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27 de agosto de 2023

Vergonzosa FCQ

Pues así es como yo calificaría, de vergonzosa, la posición de la todopoderosa Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) respecto del actual marco legal que por fin ampara la protección del lobo en nuestro país, en sintonía con el resto de países de nuestro entorno. Pero por mor de la verdad, no pueden sorprenderme mucho realmente sus últimas declaraciones, puesto que ya hace bastantes años mantenía una postura muy laxa (por decirlo suavemente) respecto de la gestión letal que en nuestro país se venía haciendo de la especie, modelo de gestión que no les parecía en absoluto mal para minimizar el uso del veneno en nuestros campos; el mismo veneno que, con seguridad, afectaría colateralmente a "SUS" quebrantahuesos. Y este era y parece que sigue siendo el quid de la cuestión: les preocupa que la lucha delictiva contra el lobo afecte a "SU" especie protegida, anteponiendo la conservación del quebrantahuesos a la del cánido. 

El 24 de agosto, hace apenas 3 días, la FCQ publicaba una nota de prensa en la que propone literalmente en su último párrafo que "-La constatación con carácter previo del cumplimiento de los requisitos posibilitará que, en los casos de ataques de lobo a dichas explotaciones, el pago de los daños y el control de las poblaciones de lobo se realicen de manera inmediata, ágil y eficiente". Un día antes el Diario de León publicaba el siguiente titular: "La FCQ considera que la actual protección del lobo deja desprotegida a la ganadería" y haciendo malabares linguísticos su Vicepresidente, el Sr. Gerardo Báguena, intentaba justificar que el lobo permanezca en el LESRPE al mismo tiempo que aconsejaba que "... el control no puede ser ni ambiguo ni laxo, tiene que ser concreto, claro y que se pueda ejecutar. Estamos trabajando legalmente para que el contenido del Lespre, sin cambiar el sentido de la norma, sí que se cambie el orden de las actuaciones de tal manera que las competencias y decisión última de actuar o no para eliminar un núcleo concreto que da problemas la tenga el Gobierno regional y no el Ministerio ... / ... pero vamos a ver cómo lo gestionamos. Cómo podemos autorizar batidas cuando corresponda y cómo podemos, de alguna manera, generar un documento útil que valga de verdad para gestionar y no solo proteger."

Pero vamos a ver si se entera esta fundación, por Dios, si una especie está estrictamente protegida por su inclusión en el listado NO SE LA PUEDE MATAR. Como no se pueden tirotear ejemplares del resto de especies que están incluidas en el mismo: colimbos, zampullines, petrel de bulwer, pardela cenicienta atlántica, paíños europeo y boreal, moritos, águilas culebrera y calzada, halcones peregrino y de eleonora, cernícalos varios, grullas, calamones, avutardas, lechuzas, búhos reales y cárabos, vencejos, carracas, pito negro, murciélagos, castor europeo, nutrias, armiños, gatos monteses, rorcuales tropicales, cachalotes enano y pigmeo, o delfines comunes y orcas, por indicar solo algunas de las 293 especies de aves y mamíferos que se encuentran incluidas actualmente en el LESRPE, y a cuyos taxones habría que sumar los correspondientes a flora, invertebrados, peces, anfibios y reptiles hasta un total de 629.


¿Quiere esta fundación pseudo-conservacionista explicar, por favor, qué encaje de bolillos pretende hacer para que el lobo sea la única especie de esta larga lista de taxones que sí pueda ser perseguida y matada? ¿Qué mente supuestamente conservacionista puede proponer semejante despropósito? ¿Podemos entonces ponernos a matar algunas de esas otras especies que he mencionado en el paréntesis previo?, ¿águilas calzadas, por ejemplo, porque se alimentan de especies cinegéticas de caza menor?, ¿avutardas, quizá, porque entran en los campos de alfalfa?, ¿o tal vez grullas porque se comen las bellotas que deberían engordar al ganado porcino?, ¿o acaso las eficientes nutrias porque se comen los peces que luego quieren pescar los humanos? ASCEL les deja meridianamente claro a los responsables de esta parodia de fundación que no es posible articular ninguna excepción con una especie concreta, además de dejar patente la gravedad de las declaraciones.

Según entiendo yo, para esta fundación hay especies de primera categoría y especies de segunda. Aunque para ellos probablemente de primera solo haya una, y ya habéis adivinado cuál puede ser, ¿no?. Sí, eso es, habéis acertado: "SU" quebrantahuesos. El resto parecen no existir, salvo que afecten de una manera u otra a esta maravillosa ave carroñera. Y por ello les preocupa la existencia del lobo, ya que enerva a la gente del campo y esta puede llegar a hacer uso del veneno para combatirlo, veneno que acabaría finalmente afectando a la recuperación del quebrantahuesos.

Ese es el pecado del lobo según ellos, y como la FCQ ya lo ha sentenciado culpable se ponen decididamente del lado de los ganaderos más extremistas y enfrente de la propia Ley, del movimiento conservacionista español, del sentido común y, por supuesto, de la propia dignidad de la fundación. Señores de la FCQ, si existe veneno en el campo -muy vinculado en general a los cotos de caza menor como método de eliminación de mesodepredadores (los mismos que controla el lobo de forma gratuita) y a la ganadería en regiones con presencia del lobo- a quien hay que controlar es al delincuente que lo esparce, no a las víctimas para quienes va dirigido. A ver si se vuelven conscientes de ello, es un delito ambiental muy grave que hay que perseguir, y responsabilizar de los problemas de la ganadería al depredador solo puede incrementarlo, por lo que es realmente grave y contraproducente su postura en este sentido.

¿De verdad proponen que para conservar al lobo debemos dejar en manos de los gobiernos autonómicos más lobicidas de la historia de España la decisión de matarlos o no matarlos?, ¿en su fuero interno se cree de verdad que para proteger a este depredador, fundamental en el equilibrio de los ecosistemas, hay que dejarlo en manos de las cuatro autonomías que siguen empeñadas en que el Ministerio les deje matar ejemplares, aún siendo una especie con un estado de conservación desfavorable?, ¿dejamos entonces la vida y hasta el futuro del lobo a la discreción de las mismas regiones que solicitan insistentemente extraerlo del mismo LESRPE para acribillarlo a tiros. Perdonad que yo alucine, ¿pero es que de verdad se puede cree la directiva de esta fundación que la ganadería española está en declive por la presencia de este depredador?, ¿también la ganadería en Cataluña, o en Aragón, o la Comunidad Valenciana, por ejemplo, o en Baleares o Extremadura, de cuyos territorios el lobo desapareció hace muchísimas décadas? Tenemos que recordar a estos señores que en todas las comunidades autónomas españolas sin excepción la ganadería tiene graves problemas estructurales independientemente de la existencia del depredador en ellas o de su ausencia, que en todas ellas son los mismos y que lo único que cambia es el porcentaje de afectación que unas u otras sufren. No existe ni la más mínima vinculación directa de la presencia del lobo con el tan cacareado mantra del "exterminio de la ganadería extensiva" como consecuencia de su protección. 


La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos haría mucho bien a esta país si se limitara a hablar de la conservación del quebrantahuesos o, en el mejor de los casos, de la necesidad imperiosa de proteger la biodiversidad ibérica en su conjunto, SIN EXCEPCIONES, dejando de meter cizaña en la politizada bronca que rodea al lobo, que ya es de por sí bastante seria y difícil de resolver como para que venga ahora un actor nuevo a enrarecer más aún un ambiente que ya es de por sí extremadamente tenso? 

Obviamente este tipo de comunicados o actuaciones se lanzan a la arena pública para mantener de su lado al sector ganadero, para hacerles creer que ellos sí son sensibles a sus reivindicaciones, distanciándose del movimiento conservacionista español y, así, no ser metidos a granel en el mismo saco en el que nos meten a "esos ecologistas radicales, urbanitas y sin ningún conocimiento de la realidad rural", intentando minimizar la posibilidad de que se tomen la justicia por su mano -delinquiendo- y que esta pueda afectar al quebrantahuesos. Vamos, lo que viene siendo un "hacerles la pelota" de toda la vida, blanqueando su imagen ante ellos; puro y duro postureo, un tenderete en el que venden humo al sector ganadero, para tenerlos de su parte, simple y llanamente. Pero también es una más que evidente bajada de pantalones no reconocida ante los chantajes de quienes amenazan con seguir eliminando ejemplares transgrediendo las leyes proteccionistas y usando todos los métodos a su alcance, todos ellos actualmente ilegales contra el lobo.

Pero esta escenificación lo que hace al mismo tiempo es echar más leña al fuego de un conflicto que no necesita ya más combustible.

Por eso yo le pediría a esta fundación que deje de meter la pata diciendo barbaridades tan surrealistas como estas y se dedique exclusivamente a conservar "NUESTROS" quebrantahuesos, que no se los crea suyos de la misma manera que a los osos se los cree la Fundación Oso Pardo, y que, curiosamente, también tiene una afinidad grande con el sector ganadero y una postura poco o nada proteccionista para con el lobo por las mismas razones que la FCQ: si el ganadero se toma la justicia por su mano sembrando muerte en nuestros montes son los osos y los grandes carroñeros los primeros afectados. Son estas razones de fondo y no otras las que realmente marcan el posicionamiento de ambas fundaciones respecto a la gestión letal del lobo, mostrándose siempre manifiestamente favorables a los controles poblacionales de la especie. Pero con estas directrices se les cae la careta conservacionista detrás de la que se esconden ante esa parte de la sociedad que sí lo es realmente.

Lo dicho: VERGONZOSO.

12 de octubre de 2022

Por fin están con nosotros


Hacía años que en todas mis salidas a Gredos no perdía la ocasión de identificar a todos los grandes planeadores que volaban por encima. Aunque fuera atento al suelo buscando indicios de mamíferos, o estuviera acompañando a los grupos de cabras monteses que se mueven por sus laderas con el fin de hacerles algunas fotografías, siempre miraba de reojo hacia arriba, por si tocaba la flauta. El fin de semana pasado sonó por fin.


Revisando un gran bando de buitres leonados (Gyps fulvus) y alguno negro (Aegypius monachus) que volaba sobre un collado cualquiera, y mientras algunos de ellos permanecían posados en una pradera, un bicho negro que en algún instante pareció tener la cola más larga de lo habitual nos llamó la atención. Lo seguimos con los prismáticos durante unos momentos sin poderlo identificar. Era muy oscuro y se confundía con el piornal en sombra sobre el que sobrevolaba; la pobre luz ambiente que provocaban las densas nubes de tormenta que nos estaban amenazando no ayudaba en absoluto. No me lo podía creer. Menciono casi con miedo un "parece un quebranta". Atentos a sus evoluciones, pasan unos pocos minutos de intriga, mientras nos da la sensación de que ... "vuela diferente al resto de buitres". Finalmente se recorta unos instantes contra las nubes y aquella silueta definitivamente disipó cualquier duda sobre la identidad de la rapaz. Se trataba de un juvenil de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).


Tras no perderlo de vista durante un rato más, y mientras lo estamos siguiendo con los prismáticos, por el rabillo del ojo veo que se cruza otra mancha oscura por el campo visual que resulta ser un segundo ejemplar de quebrantahuesos. ¡¡Dos quebrantas nos regalan durante media hora la sorpresa del día!! Es la primera vez que vemos esta especie que estuvo a finales del siglo XX a punto de extinguirse en nuestro país, aquí, en Gredos, en nuestra casa. Hoy, aunque su estado de conservación sigue siendo preocupante, la población se ha multiplicado después de años de esfuerzos humanos y económicos, en los que han colaborado numerosas instituciones y algunas empresas privadas, lo que aporta un rayo de esperanza.


Dos fechas quedarán marcadas en la historia del regreso del quebrantahuesos a las gargantas de Gredos. La primera será el 17 de mayo de 2022 cuando dos pollos de esta especie son trasladados desde el valle de Ordesa, donde han sido cuidados con mimo en unas instalaciones especiales desde su estado embrionario en el huevo. Ese 17 de mayo Galana -una hembra- y Risco -un macho- serán por fin los primeros ocupantes de los jaulones que conforman el hacking desde el que se adaptarán al entorno del lugar. La segunda fecha histórica, y si cabe más relevante, será el 16 de junio cuando las puertas de esas jaulas que han hecho las veces de nido en las alturas se abrieron definitivamente, dejando libres a estos dos exploradores de los vientos.


¿Serán estos dos ejemplares los que pudimos ver en aquel collado hace apenas unos días? Probablemente sí lo eran, aunque la distancia y la pésima luz que nos envolvía por aquellas nubes plomizas no nos permitieron distinguir ninguna marca alar de las que ahora identifican a los dos animales liberados, como si de su carnet de identidad se tratara. Damos la espalda a la cabezacera de la garganta y ponemos demasiado pronto rumbo al coche. La satisfacción de haber visto por fin nuestros primeros quebrantahuesos de la sierra de Gredos compensará el cansancio de la jornada y la rabia de no haber podido llegar hasta donde hubiéramos deseado por la amenaza de tormenta cuando ya habíamos superado casi todo el desnivel. La satisfacción ... y la emoción. No en vano el quebrantahuesos es una especie fetiche para mí, a la que he dedicado varios viajes exclusivos a Pirineos y de la que he disfrutado incluso en el Himalaya.

Hoy la biodiversidad de estas sierras es un poco más completa; estamos ya muy cerca de recuperar otra pieza perdida del puzzle. Con la llegada del lobo hace unos años, y el reciente desembarco del quebranta, Gredos es hoy un poco más Gredos. 

NOTA: Ninguna de las imágenes de quebrantahuesos que acompañan a esta entrada corresponde con los ejemplares vistos en Gredos, siendo fotografías realizadas en los Pirineos de ejemplares con un plumaje similar al observado en la sierra abulense.

29 de octubre de 2021

Quebrantahusos, el ave fénix

Toda una belleza en sí misma, una rapaz magnífica e increíble que no deja indiferente a ningún observador, pero además con facetas tan particulares en su comportamiento y biología que hacen de esta una especie que engancha. El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).


Este ejemplar adulto llegó al PAS (Punto de Alimentación Suplementaria) con un buen trozo de hueso en su garra derecha; ¡a saber de dónde lo traía! Aunque esta ave necrófaga es principalmente conocida por el gran público gracias a su peculiar alimentación osteófaga -a base de huesos que, hasta un cierto tamaño, llega a tragar sin mucho problema-, lo cierto es que no solo se alimenta de ellos. Ocasionalmente puede 
también vérsele comer directamente la carne de alguna carroña, pudiendo, incluso, cazar pequeños vertebrados, en ocasiones que no pueden dejar de ser consideradas como extraordinarias. A veces da la sensación de que se van a ahogar intentando engullir huesos de un tamaño considerable, pero no será así, una buena pata de cordero puede desaparecer sin problema por su gaznate, ayudados por unos movimientos característicos de su cuello.



Dado que su principal alimento lo obtiene de los huesos (tuétano, restos de carne adherida, tendones, sangre), a menudo suele entrar a la carroña cuando los buitres leonados ya se han marchado, interactuando con ellos menos de lo que cabría esperar, aunque por supuesto no siempre es así. Generalmente la base de su dieta está compuesta por carroñas de mamíferos domésticos (principalmente ovejas y cabras) y silvestres (rebecos, corzos, ciervos, zorros, conejos, ...), en menor medida por aves (perdices roja y nival, torcaces, tórtolas, chovas, urracas, ...) y muy esporádicamente reptiles (lagarto ocelado). Como muchos ya sabrán, cuando los huesos tienen un tamaño excesivo los llevan en sus garras hasta sobrevolar los famosos "rompederos", dejándolos caer entonces sobre las rocas para fragmentarlos. Según un análisis de 152 restos recogidos en la cordillera pirenaica, tanto en nidos como en rompederos, el 88% de su dieta estaría compuesta por mamíferos de mediano tamaño (sobre todo ganado ovino y caprino, pero también y en menor medida rebeco), el 7% por aves (en especial torcaces) y el 0'7% por algún reptil, no pudiéndose determinar la fracción restante. En otro estudio similar sobre 677 presas se estimó que el 93% de su dieta estaba constituida por mamíferos medianos con la misma composición que la determinada en el primer estudio indicado (ganado doméstico mediano principalmente, seguido de herbívoros silvestres -rebeco, jabalí, liebre, conejo, ...-), el 6% de aves y el 1% restante de reptiles. Además, es una rapaz que, aunque produce pocas egagrópilas debido a la descomposición total de los huesos durante la digestión, puede reciclarlas cuando estas son expulsadas, ingiriéndolas de nuevo, habiéndose comprobado incluso -en una oportunidad- cómo un individuo ingería una egagrópila de búho real. 


Lo que probablemente ya no sepa tanta gente es que pueden reservar los huesos sobrantes para ser ingeridos días o, incluso, semanas después, almacenándolos en diversos lugares. Con este fin utiliza los rompederos más frecuentados, nidos en desuso, posaderos querenciosos o alguna cueva rocosa ubicada en paredes verticales. Y si esta faceta de su conducta ha trascendido poco al gran público, tampoco mucha gente sabe de su comportamiento cleptoparásito. Pues bien, en un ave tan velera como esta y con la impresionante capacidad que tiene de maniobrar en el aire para hacer cabriolas, no nos resultará tan difícil imaginar, ahora que lo sabemos, el hostigamiento que en ocasiones realizan a otras aves en pleno vuelo para que suelten sus presas y, así, arrebatárselas. Águilas reales, alimoches, cuervos o chovas han sido vistos perseguidos por quebrantahuesos para intentar arrebatarles la comida que pudieran transportar. No obstante, estos comportamientos, sin llegar a ser cotidianos, lo son un poco más en los jóvenes e inmaduros que en los adultos.



Otra peculiar característica que llamará poderosamente la atención de cualquier naturalista sobre esta especie es la compleja evolución de su plumaje hasta que alcanza el definitivo de adulto, rozando los 7 años de edad. Este proceso puede ser descrito en varias fases diferentes, que vamos a ver a continuación acompañadas de algunas fotografías para una mejor comprensión.

Los animales de primer año, o de fase 1.1, como el ejemplar de las dos fotografías siguientes, son los denominados "juveniles". Teniendo en cuenta que dichas fotografías están obtenidas en septiembre, nos encontramos con un pollo nacido en la primavera de ese mismo año (marzo-abril) es decir, de un individuo de unos 5 o 6 meses de edad o, lo que es lo mismo, de primer año calendario, que no es lo mismo que de primer año biológico. Sus colores son muy oscuros, casi negros, con un moteado clarito en las partes ventrales del cuerpo (lo que se aprecia mejor en la segunda imagen, donde el ave está volando) y en las calzas. Bastantes plumas cobertoras son blancas, en fuerte contraste con el resto del ala y, aunque apenas se aprecia en estas tomas por la posición, en la espalda presentan una especie de escudo blanco con forma de "V", próximo al cuello. La cabeza es muy oscura todavía, y la bigotera es solo incipiente, muy pequeña aún. Por su parte, el iris de sus ojos es bastante grisáceo, mucho menos claro y llamativo que el de las fases posteriores.


En la siguiente imagen vemos a un "joven" de año y medio de edad, es decir, de 2º año calendario, puesto que está fotografiado también en septiembre. Esto lo incluiría en la fase 1.2, con pocas diferencias respecto de los pollos del año, pero significativas. Por un lado, podemos ver claramente que el iris del ojo se ha aclarado bastante, siendo en este ejemplar mucho más llamativo. Además, ha perdido casi por completo el moteado de las partes inferiores y calzas (alguna mota se le nota todavía en estas últimas), así como el escudo dorsal blanco, que se ha vuelto muy difuso (y que aquí tampoco podríamos apreciar por la perspectiva de la imagen). Las numerosas plumas cobertoras blancas que salpicaban al ejemplar anterior casi han desaparecido en este otro espécimen. La bigotera por su parte, está más desarrollada.




Aquí os presento ahora a Paola, una hembra que contaba con una edad de 2'5 años (fase 2.1) en el momento de hacerle la fotografía de debajo, es decir, de tercer año calendario, o lo que denominaríamos un ejemplar "inmaduro". Esta hermosa señorita había nacido en 2010 y fue marcada el 9 de noviembre de 2011 en las gargantas de Escuain (Huesca). En ella podemos observar varias diferencias en comparación con la librea del joven anterior. Por ejemplo, observamos que las plumas de la cara se le empiezan a aclarar, además de que el contraste de la cabeza y cuello negros con los tonos marrones más claros del pecho y partes inferiores ha aumentado notablemente. En esta ocasión podemos comprobar cómo gran parte de estas plumas de las partes inferiores están teñidas de naranja por los conocidos baños ferruginosos de los que disfrutan a menudo, pero no tiene porqué ser necesariamente siempre así. El iris ya es blanco amarillento del todo y, por lo tanto, mucho más llamativo que un año antes, junto al conspicuo anillo rojo esclerótico. Aunque no se pueda apreciar en esta posición, el escudo dorsal blanquecino ya ha desaparecido por completo a esta edad.

En la actualidad Paola está establecida como territorial y reproductora en la provincia de Huesca, contando ya con más de 11 de años de vida, siendo en 2020 la última vez que se obtuvo alguna referencia de su localización.




Las dos fotos siguientes corresponden a dos ejemplares "subadultos" (fase 2.2) de 4º año calendario. La cosa va cambiando, ¿no? Estos dos ejemplares ya tienen una librea que se acerca bastante a la definitiva de los adultos. El mayor cambio respecto de la fase anterior quizás sea el color de las plumas de cabeza y cuello, que han dejado de ser negras casi por completo para volverse más o menos blancas. Este plumaje negro que presentaban en las fases previas a modo de capucha se va aclarando progresivamente, manteniéndose en la base del cuello durante más tiempo; así, cuello y cabeza se salpican aún con algunas plumas oscuras. Estamos hablando, pues, de un plumaje de transición al definitivo. Aunque aún tienen que aclararse mucho más, los tonos generales de partes inferiores y calzas son también más claros que en las fases previas. Aunque al ejemplar de la primera de estas dos fotos de fase 2.2 apenas se le aprecian las clásicas plumas grises con el raquis blanco en espalda y alas, al segundo ejemplar sí que se le pueden observar mucho más evolucionadas, fácilmente diferenciables en la articulación del ala.




Los ejemplares denominados "adultos imperfectos" corresponden a individuos de 5 o 6 años calendario. Son identificados como de fase 2.3 y a cierta distancia no son fáciles de distinguir de los adultos. Como podemos observar, a pesar de que pareciera un plumaje definitivo, lo cierto es que presenta numerosas imperfecciones. Por ejemplo, aún mantiene bastantes plumas escapulares y supracobertoras de tonos marrones -típicas de los subadultos- mezcladas con las clásicas plumas pizarrosas propias ya del plumaje de definitivo, tan chulas con el contrastado raquis blanco. Por su parte, en las partes inferiores (pecho, vientre y calzas) también se mantienen aún algunas plumas oscuras que vienen a "ensuciar" la apariencia cremosa de estas partes del animal.   



¿Y qué se puede decir ya de este bellezón ahuecando sus plumas? El "adulto" corresponde a la fase 3, y son animales de 7 años calendario o más. Aquí ya observamos que todas las plumas superiores se han vuelto de color gris ceniza por completo, con los raquis de cada pluma blancos, lo que produce un dibujo espectacular de rayitas contrastadas sobre un fondo de pizarra. Ha desaparecido cualquier rastro de plumas marrones. La coloración de la cabeza y las partes inferiores puede oscilar entre el blanco y el naranja, en función de la cantidad y frecuencia con las que el individuo realice los famosos baños cosméticos en lodos ferruginosos, pudiéndolo comprobar comparando los tonos de este ejemplar con los de otras imágenes de esta misma entrada. De hecho, el blanco o crema es el color real de las plumas de las partes inferiores del quebrantahuesos. Así, este ejemplar, por ejemplo, tiene principalmente teñidas de naranja las plumas de la garganta, que serían del mismo tono crema que el resto del plumaje si no estuvieran tiznadas. Algunos individuos presentan, además, un fino collar negro, más o menos cerrado y marcado, en el pecho.



La reproducción será, sin duda, otra cuestión en la vida del quebrantahuesos que sorprenderá a más de uno, abarcando un amplio período de tiempo que puede superar el año hasta la completa independencia de los pollos: la emancipación definitiva puede suceder en diciembre o enero cuando los progenitores ya están incubando nuevamente. Como otras grandes rapaces, el quebrantahuesos es muy territorial, defendiendo de otros congéneres un espacio de entre 100 y 300 kilómetros cuadrados, y situándose los nidos entre parejas a distancias que pueden oscilar entre los 3 y los 28 kms. En este territorio la unidad reproductora puede mantener varios nidos que usa de manera alternativa. Estos suelen estar ubicados en oquedales o repisas muy bien protegidas de las inclemencias meteorológicas, en paredes más o menos inexpugnables de áreas montañosas bastante agrestes, no en vano se trata de una rapaz muy ligada a la alta montaña, viviendo en, entre otras cordilleras, el Himalaya, el Karakorum, el Hindu Kush, el Cáucaso o los Alpes, lo que nos hará comprender la enorme adaptación que presenta a las difíciles condiciones ambientales de las grandes alturas. 


En ellos ponen uno o dos huevos, aunque el importante número de días existente entre la puesta del primero y del segundo (de entre 5 y 9, con una media de 6 días) y que los progenitores comiencen siempre a incubar desde la puesta del primero de ellos, suele hacer que el desfase acabe, más pronto que tarde, con la muerte del más pequeño como resultado de la inanición o las agresiones de su hermano mayor. Este hecho ha sido aprovechado por los equipos de biólogos y veterinarios que trabajan en la conservación de la especie para la extracción de uno de los huevos de algunos nidos con destino a los programas de recuperación y reintroducción, siendo incubados artificialmente y alimentados por el hombre hasta sus primeros vuelos, y posteriormente mediante los ya conocidos comederos (PAS). Mediante una técnica denominada "hacking" -hoy en día con unos protocolos muy elaborados- se cría a los pollos en instalaciones adecuadas sin contacto visual con el ser humano, siendo posteriormente trasladados a grandes jaulones ubicados en plena montaña en aquellas áreas o regiones que se quieren repoblar. Aprovechando la filopatría que presenta esta rapaz, es decir, la tendencia a establecerse de un modo definitivo y reproducirse en las zonas donde el individuo ha nacido y/o crecido, los animales criados artificialmente por el hombre regresan a estas montañas años más tarde, cuando alcanzan la madurez sexual a partir de los 7 años de vida. De este modo la especie ha regresado, con nuestra ayuda, a Cazorla y Picos de Europa.


En la actualidad el seguimiento y la monitorización de la especie en Los Pirineos está aportando valiosa información sobre los patrones de dispersión, las áreas importantes de alimentación o los peligros a que se enfrentan, por ejemplo, lo que resulta necesario para poder atajar los problemas que puedan afectar a la especie y gestionar cualquier situación. Debajo podemos ver a María, una hembra nacida en la primavera de 2011 y marcada el 7 de julio del mismo año en las gargantas de Escuain (Huesca), que portó además un arnés GPS durante 20 meses (en la primera de las fotos se le aprecia la antena emergiendo de las plumas de su espalda, y en la segunda se ve el propio dispositivo), hasta que dejó de emitir en febrero de 2013. La pude fotografiar en septiembre de 2012, por lo que presentaba el plumaje propio de un individuo de año y medio de edad (fase 1.2, 2º año calendario). Tres años después de que yo le hiciera estas y otras cuantas fotografías no muy lejos del lugar de marcaje, murió en septiembre de 2015 en el Pirineo francés, al chocar contra el tendido eléctrico que une Bujaruelo, Gavarnie y Gedre, también a muy pocos kilómetros de distancia de donde posó para mí.



Son aves generalmente monógamas, pero en Los Pirineos se dan con una cierta frecuencia poliandrias, o lo que es lo mismo: tríos reproductores compuestos por un par de machos y una hembra. En 1997 y 2003 se localizaron en la misma cordillera sendos grupos reproductores compuestos por cuatro ejemplares (tres machos y una hembra), y en otra ocasión se identificó un trío poligínico -dos hembras y un macho-. Aún no existe un consenso sobre los motivos que provocan estos casos de reproducción colaborativa o poliándrica, pero, dado que van aumentando con los años al mismo tiempo que lo hace el número de individuos en zonas consideradas óptimas, pudiera estar relacionado con la saturación de los mejores territorios, que son donde se concentran las mayores densidades de la especie. Otra opción que se baraja es que sea una estrategia de los machos "subordinados" relacionada con la consecución de un territorio adecuado y la posibilidad de heredarlo en el futuro, más que con la reproducción en sí misma. O lo que es lo mismo, con la adquisición de un territorio con recursos tróficos suficientes que aseguren su supervivencia, siendo la propia reproducción algo, quizás, secundario.


Poder ver llegar a estas bestias pardas de frente, con esos ojos que parecen te miraran a ti en vez de al punto donde van a posar sus garras en el borde del roquedo, es un privilegio. Y lo es no solo por la hermosura que derrocha el animal y que nadie puede discutir, sino por el estado crítico de conservación en el que se haya. Los pocos ejemplares con que cuenta la especie en Europa (en 2020 el IREC-CSIC estimó para el conjunto de Los Pirineos -Francia, Andorra y España- unas 180 unidades reproductoras), y los escasos lugares en donde los podemos observar de manera habitual en nuestro país son los culpables de que disfrutar de su presencia no tenga precio. La especie llegó casi a extinguirse a mediados del siglo pasado como consecuencia de la pérdida de hábitat, los tendidos eléctricos y el paulatino abandono de la ganadería extensiva tradicional, pero sobre todo por el uso del veneno y la persecución directa mediante la caza. Una vez más no podemos por menos de hacer notar que la actividad cinegética está detrás, de una manera o de otra, de las situaciones críticas en la que se encuentran actualmente muchas especies ibéricas (oso, lince, grandes rapaces, visón europeo, avutarda, sisón, urogallo, perdiz pardilla, cigüeña negra, cerceta pardilla, malvasía cabeciblanca, pardela cenicienta, foca monje, marsopa común, ...), cuando no directamente de la extinción de otras, recuérdese el cercano caso del bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica), por ejemplo, que habitaba las mismas montañas que hoy recupera el quebrantahuesos, o el sangrante y vergonzante para toda la humanidad de la norteamericana paloma migratoria (Ectopistes migratorius), que pasó en menos de un siglo de contar con ¡¡miles de millones!! de individuos -algunos bandos llegaban a oscurecer el cielo a su paso- a la completa extinción. 


En la actualidad, gracias a los grandes esfuerzos económicos y humanos dedicados a su recuperación podemos decir que el quebrantahuesos ha mejorado notablemente su estado de conservación, aunque no podemos cantar victoria, ni mucho menos. De hecho, continúa habiendo diversos factores que nos obligan a ser prudentes. Por ejemplo, el aumento del uso del veneno en nuestros campos debe alarmarnos seriamente, así como la saturación de las mejores regiones montañosas. Esto puede estar detrás precisamente del aumento en los últimos años de esos grupos reproductores poliándricos, hasta constituir el 27'8 % de las unidades reproductoras en el año 2018, algo que décadas antes era mucho más anecdótico, o quizás incluso inexistente si retrocedemos más aún en el tiempo. La marcada dificultad que tiene la especie para expandirse a nuevos territorios debido a la ya mencionada filopatría, así como su pobre éxito reproductor hacen que los avances sean demasiado lentos. Si bien los ejemplares alcanzan la madurez sexual con 7 años de edad, lo cierto es que las parejas reproductoras generalmente no sacan adelante ningún pollo hasta, al menos, los 11 años de vida; a veces incluso más aunque hayan existido intentos previos de nidificación, con cópulas incluidas. Pero, además, un número muy importante de parejas tampoco sacan adelante ningún pollo en muchas de las temporadas reproductoras. Muchos de los huevos no son fértiles, lo que con toda probabilidad deriva de la baja variabilidad genética de la especie, tras superar el cuello de botella genético de los peores años del siglo pasado. Conseguir intercambio de ejemplares entre las distintas poblaciones existentes en Europa, Oriente Medio y Asia de la subespecie que habita en estas regiones -G. b. barbatus según algunos autores, G. B. aureus según otros, y una sola especie según terceros investigadores en base a análisis genéticos- redundaría en beneficio de la misma en todos los aspectos. Esto implicaría acuerdos de colaboración entre países, algo que no siempre resulta sencillo.


El futuro de la especie es más halagüeño que el de hace cuarenta años, es cierto, pero ... factores estocásticos podrían hacernos retroceder con rapidez lo que nos ha costado medio siglo recuperar. Sin ser pesimistas, hay que ser, no obstante, prudentes ante euforias anticipadas.

Profundizando en la evolución reciente del quebrantahuesos, podremos ver que la especie ha recuperado tanto número de territorios, como espacio geográfico, ejemplares reproductores y población total. Si bien esto es motivo de satisfacción, no es menos cierto que hay señales que hablan de una importante ralentización en los avances. Pero primero los datos. El primer censo del que yo tengo referencia data de 1979 cuando Rafael Heredia estimaba en 19 las parejas reproductoras en la fachada española de los Pirineos. Como podemos adivinar todos, se trata de una cifra críticamente baja para la salud genética de la especie, lo que al final puede ser determinante en su evolución a medio y largo plazo. Por aquella época aún se dejaban ver por Cazorla algunos individuos y, puesto que el último ejemplar de la zona murió envenenado en 1986, es fácil suponer que aún a finales de los 70 existirían algunos episodios de reproducción en Andalucía. En 1988 las CCAA pirenaicas realizaron censos de la especie con metodologías comparables que identificaron 25 unidades territoriales (UT) con, al menos, 18 reproducciones (UTR). 30 años más tarde, en 2018, fueron 126 UT con, por lo menos, 86 UTR. El aumento es patente y habla de un cierto éxito de la Estrategia de Conservación del Quebrantahuesos en España, aprobada por el gobierno español en 2000.


Sin embargo, siempre hay algún pero: hay tres indicadores que nos hacen contener el entusiasmo. En primer lugar, se viene observando una ralentización en el incremento de la fracción (el porcentaje) reproductora de la población, lo que puede estar provocando a su vez ese aumento del número de unidades familiares poliándricas, como ya apuntábamos más arriba, las llamadas "unidades de cría cooperativa" por los expertos. Este dato lo obtenemos del bajo número de UTR (86) del total posible (126), porcentaje sin duda muy bajo. En segundo lugar, esto sucede a pesar del aumento del número de ejemplares adultos, o dicho de otra manera: hay más adultos pero el porcentaje de ellos que se reproducen del total de la población se ha reducido. Y en tercer y último lugar, ha disminuido la productividad de las parejas reproductoras. En base a los datos registrados en 2018 la productividad fue solo de 0'33 pollos volados por UT/año, con un éxito reproductor de 0'47 pollos volados por cada UTR que inicia la puesta (86), y con una Tasa de Puesta que se viene manteniendo en 0'68 % de las UT.


El resultado de todo esto es que el número de pollos que vuela cada temporada se viene manteniendo estable a pesar del aumento de unidades reproductoras, lo que deriva en el envejecimiento de la población al ser una especie con tasas de supervivencia muy elevadas y muchos años de vida, así como una muy baja fecundidad. La baja capacidad dispersiva de la especie cuando llega el momento de reproducirse provoca el aumento de las densidades, su saturación e incide en la disminución de dicha fecundidad. 

En resumen, podemos decir que desde que se aprobara la Estrategia para la Conservación del Quebrantahuesos en España en 2000, se ha podido comprobar que el crecimiento anual del número de territorios se ha ralentizado, que el éxito reproductor y la productividad han disminuido, y que la tasa de puesta no varía.

¡¡Menudo cóctel!!

Como vemos, la especie seguirá siendo merecedora de un meticuloso seguimiento durante mucho tiempo, así que ... desconfiad de los datos fríos tan optimistas que a veces nos llegan desde instituciones implicadas en su conservación y que mueven tanto dinero. Hablar solo del número total de individuos puede ser una manera efectiva de maquillar una situación real bastante menos optimista, o una manera burda de ponerse medallas para justificar las inversiones realizadas. Sería muy deseable, además de justo, que públicamente se informe al ciudadano tanto de los avances como de los problemas respecto del estado de conservación de esta y otras especies para las que se dedican tantos y tantos esfuerzos humanos, así como recursos económicos públicos.

Volver a disfrutar de esta hermosura emplumada sobre los cielos de todas nuestras montañas ibéricas depende en parte de nosotros, de que cuidemos de nuestros ecosistemas alpinos y de que sepamos aprovechar esta nueva oportunidad que nos ha brindado la especie que, como un ave fénix, parece haber renacido de sus cenizas, cuando su extinción parecía ya inminente. El buitre águila, el buitre barbado, el buitre de barro, ... el ave fénix. La rapaz más hermosa de Europa.



7 de febrero de 2018

Fotografía y conservación

Quien leyera mi post de 28 de junio pasado, titulado "Más allá de las cifras", comprenderá perfectamente que la actividad cinegética es uno de los grandes problemas a los que a de hacer frente la vida salvaje en España y, por extrapolación, también en casi cualquier otro país del mundo. Sin embargo, se hace evidente que la caza deportiva, aquella que se practica por mera y simple diversión, es solamente uno más de las graves incertidumbres que afectan a la biodiversidad del planeta. Contaminación, sobre-explotación de los recursos naturales, incendios forestales, desertización, calentamiento global, pérdida de hábitats, invasión de especies exóticas, etc. son solo algunas de las formas que toma la destrucción medioambiental relacionada directamente con la acción del hombre, sin lugar a dudas la especie animal más alteradora que nunca haya existido sobre la faz de la Tierra.


Remediar esta deriva a la que arrastramos al planeta se me antoja imposible, toda vez que en mi pesimista fuero interno soy un obcecado convencido de que nuestra delirante especie ya no tiene remedio. Sin embargo, también creo que es nuestra obligación intentar paliar, ralentizar o aminorar la velocidad a la que destruimos nuestra casa, quizás con la vana esperanza de que una lúcida generación futura comience a "pensar" con la cabeza, antes de que la situación sea irreversible.

Bueno, la realidad es que no sé si es nuestra obligación, como decía antes, o si es simplemente por puro egoísmo personal, para así poder morirnos con la conciencia tranquila de que nosotros al menos lo hemos intentado, de que hemos sido más parte de la solución que del problema. Sea como fuere, mientras asistimos impasibles a la sexta extinción masiva del planeta (y no lo digo yo, lo dice más de un científico), causada precisamente por las múltiples acciones combinadas del hombre, desconocemos aún si esa irreversibilidad ya ha llegado para quedarse o de si aún estamos a tiempo de salvar los muebles. Y mientras exista una oportunidad, cada granito de arena que aportemos será de una valiosa ayuda.


Entonces ... ¿cómo girar 180º esa deriva destructiva (y auto-destructiva, no lo olvidemos) en la que nos vemos inmersos? Hay consenso en afirmar que solo hay una forma de hacerlo: cambiar la sociedad. ¡Ahí es nada, eh!. A mí se me antoja imposible, sí, pero... habrá que intentarlo por si acaso no hemos aún cruzado la línea sin retorno, esa en donde ya no hay marcha atrás. ¿Y con qué herramientas contamos entonces para intentar cambiar la sociedad del futuro? pues tampoco descubro nada si hablo del binomio "información-educación". Estas son las dos cuestiones fundamentales para atraer al ciudadano a un cambio de actitud; constituyen la clave. ¿Cuántas veces hemos tirado del mantra, ¡tantas veces repetido!, de que no se cuida lo que no se ama, y no se ama lo que no se conoce? Pues para proteger hay que tener primero información veraz que nos empuje hacia ese cambio de actitud tan necesario, que nos incite a la responsabilidad global, al egoísmo de querer salvar este planeta del que dependemos; tenemos que
re-educarnos, en definitiva. Y es en este punto donde, en segundo lugar, la imagen cobra una relevancia que nada tiene de superficial; donde el retrato y la estampa entran en juego de un modo, a mi entender, muy relevante, ya que para amar algo lo primero que tienes que hacer es verlo. Por mucho que nos duela a los ya concienciados, para el gran público la información está vacía si no le ponemos un icono que le dé forma. Sí, ya lo sé, es de una simpleza vergonzosa, pero es que nosotros, los que somos capaces de curar enfermedades o enviar a un congénere a la luna y luego traerlo de vuelta a casa, somos así de simples.


Un ejemplo: los que somos de esa generación que creció amando a los proscritos lobos ibéricos, pegados al televisor cada semana viendo los programas de un visionario llamado Félix Rodríguez de la Fuente, sabemos a lo que nos referimos, pues ya nos embrujaban esos animales tan parecidos a nosotros aunque nunca le habíamos visto las orejas a uno de ellos en el campo, y ni por asomo pensábamos que algún día fuéramos a ser capaces de hacerlo. Amamos los lobos gracias a que sus ojos de color miel nos habían hipnotizado a través del televisor en aquellos documentales que inundaban nuestros hogares. Aquello, unido a la propia pasión que aquel personaje inolvidable transmitía fueron fundamentales para que una sociedad española que aún utilizaba los términos "alimaña" o "aves de rapiña" cambiara en aquellos años intensos y se convenciera mayoritariamente de la necesidad de conservar nuestra fauna y nuestra tierra. La imagen como concepto general constituye, pues, una herramienta verdaderamente útil para cambiar conciencias. Y por el mismo motivo también nuestras propias fotografías, ¿por qué no?. Quizás en muchos de los casos solo las de aquellos que nos rodean, las de quienes alcanzan a verlas en nuestros reducidos ámbitos familiares o profesionales; pero quizás también más allá de nuestro círculos más cercanos gracias a revistas, concursos, blogs y redes sociales.

Sí señores, desengañaos, es la imagen la que remueve conciencias cuando en los telediarios vemos una escena trágica, porque si no hay una imagen impactante detrás de lo que cuenta el presentador ni nos inmutamos, lo habremos olvidado en cuanto comience a hablar de la siguiente noticia. Las palabras quedan vacías y la información queda hueca sin la instantánea del sufrimiento y la destrucción, o sin la foto de la belleza y la hermosura de la vida. Es así de triste porque somos así de patéticos. Las palabras se las lleva el viento. La imagen perdura.


La imagen, sí, incluyendo también nuestras fotos -algo que repetiré hasta la saciedad-, pueden ser fundamentales para que quienes nos rodean sean conscientes de la necesidad de preservar esos seres o paisajes que fotografiamos. Es por ello que la fotografía de naturaleza se convierte en un utensilio importante para "educar" en esa cultura de la conservación. A niveles generales, globales, es algo que nadie discute, y que entidades de diferente índole conocen muy bien, haciendo uso (y abuso) de ella en sus campañas.

¿Pero por qué son tan útiles las imágenes? pues porque enlazan directamente con la última parte del mantra, aquella que dice que "... solo se ama lo que se conoce", ¿recordáis?. Y es que, amigos, para amar algo que no tienes a tu lado, algo que no tienes al lado mismo de tu casa y que puede ser tan lejano como las selvas de Borneo destruidas por los cultivos de palma, lo tienes primero que ver, lo tienes que conocer visualmente para darle sentido a toda esa información que puedas obtener desde otros ámbitos. La sociedad tiene que verlo con sus ojos, tienen que ver su belleza para que le interese su conservación. Mirar ese paisaje o el brillo de los ojos de un ser vivo, y pensar que existen y que merecen ser protegidos y cuidados; mimados. No basta, no es suficiente con saber que un pequeño mustélido necesita nuestra ayuda porque está a punto de extinguirse, hay que verlo, conocer sus costumbres, sus movimientos, el brillo de su pelaje, su forma, y el color de sus ojos llenos de vida. No es suficiente con saber que quedan apenas un puñado. No lo es para nuestra sociedad anestesiada.


La información es imprescindible porque justifica la conservación, porque la hace imperativa, porque hace un relato empírico de la necesidad de cuidar nuestro planeta, protegiendo sus paisajes y a los seres vivos que en él habitan, con datos que nos demuestran su importancia y su necesidad. Pero la información es fría, no transmite amor o empatía a quien no está ya previamente vinculado anímicamente con el problema. La imagen sí lo hace, conecta con el espectador, y eso es lo que le otorga tanta importancia, porque nos motiva para conservar lo que nos rodea, tocando nuestra fibra sentimental, anímica, afectiva. Información e imagen no son, pues, nada el uno sin el otro, no serían suficientes por sí solos para cambiar una sociedad, se necesitan mutuamente.

Los necesitamos a ambos para educarnos.


NOTA: Todas las imágenes se presentan en su formato original, sin ningún tipo de recorte o reencuadre.

26 de septiembre de 2012

El buitre-águila (Gypaetus barbatus)

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) es, sin ningún género de dudas, una de las aves más espectaculares y bellas de nuestra geografía. El imponente aspecto que mantienen los adultos cuando se encuentran posados no deja indiferente a ningún observador, ni tampoco su penetrante mirada, resaltada por un anillo esclerótico de intenso color rojo que rodea un bonito iris blanquecino.

Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/400 sg. 200 ISO.


Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 7.1 - 1/400 sg. 200 ISO. Recorte de una imagen mayor.

Su nombre científico deriva de los vocablos griegos "gyps" y "aetos" que significan respectivamente buitre y águila, lo que viendo a uno de estos animales de cerca no puede parecernos más acertado. Con su aspecto velero y larga cola, sus colores contrastados y llamativos, y su gran pico ganchudo podría parecernos fácilmente una especie de águila. Por el contrario, sus gruesas y toscas garras delatan su ineficacia para la caza, lo que se ve confirmado atendiendo a su alimentación, siendo esta, además, una de las características que más llama la atención, pues es la única ave osteófaga del planeta. Los huesos, que constituyen la base de su dieta una vez tienen el tamaño adecuado -lo que a veces consiguen dejándolos caer sobre los conocidos "rompederos"- son tragados enteros, sin contemplaciones y con una facilidad asombrosa.

Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 5.6 - 1/1250 sg. 400 ISO.





Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/500 sg. 200 ISO. Imagen re-encuadrada.

Otro rasgo distintivo de esta especie es su bigotera, constituida por finas plumas a modo de pelos en las partes superior e inferior del pico, y que justifica suficientemente el apellido "barbatus", palabra latina muy descriptiva.



Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 5.6 - 1/500 sg. 200 ISO. Pequeño recorte de una imagen mayor.

Puestos a buscar más curiosidades que hacen de esta rapaz un ave, si cabe, más peculiar todavía, nos fijaremos en la costumbre relativamente frecuente de constituir unidades familiares compuestas por dos machos y una hembra (tríos poliándricos). O su costumbre de bañarse en aguas ferruginosas que tiñen su plumaje de un típico color anaranjado más o menos intenso, ya que su color real es el marfil o crema, casi blanco.



Ejemplar con una coloración muy clara.
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/320 sg. 200 ISO.



Ejemplar con la coloración típica anaranjada.
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/320 sg. 200 ISO.

Su madurez sexual tiene lugar a los 7 años de edad, y desde que nace hasta que la alcanza pasa por varios estadíos de plumaje muy distintos. Nosotros los resumiremos en tres, aunque cada uno de ellos puede ser dividido además en otros, en función de sus mudas. Se consideran juveniles hasta los 3 años, subadultos con 4 y 5 años de edad y finalmente adultos los de 6 (imperfectos) y 7 años en adelante.

 Juvenil de menos de una año de edad, con el típico moteado blanco y el iris del ojo grisáceo.
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/320 sg. 200 ISO.

 María, de algo más de un año de edad, sin el moteado blanco de las plumas ventrales y el iris ya muy claro. 
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 5.6 - 1/320 sg. 200 ISO.

 La hembra Paola, juvenil de tres años de edad, con el vientre marrón y la bigotera más desarrollada. 
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 5.6 - 1/320 sg. 200 ISO.



Subadulto de 4-5 años. 
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 8 - 1/200 sg. 200 ISO.

Fotográficamente hablando, podemos decir que sería casi imposible fotografiar a esta especie posada en una "carroñada" libre y sin controlar, al menos para los que residimos lejos de sus montañas. O por lo menos lo es sin un empleo de tiempo y esfuerzo desproporcionados. Esto es así tanto por los controles administrativos que se mantienen para velar por su conservación y protección, como por la amplitud de sus territorios de campeo. La opción realista son los muladares ya existentes, gestionados por las administraciones autonómicas o algunas entidades privadas. En el Pirineo español existen varias opciones. En Lérida encontramos la posibilidad de utilizar el hide de la empresa Photo Logistics, o el situado en el cebadero de Boumort dependiente de la Generalidad de Cataluña o el de Jordi Canut en Buseu. Por su parte, en Aragón localizamos el emblemático hide del Cebollar, en Torla, del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA).






Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/400 sg. 200 ISO.

Todas las imágenes de este post están realizadas en este último Punto de Alimentación Suplementaria (PAS), del que sólo puedo hablar excelencias. Los fondos son extraordinarios, y las luces muy buenas, con contraluces interesantes por la mañana y cálidos rayos de sol por la tarde. La distancia máxima a la que se posan en el borde del cantil ronda los 25 m., aunque pueden situarse más cerca del hide. Por ello un 500 mm montado sobre algún cuerpo con factor de multiplicación puede llegar a ser una lente demasiado potente para hacer tomas completas del animal con algo de aire alrededor. Lo que sí es seguro es que para realizar entradas volando no es muy práctico por el poco espacio de maniobra y tiempo de reacción que tendremos desde que aparecen en los laterales de nuestro ángulo de visión -emergiendo tras unos pinos- hasta que se posan. Una focal algo menor o un zoom aumentarán exponencialmente nuestras posibilidades de hacer buenas entradas. Habitualmente aquí podremos hacer fotografías de quebrantahuesos, buitre leonado y cuervo. A veces también de águila real e incluso buitre negro y zorro, siendo además el alimoche comensal habitual durante la época del año adecuada.

 Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 5.6 - 1/250 sg. 200 ISO.


Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 6.3 - 1/160 sg. 200 ISO.





Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, f 5.6 - 1/250 sg. 200 ISO. Recorte de una imagen mayor.

El permiso se solicita al INAGA a finales de año. Hay que estar atentos para no perder la oportunidad. Por ejemplo, para la temporada 2012 las condiciones aparecieron publicadas en el Boletín Oficial de Aragón a primeros de octubre de 2011 y se solicitaron entre el 2 de noviembre y el 16 de diciembre de ese mismo año. Se concedieron un total de 11 autorizaciones para un periodo comprendido entre primeros de abril y finales de noviembre, por escrupuloso sorteo público. Cada permiso es válido para tres de los cinco días laborables de una semana -de lunes a viernes-. Una vez se ha tenido la fortuna de estar entre los 11 autorizados, se confirma la aceptación de la semana otorgada en el sorteo y se pasa a pagar las tasas. Cada solicitante puede incluir a un compañero en el permiso. Ya sólo resta tener suerte con el tiempo y los animales. Sobre el terreno, el buen hacer y profesionalidad de los Agentes de Protección de la Naturaleza que organizan los aportes de comida está asegurado, siendo exquisito el trato con los fotógrafos y encomiable su interés porque marchen de Torla con la satisfacción de haber pasado unos días perfectos y de haber obtenido buenas tomas de esta belleza que es el quebrantahuesos.