difícil conservar esta (o cualquier otra especie) si la población rural no se implica en ello. 

Pero es en la tercera pregunta donde, a mi juicio, más se equivoca la entrevistada. Y lo hace porque da a entender que ella está en posesión del conocimiento verdadero, y que tener una opinión distinta a la suya respecto de la idoneidad o no de proteger al lobo es de radicales. Toma entonces el discurso de sindicatos agrarios y administraciones, e incluso de los biólogos afines a estas últimas, y nos cuelga a los que simplemente tenemos la opinión de que lo correcto es proteger definitivamente a la especie, el San Benito de radicales por opinar diferente. Esto, que en la política española estamos penosamente hartos de observarlo, no debería trasladarse al resto de facetas sociales. Señores todos, algunos opinamos diferente a ustedes en esta u otras cuestiones, y no es ni radical mi postura ni tiene por qué serlo la suya. "Pensar diferente" no es, ni por asomo, lo mismo que "ser radical", a ver si nos enteramos de una vez, que no son sinónimos.

Que en las redes sociales lamentablemente la estén poniendo verde, como ella mismo indica, no significa que los naturalistas o biólogos que abanderan ese pensamiento proteccionista sean unos extremistas radicales. En las RRSS sabemos que siempre hay gente sin filtro, irrespetuosa y maleducada, pero esto es algo que arrastran ambas partes del conflicto, no nos olvidemos; y, en cualquier caso, ello no implica que esos personajes que se esconden en el anonimato representen al pensamiento conservacionista, ni a las ONGs que apoyan el nuevo status legal para el lobo. Y se equivoca infinito cuando dice que son estos "... grupos los que más contribuyen al odio hacia la especie y el enconamiento del conflicto". Se olvida Odile que el odio al lobo es primigenio, atávico y ancestral, que ha pervivido en el mundo rural desde que se domesticaron algunas especies de herbívoros y que es muy anterior a la aparición de grupos ambientalistas. He de recordarle, por el contrario, que todos los movimientos conservacionistas, ecologistas y proteccionistas del planeta son un producto reciente en la historia de la humanidad, siendo considerada como fecha de partida de este cambio social la declaración del primer Parque Nacional norteamericano en las últimas décadas del siglo XIX. Trasmponiéndolo al tema del lobo, ha sido precisamente el odio y la persecución histórica a la especie la que propició la aparición posterior de grupos conservacionistas que velaran por su protección, y no al revés, como ella insinúa. Estas asociaciones sin ánimo de lucro que ella considera "radicales" son, por lo tanto, la respuesta social a la atroz persecución que la especie ha venido soportando desde ámbitos rurales y cinegéticos desde tiempos ancestrales. Odile viene a decir acto seguido que nuestro estricto afán proteccionista provoca que "... de este modo algunos otros radicales, del bando contrario, se tome la justicia por su cuenta usando métodos como el veneno y el furtivismo ..." Bien, al leerla pareciera que no fuera ella consciente de que el veneno y el tiro se vienen usando desde hace siglos, y que esta persecución obsesiva solo se convirtió en furtivismo desde que en 1970 se declaró especie cinegética al lobo. Dicho de otro modo, han existido siempre en el enfrentamiento del hombre contra el cánido, y ni el odio ni el furtivismo son fruto de la aparición de "grupos conservacionistas" de nuevo cuño, radicales según ella, que obviamente hicieron su entrada en escena solo en las últimas décadas. ¿Cree Odile y cualquier otro, que si la especie hubiera tenido, histórica y recientemente, una persecución similar a la que han podido tener, por poner un ejemplo, cualquier especie de rapaz ibérica, hubiera generado grupos sociales que tuviesen la movilización que provoca el lobo? Sinceramente, lo dudo. El lobo levanta pasiones por muchos motivos, pero entre otros también porque su persecución es simplemente salvaje y desaforada; las masacres de manadas completas no son extrañas en nuestro civilizado país. Pretender que esa persecución es fruto de la respuesta del mundo rural a la protección que exigimos es simplemente manipular y tergiversar la realidad; insinuar que es una especie de "efecto rebote" a nuestra pretensión de protegerlo me parece descabellado como poco, sino insultante y mezquino. Es como culpar a la policía de los delitos de los delincuentes. El odio al lobo se retroalimenta él solito desde hace siglos y milenios sin necesidad de nadie más. No nos achaque a los grupos sociales que buscamos su protección esta responsabilidad, Sra. Odile.


En fin, sigue la entrevista y en ella da opiniones personales que respeto; algunas las comparto y otras no, y no voy a hacer un análisis de todo lo que ha dicho. Es cierto que lo ideal hubiera sido que hubiésemos llegado a un consenso para unificar la protección de toda la población del lobo, pero reconocerá Odile que esto, con esta especie, se antoja una utopía inalcanzable actualmente; simplemente parece imposible. El odio al lobo es tan ancestral y está tan integrado en la cultura rural que tendrían que pasar siglos antes de que fuera posible semejante acuerdo. ¿Qué hacer entonces?, ¿seguir manteniéndolo desprotegido?, ¿seguir fomentando en nuestra sociedad la idea de que matarlos es bueno y necesario?, ¿educamos a las siguientes generaciones en la creencia de que no pasa nada por hacerlo?, ¿nos seguimos empeñando en desestructurar manadas, aunque ello provoque un aumento de daños en la ganadería, como usted misma reconoce en la entrevista?, ¿nos seguimos olvidando entonces de su pobre situación genética, y de la afectación que para su variabilidad tiene cada ejemplar cazado? ... Créame señora Odile, el Comité Científico era plenamente consciente de que la conservación de esta especie implica un gigantesco reto social, se equivoca meridianamente cuando lo pone en duda. Esto es ya simple demagogia (o ceguera, que no sé qué es peor). Sencillamente se hacía imprescindible para la conservación de la especie hacerlo, y hacerlo ya. Con urgencia. No tenía sentido esperar más. Cada año que pasaba gestionando la especie a tiro limpio era un año más en el que se educaba a la sociedad en la falsa bondad de este tipo de gestión, y a los hechos me remito si observamos los artículos de prensa y los contenidos editoriales respecto a la especie, inmensamente proclives a vendernos una imagen maléfica del animal, y a la necesidad de controlarlos letalmente allí donde hubiera ganado (como si hubiera un kilómetro cuadrado de la geografía española que no tuviera ganado). No existe en nuestro país ninguna otra especie que, contando con solo unos 1.500 individuos, no tenga una protección legal rigurosa y estricta por parte del Estado. ¿Por qué entonces el lobo debía seguir estando desprotegido?, ¿qué razón podría justificar ante las generaciones futuras que no hubiéramos cumplido con el mandato europeo que nos obliga a conservar sus poblaciones?.

Todos los españoles y europeos contribuimos a la conservación de las especies y a los gastos que ello representa y, de la misma manera, todos ayudamos a mantener unos usos agro-ganaderos que deben ser sostenibles con el medioambiente a través de las subvenciones que cobran a fondo perdido a través de la PAC. Esa sostenibilidad es requisito sine qua non para aspirar a las subvenciones, pero además es un clamor social irrenunciable. El mundo rural no puede seguir pretendiendo cobrar las ayudas europeas y olvidarse al mismo tiempo de la obligatoriedad de observar una adecuada sostenibilidad ambiental que implica la conservación y protección de la biodiversidad. Por lo tanto, que nadie piense que la sociedad europea y española no cubren ya una parte importante de los costes de esa convivencia con las especies. Lo que no significa que no haya que mejorar extraordinariamente, además, en el pago adecuado, rápido y suficiente de los daños a los profesionales que hayan implementado medidas de protección de su cabaña ganadera. Esto, debe ser una prioridad para que la conservación de la especie no recaiga sobre las espaldas de unos pocos, a la vez que se debe poner el foco en la enorme picaresca y furtivismo existentes, ahora sí, policial y mediáticamente. Solo de este modo y con el tiempo, la sociedad se educará en la verdadera coexistencia con nuestro gran carnívoro.

6 comentarios:

  1. Pues coincido contigo en lo que para mí es más importante, la protección del lobo. Los argumentos que escribes en su mayoría son sólidos y reales, los tuyos que son los de muchas personas que saben de la importancia de una biodiversidad, fundamental para la salud de todos los seres que habitamos este planeta. Tampoco me gusta el término 'los ecologistas', desafortunado y torticero pero a todo hay que poner etiquetas en esta sociedad que se deja llevar por el camino del consumo y la superficialidad. Y en esta aparente frivolidad, por ser respetuoso, parece en ocasiones se encuentra Odile, para entender bien mi exposición....lo que ahora se denomina 'políticamente correcto', es decir, estar a bien con todos, o al menos intentarlo. SI, consensuar medidas pero bajo un prisma de bienestar planetario no exclusivamente humano. En ocasiones hay que bajar a la arena y luchar por un bien que supera el de la humanidad exclusivamente, nos olvidamos que este planeta no nos pertenece, es más seguirá aquí cuando nuestra especie ya no exista y al ritmo que vamos, no parece que tarde.
    Odile supongo que quiere dar importancia a los sentimientos de ganaderos, cazadores y en general de aquellos que dicen sentirse maltratados, por miedo a que se tomen la justicia por su mano, ella seguramente sabe de las barbaridades que son capaces de hacer. Pero se olvida que dar privilegios y condescendencia a estos lobbies supone quitárselo al resto que sin duda es mayoritario. La natura es patrimonio de todos y en ello nos va mucho mas que el precio de la carne o la industria cinegética.
    En una ocasión, tuve una conversación con una persona que llevaba muchos años conviviendo con los lobos silvestres, y su conclusión me pareció que era rotundamente cierta....''al lobo hay que dejarlo tranquilo''.
    CIERTÍSIMO pero por desgracia si lo hacemos y no lo protegemos y conservamos, terminaría por extinguirse en estos tiempos que vivimos.
    Gracias Nicolás por estas entradas sobre el hermano lobo y disculpa que me marque esta parrafada. Un saludo

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    1. No puedo estar más de acuerdo con todo tu comentario, Javier. Creo que tienes razón en que, llegados al punto en el que estamos, hay que tomar partido, no por un bando u otro, sino por defender decididamente una postura firme de protección de la biodiversidad, y no solo respecto del lobo, sino del momento global que vive la Tierra. Las mediastintas hacen un flaco valor a la conservación. Siempre procuro ser equidistante de las opiniones de unos y otros, y procuro analizarlas lo más objetivamente posible, e incluso empatizar con los que opinan contrario, y creo que es una pena que los personajes públicos que se definen como conservacionistas no sean más decididos a la hora de opinar claramente, puesto que su ejemplo y opinión tiene un gran valor social. Son amplificadores muy útiles para crear conciencia. Ejemplos de naturalistas y conservacionistas famosos que "no se mojan" hay muchos, y no solo en el complicado problema del lobo. Creo que yo, por mi vinculación directa con la ganadería ovina de extensivo, tengo un punto de vista bastante claro de la situación real del problema, y desde luego que tildar de radicales a los que abogamos por la protección estricta del lobo es simplemente mentira. En fin, que de parrafada nada, que me encanta que este modesto vehículo de comunicación que es el blog sirva precisamente para esto, para hacer pensar, para opinar, para aprender, para discrepar si es necesario. Para interactuar, en definitiva. Valoro mucho vuestras opiniones y me ayudan a definir y madurar las mías. Un abrazo.

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  2. Pedazo de artículo. Mi más sincera enhorabuena. Yo también estoy harto de ese insulto barato que últimamente sirve para todo: "ecologista". Precisamente hace unos días discutí-hablé con una persona sobre ese término. También estoy harto de que los que no piensen como otros sean radicales y por desgracia llevamos unas semanas con constantes referencias en los medios a las maldades del lobo. Enhorabuena y un saludo.

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    1. Gracias por tus palabras que valoro mucho, ya lo sabes. Sería necesario sentar en una mesa a todas las partes con un moderador que apagara el micrófono cada vez que alguien dijera una frase demagoga, falsa y sin respaldo de cifras y/o estudios científicos. Muchos se quedarían sin argumento alguno para defender la supuesta tragedia que dicen representa para el campo y la ganadería la protección de esta especie.

      Sin lobo no hay paraíso, ni en Asturias ni en el mundo. Cuando aprenda la especie humana a convivir con el resto de especies del planeta quizás tengamos una oportunidad para salvarnos como especie. De lo contrario, antes o después habrá un colapso en esta casa que llamamos Tierra.

      Un saludo.

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  3. Un artículo excelente...y muy de acuerdo con lo que expones.

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    1. Muchas gracias, Cristina, me alegro que te lo parezca. Muchas veces hecho mucho de menos que estas personalidades que tienen un renombre social no se impliquen de verdad en la denuncia y en la conservación, a mí no me es suficiente con intentar quedar a bien con todos, en especial con una parte del problema. Cuando algo está mal hay que decirlo y pringarse en hacerlo claramente, y este tipo de personas no se pringan nunca. No voy a decir nombres, pero se me vienen algunos a la cabeza de todos conocidos.

      Bueno, gracias por pasar y dejarme tu felicitación. Un abrazo.

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