Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.
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16 de diciembre de 2021

Una década ya

Hace tan solo dos días el calendario marcó otro catorce de diciembre y, como cada catorce de diciembre de los últimos diez años, yo celebro la onomástica de este modesto cuaderno de bitácora que ahora tienes en tu pantalla. ¡Diez años ya desde el inicio!, se me va haciendo mayor la criatura.

El caso es que en estos tiempos que corren en los que las redes sociales han impuesto la tiranía de la inmediatez, de la apariencia y el postureo, mantener un blog en el que hay que "perder" un tiempo precioso -que parece que ninguno tengamos- en leer un texto de más de cinco renglones parece una heroicidad. Vivimos tiempos en los que el despotismo de la superficialidad ha sido asumido por la sociedad; su frivolidad se ha vuelto dictadura y lo pueril se ha convertido en su fachada. Es la trivialidad de la apariencia y del "aquí y ahora" frente al pensamiento crítico y pausado. Así, la información de ahora mismo habrá desaparecido del pensamiento de la gente tan solo unas horas después (o unos minutos), cuando no sustituida por mentiras que no por viralizarlas miles veces acabarán convirtiéndose en verdades. El "año horribilis" del que hablaba en mi anterior onomástica nos lo ha demostrado. No somos más humildes que antes de la pandemia. Ni más solidarios, ni más responsables. Desde luego no somos más buenos. Los aplausos han dado paso demasiado rápidamente al egoísmo de siempre. Haciendo gala del sarcasmo, no somos, pues, mejor sociedad, solamente una sociedad más vacunada que la africana.

Han pasado otros doce meses y ya hemos comprobado cómo el sufrimiento que hemos padecido y seguimos padeciendo no nos ha hecho una sociedad más generosa y fraternal, lo que ya advertí yo desde el primer momento, cuando muchos ingenuos llegaron a pensarlo. Siento ser tan pesimista respecto del ser humano. Por eso este modesto blog (y otros cuantos que sobreviven en la esfera virtual) espera seguir mostrando lo humano y lo villano de nuestro tiempo -que es como decir de nosotros mismos-, la belleza y la fealdad de nuestro mundo y nuestra sociedad, lo afable y lo malicioso, lo justo y lo inmoral. Y espero poder seguir haciéndolo compartiendo mi visión personal junto con información veraz y contrastada; y lo que es igual de importante, sin prisas, pausadamente, tomándome el tiempo necesario, obstinándome en no claudicar frente a la inmediatez y la apariencia.

Y es la naturaleza para mí ese espejo en el que la sociedad refleja todo lo bueno del ser humano y todo lo malo. Como cada año, de los últimos diez, celebraré la onomástica de Cuaderno de un Nómada recordando doce fotografías de parte de los trabajos realizados en estos últimos meses con esa fauna que tanto me alivia el alma, de esas criaturas con las que compartimos el planeta que estamos destruyendo, de esos seres que consiguen que me cicatricen las heridas. Doce imágenes que son doce recuerdos, sanadores e imborrables.












25 de septiembre de 2015

Entre caozos y marmitas V: los vecinos

Por fin hace acto de presencia una especie emblemática que con un poco de perseverancia nunca falta a la cita en este apartado recoveco de la provincia salmantina. Llega silenciosa con un planeo suave una primera cigüeña negra (Ciconia nigra), y posteriormente observamos el aterrizaje en la poza de un segundo ejemplar, ambos inmaduros y probablemente hermanos. Acto seguido comienzan a rastrear con el pico en las aguas verdes con un repetitivo movimiento de sus cabezas y al tiempo que van avanzando con sus largas patas. De vez en cuando realizan unas aperturas bruscas de sus alas, que suponemos les servirá de alguna manera en la captura de sus presas. Hasta que no han pasado un par de horas de incesante actividad predatoria, no nos percatamos de la presencia en el mismo caozo de un tercer ejemplar, inmaduro al igual que los anteriores. Las grandes piedras y el bajo nivel del agua no nos habían permitido ver anteriormente a las tres cigüeñas juntas, y la llegada de la tercera se debió producir igualmente de un modo rápido y silencioso. Sorprendidos por el hecho en sí, las observamos aún una hora más, hasta que dan por concluida la pesca y se paran a descansar y a acicalarse el plumaje. Así pues, podría ser que los tres hermanos se mantuvieran unidos temporalmente tras su independencia familiar. En cualquier caso, la poza en la que se encuentran está demasiado lejos y solo realizamos alguna foto testimonial para el recuerdo. Escasos minutos después de dejar de pescar, levantan el vuelo y desaparecen sin haber tenido a bien acercarse a hacernos una visita a la poza en la que nosotros esperamos al martín pescador. Lástima, otra vez será. Sin embargo, su presencia me demuestra una vez más lo tranquilo y solitario de este retirado enclave, porque de lo contrario no sería común disfrutar aquí de un modo tan habitual de la presencia de un ave tan tímida y asustadiza como la cigüeña negra, ya que tozudamente rehuye la presencia humana,

Y entre tanto, otras especies se vienen a sumar a nuestro archivo y nos mantienen ocupados dentro del escondite. Contrastan las medidas de la gran cigüeña negra, de casi cien centímetros de longitud y unos ciento cincuenta de envergadura y sus aproximadamente tres kilogramos de peso, con las del minúsculo chochín (Troglodytes troglodytes) que nos hace una visita frente a los objetivos, y que no suele llegar a los diez centímetros de longitud y los diez y siete de envergadura, pesando unos ridículos nueve gramos, convirtiéndolo en una de las aves más pequeñas de Europa. Herrerillos y pinzones, así como mosquiteros, papamoscas, mirlos y otras especies van dejándose observar desde las ventanucas de nuestros hides, manteniéndonos atentos ante cualquier movimiento. Las mañanas junto al agua siempre nos depararán interesantes encuentros.







26 de agosto de 2013

Junto a la fuente

Va quedando poco para que el verano concluya y por nuestros campos se mezclan los primeros visitantes con los residentes. Poco a poco aumenta el número de mosquiteros y desaparece la tórtola. En la fuente del robledal se turnan y se acompañan, unos y otros, se bañan con los calores, beben y comen. En esta entrada vemos algunas de las especies que he podido fotografiar en compañía de mi hijo pequeño y de las que ambos hemos podido disfrutar gracias a nuestros amigos Alfonso, José M. y Rubén, enormes fotógrafos donde los haya. Gracias.

Carbonero común (Parus major)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 7,1 - 1/640 sg., 200 ISO



Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 6,3 - 1/160 sg., 200 ISO


Gorrión común (Passer domesticus)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 8 - 1/800 sg., 200 ISO




Herrerillo capuchino (Parus cristatus)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 6,3 - 1/800 sg., 200 ISO


Herrerillo común (Parus caeruleus)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 7,1 - 1/640 sg., 200 ISO




Mito (Aegithalos caudatus)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 6,3 - 1/640 sg., 200 ISO



Mosquitero musical (Phylloscopus trochillus)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 6,3 - 1/160 sg., 200 ISO




Tórtola común o europea (Streptopelia turtur)
Canon EOS 7D. Objetivo EF 500mm / 4L IS USUM. Tripode Manfrotto 055 NAT. Rótula Triopo DG3.
Prioridad a la Apertura, f 5,6 - 1/125 sg., 200 ISO