Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.
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25 de febrero de 2023

Pajarines, I

Se trata de una de las aves más familiares e identificables de las que nos rodean. Simpática y familiar, la podemos ver a menudo en jardines y parques, merenderos y áreas recreativas, además de en masas boscosas. Se trata de uno de los pequeñajos de nuestra fauna alada, el herrerillo común (Cyanistes caeruleus). A pesar de la familiaridad de este párido, no es una de esas especies de las que yo pueda presumir de contar con un gran archivo, pero alguna foto guardo. Os dejo un pequeño puñado de ellas.





Que la naturaleza resulta a veces dura es algo en lo que no es necesario profundizar. El herrerillo de la siguiente foto se nos posa en la rama mostrándonos la amputación de dos de los dedos de su pata izquierda, el tercero o central y el cuarto o exterior.

La verdad es que cuando disparas en ráfaga a estos inquietos visitantes no te percatas de estos detalles hasta que ves las imágenes en el ordenador horas o días después, pues los pocos segundos que paran en los posaderos los tienes que dedicar a encuadrar, enfocar en el ojo y disparar velozmente antes de que se te mueva y te estropeé la composición. No hay tiempo para nada más en los dos o tres segundos que suelen parar antes de cambiar de posición, rama o posadero, aunque lo de parar es solo un modo de hablar, ¡qué "rabos de lagartija" están hechos! Un accidente en algún momento pudo costarle la vida a ese ejemplar en concreto, pero su fortaleza y la concurrencia de algo de suerte ha hecho que sobreviva y se desenvuelva con absoluta normalidad. Su hermoso plumaje no deja lugar a las dudas, lo superó perfectamente.

Afortunadamente, lo normal es que las aves se muestren en perfecto estado y sin este tipo de lesiones.


Sin duda, un ave preciosa, amiga de moverse a nuestro lado y confiada. Todo una suerte poder disfrutar de su compañía.

31 de agosto de 2021

Savia nueva

Como cada primavera y verano muchos de nuestros protagonistas se muestran ante nuestros objetivos con la inocencia de su corta edad. Pajarillos desaliñados con plumajes que dejan entrever aún los restos de sus plumones infantiles, de colores generalmente más apagados y discretos que los de los adultos. Plumajes que les han servido para pasar desapercibidos en sus nidos ante las posibles miradas golosonas de quienes se alimentan de ellos.

Como ya observábamos en la librea de algunos de los rabilargos fotografiados hace unas semanas y que os presentábamos en otra entrada de este blog, estos herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus), hermanos de una misma nidada probablemente, presentan también plumajes menos llamativos que los de sus progenitores, con colores amarillo y añil menos intensos, con sus cabecitas aún muy grises, en algunos casos ya punteadas con plumas de color azul, a veces incluso con restos del plumón que los mantuvo calientes en el interior del nido, y con sus caritas tiernas cubiertas de pequeñas plumas menos blancas que las definitivas de un adulto, como si tuvieran la cara sucia, sin lavar. Pequeños traviesos que revolotean inquietos como jugando con nuestro objetivo, como si nos estuvieran diciendo:

- A ver si me pillas.

Preciosos, equilibristas entrañables y cercanos herrerillos que pueblan, no solo bosques y sotos, sino también parques y jardines. Simpáticas bellezas en miniatura.





Como de costumbre en este blog, fotogramas completos, sin recortes ni re-encuadres. Hay que estar cerquita de verdad para jugar al "pilla pilla" con estas miniaturas emplumadas.