20 de diciembre de 2024
Feliz 2025
18 de diciembre de 2024
Escupir mierda
Mal empezamos, cuando en la entrevista presentan a un tal Isidro Borrego como "... uno de los mayores expertos sobre los lobos a nivel nacional, ..." y resulta ser un completo desconocido por los loberos de verdad, sí, los de verdad, aquellos que luchan por su conservación y están empapados de todos los estudios internacionales que se publican en el ámbito científico y divulgativo. Pues sí, eso era lo que rezaba bajo la foto de un señor al que no conocía nadie con anterioridad, posando tras la piel de lo que un día fue un precioso lobo extendida sobre la mesa de una sala luminosa, donde diversos carteles científicos adornan las paredes, dando al sujeto y a sus opiniones personales un aire de pseudo-ciencia, en lo que solo puede ser entendido como un claro ejemplo de adulteración periodística, tan, tan, tan obvio que no puede ser considerado ni "de primero de carrera de Manipulación". El título de la entrevista ya nos confirma por dónde van los tiros de la opinión del sujeto y de la línea editorial del tabloide (y nunca mejor dicho lo de "los tiros"):
Mira por dónde que el otro día me quejaba de que siempre usaban el eufemismo de "extracción" para hablar de muerte y aniquilación de lobos y este ser ha añadido otro nuevo, "detraer", para referirse a matarlos. Sí que es bueno este "experto", sí.
¿Y cómo le va a afectar si resulta que es cazador? Isidro Borrego tiene publicados cuatro libros sobre caza: en la reseña del libro titulado "Rebecos, cantiles y recuerdos" (2013) podemos leer que "... y valoración del trofeo, y en los siguientes capítulos nos habla de sus lances, ...", en el que lleva el título de "A solas con el lobo, cuarenta años de historias loberas" (2021) podemos leer en las reseñas que "Es el único libro en España que trata sobre la caza del lobo en nuestro país en los últimos 40 años", en "A vueltas con los lobos, Continuación de cuarenta años de historias loberas" (2022) reseñan "... sobre la caza del lobo en España, se recogen anécdotas e historias que nos acompañan desde la antigüedad", y finalmente en "Prisioneros del vértigo" (2023) indican que "Aquí, la caza se aborda como un acto profundamente íntimo, reflejando la pasión de un cazador solitario que encuentra su verdadera conexión con la caza en los vastos espacios naturales".
Sin embargo, de esta forma lo que hemos hecho ha sido aprender dos cosas nuevas: la primera, que este sujeto, al que califican malintencionadamente de experto, lo que realmente está es cabreado porque esos radicales sectarios de izquierdas no le permiten seguir tiroteando lobos, que es lo que a él realmente le gusta; y segundo, que este periódico no es un medio de fiar y no va con la verdad por delante, tergiversándola para seguir vertiendo sobre el lobo y su conservación más basura tendenciosa.
14 de diciembre de 2024
Pasito a pasito ...
... este blog va entrando en la adolescencia. Tal día como hoy, el 14 de diciembre de 2011 publicaba la primera entrada de Cuaderno de un Nómada. Han pasado 13 años ya. A veces me parecen demasiados, tengo que reconocerlo, sobre todo cuando comparas aquella vida virtual de comienzos de década con la que se vive actualmente, donde se ha impuesto la tiranía de la inmediatez, la superficialidad, el postureo y la comunicación vacía y hueca de muchas redes sociales, cuando no de bulos y mentiras. Reflexionar parece que no está muy de moda. Leer textos largos ... como que tampoco. Cada vez somos menos los blogs que se obstinan en sobrevivir en una blogosfera cada vez más reducida; hoy solo interesan los videoblogs, los youtubers, influencers, instagramers y tuiteros (me niego a cambiarle el nombre). Cuando TikTok está generando serios problemas de salud mental entre los jóvenes, los viejos blogueros estamos desahuciados. Sí, lo sé, estoy desfasado, ¡y qué!, asumo la culpa. Pero no menos anticuado de lo que estáis también todos los que seguís de vez en cuando entrando en alguno de estos escasos espacios en desuso, y en los que perdéis el tiempo en leer parrafadas de más de seis o siete líneas. Asumir también vosotros vuestra propia obsolescencia.
Pero bueno, como todos los años anteriores, hoy 14 de diciembre recapitulo y veo por qué derroteros ha navegado este nómada en los últimos doce meses. Y el resumen no puede ser más desalentador, conformando el extracto de mi indignación y pesadumbre, porque a lo largo de estos trecientos sesenta y cinco días pasados la mierda de la caza y las miserias de los políticos que destruyen nuestro medio ambiente han sido un foco importante en muchos de los post. En la mayoría, para ser exactos.
Aunque empecé muy bien con un enero en el que solo paisajes y maravillas naturales llenaron sus entradas, ya en febrero desenmascaré las masacres de carnívoros que se vienen promoviendo desde los gobiernos de los países nórdicos, a la par que se venden como verdes y amantes de la naturaleza. Después alerté de los oscuros intereses que hay detrás del radiomarcaje de lobos (Canis lupus signatus) en Castilla y León. Seguí más tarde haciendo un alegato contra la barbaridad que representa matar muchos más de 20 millones de animales salvajes al año solo en nuestro país, para ... ... ... sí, sí, para lo que todos pensáis, ... para ¡¡¡divertirse!!!, señores, para divertirse, se dice pronto. ¡Qué absoluta falta de humanidad y sensibilidad! Y para rematar el mes de enero me hacía eco de una sentencia judicial condenatoria contra un cazador que había matado a un oso (Ursus arctos arctos) en una cacería, sentencia que, a la par, responsabilizaba indirectamente a la Junta de Castilla y León por autorizar la citada actividad cinegética a sabiendas de la presencia del plantígrado en la zona.
En marzo me hacía eco de otra resolución judicial más, esta vez del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria que declaraba nula la extracción de lobos autorizada por el gobierno cántabro en 2022. Qué raro, ¿no?, ¿cómo ha podido suceder? Y qué manipulador resulta que se usen eufemismos como "extracción" cuando de lo que realmente se está hablando es de "muerte", "matanzas", "matar", "eliminar", "perseguir", "exterminar"...
Tras un agradable paréntesis en abril con una sola entrada en la que un ratonero (Buteo buteo) y una vieja encina muerta eran los protagonistas, en mayo la agricultura biodiversicida me cabreó de nuevo por culpa de la autorización que la Junta de Castilla y León (otra vez los mismos "bulldozers ambientales" de siempre) firmó para transformar una gran superficie de secano y pradera en regadío, destruyendo el que probablemente era el mejor lek de avutardas (Otis tarda) de la provincia.
Junio tampoco fue un buen mes; divertido no, desde luego. Primero fue la perdiz (Alectoris rufa) la que me sirvió de descargo para seguir hablando de las bondades de mi amiga la caza. Y después lo fue el zorro (Vulpes vulpes) y el odio analfabeto que se le dispensa en el medio rural, donde las masacres que sigue sufriendo a manos de un sector cinegético terriblemente inculto e ignorante son idénticas a las que se llevaban a cabo en la época de las Juntas de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza de la época franquista. Exactamente idénticas. Y si ya estaba siendo malo junio, ese mes tuvimos que hacernos eco de la muerte de un personaje único en la esfera conservacionista de nuestro país, había fallecido Luis Mariano Barrientos, una figura absolutamente irremplazable en la defensa del lobo ibérico.
Julio comenzó bien con un par de entradas sobre la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y la gaviota patiamarilla (Larus michahellis), pero acabó con otra sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que daba otro varapalo judicial más a la deplorable Junta de Castilla y León, que ya debe estar inmunizada contra los tirones de orejas judiciales que recibe constantemente.
Si en agosto el único post lo dediqué en exclusiva a las incongruencias del sector ganaduro respecto de su convivencia con el lobo, en septiembre hice lo propio respecto de la gigantesca responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la exageración de un conflicto que no debería ser tal entre el hombre y el gran cánido.
Para variar un poco, en octubre empecé divagando de nuevo sobre el esperpéntico mundo desfasado, obsoleto y rancio que rodea al mundo de la caza, y continué exigiéndole a nuestro lamentable Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio -ese ser llamado Juan Carlos Suárez-Quiñones- que dimitiera, tras oooootra nueva decisión judicial contraria a su gestión, esta vez del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que declaraba ilegal los cupos de extracción (de nuevo este mismo y maldito eufemismo) de lobos que aprobó la patética Junta (y es que se me acaban los adjetivos con esta gente) para los años 2019-2022.
En noviembre encontramos tres entradas. Las tres en la misma línea. En la primera de ellas nos acordamos de nuevo del citado consejero, Juan Carlos Suarez-Quiñones, por las bobadas que dijo en la rueda de prensa que dio a raíz de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León citada más arriba. En la segunda entrada analizaba por enésima vez la incultura y la ignorancia ambiental del sector cinegético y el poder mediático que llegan a tener -como buen lobby que son- y que en esta ocasión fueron decisivos para que se desestimara la provincia de Zamora como futuro lugar para la reintrodución del lince (Lynx pardinus) en nuestra comunidad. Y para rematar el mes, una tercera entrada ya completamente alucinante, más propia del guion surrealista de una película de Buñuel que de personas con cerebro; en ella me hago eco de la estupidez que demuestra la Junta de Castilla y León (siempre la misma administración) por boca de Carlos Javier Fernandez Carriedo, a la sazón portavox de la Junta, cuando afirma en sus declaraciones que matar animales hace aumentar sus poblaciones, en referencia a que matar cientos y miles de lobos es bueno para la especie. En fin, corramos un estúpido velo, porque estos seres a los que les pagamos un sueldo que no se merecen nos toman a los ciudadanos por gilipollas. Perdón por la indignación.
Y ya para terminar este repaso rápido, en diciembre he intentado desintoxicarme -sin mucho éxito, todo hay que decirlo- de tanto político y tanta matanza innecesaria centrándome como todos los años en hacer fotos de cabras monteses (Capra pyrenaica victoriae) durante su celo, desahogándome con dos primeras entradas donde ellas y su incuestionable belleza son las protagonistas absolutas, además de su interesante comportamiento. Sin embargo, a la tercera me han vencido y no he podido resistirme, y mis instintos más bajos me han obligado, en contra mi voluntad, a desenmascarar lo que generalmente hay detrás de la caza de machos monteses en nuestras sierras y la vileza del ser humano que los ajusticia. El título de esa tercera entrada lo dice todo: "Ejecutar no es cazar"
Este es el resumen, gente. Veintisiete entradas en las que pesan mucho -demasiado, por desgracia- los disparates ambientales de nuestros políticos y nuestras patéticas administraciones, así como las consecuencias e impactos que la actividad cinegética provoca. Afecciones negativas, en definitiva, que dañan nuestro patrimonio natural, un insulto a nuestra inteligencia y una enorme insensatez por parte de los responsables últimos: políticos y cazadores. En definitiva, un año lacerante y desolador.
Como todos los 14 de diciembre y para compensar todo lo que hemos tenido que soportar en estos doce de meses, os dejaré una docena de fotografías donde solo aparezcan lugares maravillosos y criaturas hermosas.
Feliz cumpleaños, chicos, may the force be with us, que la vamos a necesitar.
9 de diciembre de 2024
El protagonista
Este individuo fue el centro de nuestra atención durante toda aquella jornada. Lo que no parecía que pudiera llegar a suceder a él le sucedió: en alguna desafortunada arremetida una de las fundas de sus cuernos tronchó y se partió por su parte central. Quién sabe si algún problema de salud, alguna deficiencia en algún nutriente importante, mineral, vitamina, o quizás alguna infección del interior lo ha debilitado, haciendo que en uno de esos choques el cuerno se le partiera.
Cuando hacemos fotos de la subespecie Capra pyrenaica victoriae en Gredos el proceso es siempre el mismo: se comienza por buscar un grupo en el que haya numerosas hembras y varios machos grandes -lo que en ocasiones no es tan sencillo, pues parecen haberse volatilizado del lugar-; después te aproximas al rebaño, siempre dejándote ver desde lejos para que no se asusten; y finalmente permaneces con él durante el tiempo que creas suficiente, acompañándolo y buscando las fotos soñadas, a menos que ellas -las hembras- decidan largarse, en cuyo caso no podrás seguirlas. Si las cabras hembra se van lejos los machos las seguirán como corderitos y tú, por muy hábil que seas caminando por terreno malo, te acabarás dando por vencido. Por eso, este macho con el cuerno roto acabó siendo el protagonista de la jornada, dado que el rebaño se quedó sedimentado por una zona muy buena y nosotros permanecimos bastantes horas acompañándolo, lo que permitió que en numerosas ocasiones se nos presentara la oportunidad de retratarlo.
Volviendo al animal en cuestión, podríamos pensar que este macho ha tenido mala suerte, que la vida le ha tratado mal, que le ha jugado una mala pasada y que, en adelante, llevará una dura vida de paria, un desheredado sin poder competir con el resto de machos por el derecho a cubrir a las hembras. Nada más lejos de la realidad. Porque probablemente este individuo se haya salvado de ser ejecutado por un cazador que habrá pagado miles de euros (algunos machos -categoría A1- tienen un precio de salida de 4.500 € a lo que hay que sumar la cuota complementaria en función de la puntuación final del trofeo, pudiendo llegar hasta los 49.973 € si se ajusticia un macho con puntuación de 300, aunque suelen rondar cantidades entre los 3.000 € y los 16.000 €) para disfrutar acabando con su vida, precisamente porque su tara lo hace un ejemplar no "aprovechable" cinegéticamente. Es la mercantilización de la fauna salvaje.
Pero inmediatamente se encaramaron a grandes rocas, donde prosiguieron dirimiendo su posición jerárquica. El individuo con el cuerno roto presentaba una capa más canosa que lo diferenciaba claramente del contrincante con el pelaje más marrón.
En un momento dado nuestro protagonista fue lanzado de la gran roca donde se peleaban cayendo a plomo tres metros más abajo, sobre la pradera. Tras encaramarse de nuevo a la roca le devolvió la jugada y al cabo de unos minutos fue el ejemplar más marrón el que fue empujado de un topetazo en el costado y lanzado al vacío.
Los machos cuando se están peleando van moviéndose por el espacio que les rodea. He visto peleas que han durado casi una hora en las que los contendientes han subido por completo la ladera perdiéndose de vista al volcar sobre la cima de la misma hacia la vertiente opuesta. En esta ocasión los dos adversarios descendieron de nuevo a la pradera para, a continuación, volver a subir por los roquedos de alrededor, buscando piedras elevadas para dejarse caer con más fuerza sobre el contrario. Así siguieron unos minutos más, empujándose, dándose empellones laterales y testarazos.
Desde luego nuestro protagonista con cuerno y medio no tenía ni el más mínimo problema para defenderse y atacar. Su defecto físico no le suponía ningún inconveniente para dar un golpe sobre la mesa y dejar claro que ahí estaba él, dispuesto a luchar con quien hiciese falta. Tal fue así, que al cabo de otros pocos minutos más observamos un cambio de comportamiento que ya conocíamos de anteriores ocasiones: el ejemplar marrón -el que había sido derrotado- comenzó a caminar seguido muy de cerca por nuestro macho protagonista. La batalla había terminado. El perdedor se alejaba de la zona, acosado y empujado por el que parecía más viejo de los dos, que literalmente se frotaba la testuz y la cara contra el corpachón del perdedor. Así lo seguiría durante un largo trecho, hasta desaparecer ambos de la zona donde pastaba el resto del rebaño. Había que echarlo del lugar y dejarle claro que él, el del cuerno roto, era el ganador.
Como no podía ser de otra manera, durante el resto de la tarde le pudimos hacer de nuevo fotos relajadamente, detalles de la cornamenta, de su mirada y de su aspecto potente. Fue sin pretenderlo el protagonista de aquella tercera sesión a las cabras en celo de este 2024, a cuál más productiva desde el punto de vista fotográfico.
Y viendo esta última fotografía que os muestro ¿alguien podría negar que se trata de un animal increíblemente hermoso, incluso sin parte de su cuerno derecho?