Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.
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16 de marzo de 2023

Pormishuevismo

Sí, amigos, "Pormishuevismo" es el nombre de la sección donde, en el programa de El Intermedio, de La Sexta, Erik Harley hace un repaso por algunos de los diferentes pelotazos urbanísticos a los que nos tienen tan acostumbrados nuestros gobernantes, y de los que muchos ciudadanos aún no llegamos a comprender cómo puede ser que no acaben en los tribunales atendiendo al despilfarro de dinero público que han supuesto y/o siguen suponiendo, como en el caso que vamos a recordar aquí. Ah, ya, que es que hay que demostrar que el político de turno que fue responsable del desaguisado en cuestión lo decidió con pleno conocimiento del perjuicio que causaba. Y digo yo, ¿no sería posible añadir un supuesto en el Código Penal para que se considerara también delito la ineptitud política? porque así, de golpe, muchos se lo pensarían antes de dilapidar caudales públicos o hipotecar nuestra naturaleza sabiendo que no se les puede probar la mala intención, y se dejarían de agarrar a esa disculpa que suena a pretexto y excusa, y que ya nadie se cree, de que hicieron las obras verdaderamente por el interés general, aunque finalmente el proyecto acabara saliendo mal.

¿Que a qué viene todo esto y qué relación tiene con el espíritu de este blog?, muy sencillo, ahora lo entenderéis.

Hace unos cuantos días, el sábado 4 de marzo, visité la zona norte de la sierra de Béjar, tras las intensas nevadas que han barrido la península. La nieve aún se veía en cotas realmente bajas mientras me acercaba por las carreteras que rodean la sierra, con los manchones de nieve aún en sus cunetas. Y sí, había nieve muy abajo, lo que no deja de ser algo excepcional pero que ocurre todos los inviernos una o dos veces. Y al igual que ocurre esto, ocurre también que esas borrascas no implican necesariamente que en la cordillera del sistema central los centímetros acumulados en forma de nieve sean muchos. No, ni mucho menos. Ver a comienzos del mes de marzo la Estación de Esquí Sierra de Béjar - La Covatilla, después de las nevadas que por fin le llegaron cuando la temporada de esquí se acerca a su final, con la mayoría de las pistas cerradas y vacías de usuarios no puede por menos de hacerme pensar en eso, en el "Pormishuevismo" español.

Ahora ya lo entendéis, ¿a que sí?

Imaginaros la escena: el aparcamiento casi completo de vehículos y un sábado radiante, peeeeeeero ... las pistas están vacías y cerradas, y todo el mundo permanece apiñado en las de debutantes y en los alrededores del propio aparcamiento. Familias con niños pequeños, con sus trineos y plásticos, o iniciándose en el esquí aglomerados todos en apenas un puñado de metros cuadrados de pista plana.


En la imagen superior  vemos una de las pistas, la del Regato del Oso, completamente cerrada por encima de la zona de debutantes, donde se congregaban casi todos los usuarios el sábado 4 de marzo de este 2023.

Pero no sería un "Pormishuevismo" de libro si no fuera porque desde el principio se advirtió sobradamente de que la escasez de nieve era notoria hace ya más de 20 años, cuando el entonces alcalde de Béjar, Alejo Riñones, del Partido Popular, se empeñó en levantar esta infraestructura con la inestimable ayuda de su amigo, el entonces Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Francisco Jambrina Sastre (me niego a llamarlos señores) que, por cierto, fue denunciado por agentes de la Guardia Civil por un delito contra la fauna (abro de nuevo paréntesis: ¡vaya patético nivel de políticos que tenemos en España! ¡un Consejero de Medio Ambiente denunciado por un delito contra la fauna! ¡¡¡Vaya nivelazo!!!, señores, ¿alguien ofrece más?).

Bueno, el proceso fue el de siempre, recurrente en todas las grandes infraestructuras urbanísticas, industriales o de cualquier otra índole que se quieren instalar por nuestra geografía, ya sean minas a cielo abierto, macroproyectos eólicos, macrogranjas, estaciones de esquí (no nos olvidemos de la de San Glorio, que también tuvo lo suyo y da para varios capítulos, y el macroproyecto actual de unir por Canal Roya las estaciones de Formigal con Astún y Candanchú -no escarmentamos a pesar del evidente calentamiento global), urbanizaciones o puertos deportivos en espacios protegidos, etc. etc. etc. El politicucho de turno se empeña enarbolando la bandera de la prosperidad para su comarca y cuatro puestos de trabajo, predicando soflamas de que "los de fuera" no les vamos a decir lo que tienen que hacer con lo que consideran "su casa", porque además somos todos unos ecologistas de salón que vivimos de las subvenciones y nos rascamos la barriga en una oficina calentitos mientras ellos llevan una dura vida de labriegos o ganaderos, a lo que hay que sumar que esos ecologistas insolidarios preferimos el bienestar de los animales al de las personas del campo y bla, bla, bla, bla, bla, bla y más bla, bla, bla. 

Con esto ya está dicho todo, señores, ya se han ganado para la causa a toda la comarca, que, además, ya parte enfadada contra quien pueda opinar diferente. Da igual que el dinero en vez de quedarse en la zona acabe realmente en la empresa minera de turno -siempre extranjera-, o en las arcas de esa multinacional que se vende como verde mientras destruye los ecosistemas fragmentando los proyectos, o en la caja de la constructora. Da igual que la inocuidad ambiental de los molinos esté seriamente en entredicho incluso por las propias personas que reclaman energías renovables. Dará igual que incluso una entidad tan objetiva como la Universidad opine distinto. Y dará también lo mismo que los datos no avalen las bondades del proyecto. Lo mismo que importará menos que poco que la destrucción de lo que ellos creen "su casa" sea irreversible. El megaproyecto del momento se levantará gracias al clamor popular.

Si los juzgados no lo impiden, claro, porque al final serán los jueces los que tendrán la última palabra en la defensa del interés general. 

Este fue también el proceso en la construcción de esta estación de esquí que solo ha asumido pérdidas económicas desde que se construyó en lo que Ecologistas en Acción denominó en su momento Un pozo sin fondo de dinero público.

Y no estamos muy equivocados respecto del quebranto económico que supone cada temporada mantener abierta esta ridícula estación cuando el propio promotor de la misma, sí, ese tal Alejo Riñones, actualmente en la oposición, echaba ya en cara en 2021 al actual equipo de gobierno del consistorio el millón de euros anuales que eran necesarios para mantener abierta la estación, o los cerca de 4.000.000 € de pérdidas que acumulaba la Covatilla en 2023 durante los años de legislatura socialista, llegando a considerar la continuidad de la instalación de inviable, y pidiendo ahora que se privatice, reconociendo post mortem, cuando el daño está ya hecho y es irreversible, que "... es una estación pequeña, donde nieva poco, para mantenerla abierta 3 o 4 meses ...". Que nieva poco dice ahora el tío, y que solo es válida para abrirla 3 o 4 meses, mientras que cuando la promovió parecía que sería la mejor estación del país con al menos seis meses de nieve asegurada de arriba a abajo. ¡Increíble! Una auditoría externa e independiente sería saludable en esta endeble democracia que los ciudadanos sufrimos para conocer con exactitud realmente cuánto dinero nos ha costado este delirio absurdo, porque ni siquiera las cuentas oficiales de ingresos o gastos que nos han venido contando los políticos locales son fiables. Y si no echar un vistazo al artículo titulado "¿Qué pasa con el IVA de La Covatilla?" donde se dejan en entredicho las cuentas que han aireado públicamente, dado que no contabiliza el pago del IVA de algunos conceptos. Los dos últimos párrafos resumen muy bien los tejemanejes del Ayuntamiento bejarano en la época de Alejo Riñones como alcalde para maquillar un menoscabo económico difícil de esconder.

Y que por favor tampoco nos vendan como ganancias las subvenciones que hemos venido pagando solidaria y obligadamente -porque a nadie nos han consultado- entre todos para que los escolares de la provincia tengan su semana blanca; o mejor dicho, perdón, para que La Covatilla tenga algún ingreso más, que es el motivo principal de esos bautismos blancos que, en parte, seguimos sufragando entre todos.


En la imagen superior vemos un único surfero bajando por la pista La Covatilla, sin espesor suficiente para permanecer abierta, y algunos usuarios, tanto subiendo como ¡bajando!, sentados en las sillas del remonte. La imagen no puede ser más dolorosa y elocuente, cuando el sentido común pudo haber evitado semejante destrucción ambiental y despilfarro de dinero público. En la de debajo, la pista Las Cimeras igualmente cerrada por falta de nieve este 4 de marzo.


Pero vayamos por partes. Que una infraestructura de este tipo se lleve a cabo basada en un proyecto chapucero no tiene perdón, y somos muchos los que opinamos que debería tener consecuencias penales, dado que el resultado final muy bien puede ser considerado como un delito contra el medio ambiente, además de la evidente dilapidación de dinero público. Veamos algunas cuestiones más que relevantes que lo demuestran.

1.- El Proyecto de Instalación del Centro Turístico "Sierra de Béjar" (Telesilla /Telesquí), que es así como se le denominó intentando camuflar la envergadura del mismo (suena mucho más agresivo ambientalmente hablar de una estación de esquí que de un telesilla, ¿verdad?), NO HIZO NUNCA UN ESTUDIO DE LA NIEVE INVERNAL.

¿Alguien me lo puede explicar? Parece ser que la nieve existía porque lo decían ellos, y punto. No era necesario conocer ni los espesores que se acumulaban en los diferentes meses del inverno, ni en qué cotas altitudinales, ni la fuerza de los vientos que soporta la zona y que barren del suelo y hacen desaparecer la nieve, ... nada, no era necesario conocer nada de nada sobre la nieve. ¿Pa'qué? Eso solo sería necesario si fuéramos a levantar una estación de esquí, pero esto no va a serlo, hombre, por Dios, si ya en la misma Declaración de Impacto Ambiental lo dejaron claro: "... y dado que no se trata de proyectar una estación de esquí, sino de la construcción de un núcleo de servicio con las infraestructuras necesarias, pero las mínimas,..." ¡¡Cachis, estos ecologistas no se enteran de nada!!



2.- Si no existió nunca un estudio previo de la materia prima en la que se basa esta actividad, no pudo haber nunca tampoco un ESTUDIO DE VIABILIDAD ECONÓMICA. Aquí ponemos otro "pa'qué"

¿Cómo vas a saber si es viable si no sabes ni con cuánta nieve vas a contar, ni a qué alturas, ni durante cuántos días al año? Lo cierto es que se limitaron a aportar unos datos meteorológicos obtenidos en dos estaciones meteorológicas situadas a 950 m.s.m. (Béjar) y 1.240 m.s.m. (Presa de las Angosturas, Candelario) y que para nada se pueden extrapolar a las condiciones de la alta montaña donde se iba a ubicar el proyecto, además de que ni siquiera se realizó de ellas una interpretación científica, seria y rigurosa. Simplemente los aportaron y punto.



3.- Ejemplo de la mierda que fue el proyecto (abro paréntesis, me olvidaré por irrelevante de las diversas faltas ortográficas, de concordancia y de sintaxis que encontramos en él, además de algunas erratas no corregidas que adornan con elocuencia lo deplorablemente chapucero del mismo, como podemos ver en el primer renglón de la siguiente imagen:"... desde el punto de vista climatológico se trata de un viejo macizo granítico ...", cierro paréntesis) es que en el anteproyecto el redactor estimó que la estación podría abrir 29 días en diciembre, 32 EN ENERO, 33 EN FEBRERO Y 35 EN MARZO ¡¡¡¡¡¡DE MEDIA!!!!!!!! Estas medias se calcularon sumando los días de diario y festivos en los que sí se podrían usar las instalaciones, y ¡¡¡descartando incluso!!! las jornadas invernales en las que los fuertes vientos o la climatología muy adversa impediría por seguridad el funcionamiento de los remontes. ¡Qué optimistas!, sí que tenían razón de que iba a ser una de las mejores estaciones de esquí de Europa, y yo diría que del mundo: ¡¡¡¡se puede en ella esquiar más días de los que existen mensualmente!!!!. ¡Cojonuuuuudo!

4.- Por supuesto tampoco se presentó ningún ESTUDIO DE MERCADO (poner vosotros aquí el "pa'qué", que yo ya me canso) que estimara en aquel momento la potencialidad de la demanda social para justificar la innegable destrucción de la sierra y la descomunal inversión a realizar en aras de alcanzar un interés general que pudiera ser superior: revitalizar económicamente la comarca. Por ejemplo, en 1998 la Estación de Esquí de Navacerrada (cerrada desde el año pasado) acabó la temporada con unas pérdidas de 100 millones de pesetas (El País, 8/marzo/1998) a pesar de contar con una masa de usuarios potencial de casi diez millones de personas al estar ubicada entre Madrid y Segovia. Pues bien, ¿qué potencialidad de usuarios creéis que calcularon para La Covatilla los redactores del proyecto? Ah, pillines, ya os imaginabais que ninguna; pues habéis acertado ya que no hicieron ningún estudio al respecto. Pos'mu'bien, señores, perfecto, la seriedad al poder en la gestión del erario público, de nuestro patrimonio natural y de las ilusiones y expectativas de la gente de la comarca. Se limitaron a presuponer la afluencia de esquiadores, nada más. Así en la página 5 del proyecto indican literalmente -y digo literalmente porque fijaros en la patética redacción de la frase que transcribo tal cual es- que "Además, por el tipo de clima, esta nieve se garantiza completamente también su perfecto estado y cantidad durante todo el tiempo que dura la "Temporada Banca", y por tanto la afluencia masiva de la gente". El que lo redactó no asistió a clase el día que hablaron de las comas y esas cosas.


En cualquier caso, ya'tá, argumentado que la demanda cubrirá gastos y aportará unos beneficios extraordinarios. Venga, pa'lante con el proyecto.

5.- En el capítulo económico aparecen 13.700.000 Pts. de beneficios netos anuales. Sin embargo, se "olvida" de descontar, y no sé si es más grave que sea por negligencia o intencionadamente, diversos conceptos que el mismo proyecto sí enumera, dando como resultado que, una vez descontados esos gastos según sus propias estimaciones (optimistas, dicho sea de paso), se arrojaban unas pérdidas económicas totales de 7.144.807 Pts. anuales.

6.- En el Estudio de Impacto Ambiental fue declarado un proyecto de utilidad pública o de interés social para la comarca, y en ello no tuvo peso alguno la PROPUESTA DE DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL DESFAVORABLE que elevaron los propios técnicos de la Junta en la Ponencia Técnica Provincial del 28 de julio de 1998 "en base a la afección del mismo a los valores naturales del futuro Espacio Natural de Candelario".


Al final, fue imposible luchar y vencer a la maquinaria puesta en marcha tras el verdadero lavado de cerebro que soportó la comarca y los amiguismos políticos del Partido Popular. De nada sirvieron las al menos 459 Alegaciones particulares y colectivas registradas en la Junta de Castilla y León en el preceptivo trámite de Información Pública y que deberían sacarle los colores a quien firmó la autorización el 10 de diciembre de 1998. En la citada Declaración de Impacto Ambiental se dice:

"1.- Evaluados y analizados los impactos ambientales derivados de la ejecución de la actuación se considera que estos son compatibles con la conservación de los valores botánicos, faunísticos, geomorfológicos y paisajísticos de la zona. Se ha tenido en cuenta que uno de los objetivos de la ordenación, el uso y gestión de espacio natural de Candelario está basado en favorecer el desarrollo socioeconómico con un uso racional de los recursos propios, promoviendo, entre otras, aquellas acciones que fomenten el turismo ligado a los valores del Espacio Natural Protegido, como forma activa de preservación del medio natural, y dado que no se trata de proyectar una estación de esquí, sino de la construcción de un núcleo de servicio con las infraestructuras necesarias, pero las mínimas, .../... y tener en cuenta que dificultar esta posibilidad de desarrollo podría provocar reacciones por parte de la población en contra de la propia naturaleza ..."

Da una vergüenza ajena infinita leer que, una vez analizados los impactos que en la Ponencia Técnica eran DESFAVORABLES, sean considerados después compatibles con la conservación del entorno. O que la construcción de una estación de esquí fomente los valores ligados a un Espacio Natural Protegido, como forma activa de preservación del medio. O incluso que negaran, haciendo gala de una descomunal desfachatez, que se trataba de construir una estación de esquí. O que para no enfadar a algunos comarcanos se debía construir la infraestructura por encima del interés general del resto de los españoles. Leer esto me da de verdad, repito, una vergüenza infinita por vivir en un país así, mediocre y bananero.

Y dos piezas fundamentales en la gestación de esta tragedia la constituyeron, junto a los políticos responsables, por un lado los medios de comunicación del momento, y muy especialmente la prensa escrita de la provincia que tomó un decidido partido por el proyecto del PP, ninguneando las argumentaciones contrarias al mismo y dando pábulo a sus defensores. Aquí destacó de manera importante La Gaceta.

Y, por otro lado e increíblemente, el Grupo Bejarano de Montaña, y su entonces Presidente, José Enrique Rodríguez, que, lejos de defender la conservación de la montaña, se involucró en una intensísima campaña directa por la construcción de la infraestructura con argumentaciones tan científicas como que "El Grupo Bejarano de Montaña, formado por montañeros que han llegado a conocer la Sierra de Béjar por sus incalculables ascensiones a través de los tiempos, llegó a la conclusión en el año 1970 que las pistas de esquí de La Covatilla eran aptas para la práctica del esquí en toda su extensión, por las causas siguientes: ... duración de la nieve hasta los meses de mayo y junio .../..." (El Adelanto, 2/julio/1997). Y no menos magnífico argumento fue también decir en la misma nota de prensa que "La calidad de la nieve en la época de esquí es en polvo, totalmente esquiable y desprovista de percances". Magnífico, repito. Aplausos y reverencias para estos señores, por favor. ¿Nieve decía este hombre hasta junio para esquiar? ¿Nieve polvo toda la temporada? ¿Y qué diablos era eso de que era nieve desprovista de percances? Es simplemente alucinante cómo se podían normalizar semejantes mentiras cuando en el sistema central lo que predomina es precisamente todo lo contrario, la nieve dura, la nieve costra y las chapas de hielo causados por los fuertes vientos y el clima continental, con nevadas casi reducidas a enero y febrero. 


También se dio buena propaganda de que no existiría impacto ambiental en la zona -el otro caballo de batalla del conflicto- porque, según el mismo Grupo Bejarano de Montaña: "... no encontramos ningún río, laguna o bosque que pueda sufrir deterioro o impacto ambiental, ya que solo viven pequeños animales como ratones de campo, topillos y lagartijas, aunque en verano hay perdices, conejos y otras especies de pájaros y a ninguno de estos animales se les considera en peligro de extinción" (La Gaceta 16/octubre/1997). Bueno, gente, pues ante argumentos como estos estamos completamente desarmados. Igual que están desarmados los que pretendan conservar La Antártida o los océanos, o los desiertos del planeta, puesto que nos damos de bruces contra la evidencia de que allí tampoco hay ni ríos, ni lagunas, ni bosques. 

Este fue el nivel, amigos. No es posible luchar con argumentos contra la más absoluta ignorancia, sobre todo cuando el ignorante quiere seguir siéndolo. Porque una de dos: o eres realmente un ignorante al decir semejantes barbaridades o, por el contrario, conoces sobradamente lo erróneo de esas incontinencias verbales y entonces eres un mentiroso y estás manipulando a la opinión pública. Yo, ante esa disyuntiva preferiría ser un ignorante a un manipulador. Y, por favor, no me tachéis de prepotente por todo lo que acabo de escribir, el propio Alejo Riñones, alcalde promotor de la Covatilla, llegó a decir que "Hablan de que hay unas especies que se deben conservar como son el desmán y la nutria. Nunca he visto un desmán o una nutria en esa zona, ni muchísima gente, ni los propietarios de las fincas" (Tribuna de Salamanca, 4/mayo/1997) No se supo nunca de dónde obtuvo que nosotros dijéramos que la nutria fuera propia de la alta montaña, pero como argumento en su conjunto no deja de ser igual de vomitivo que los anteriores: "Como yo no los he visto allí, no los hay. Punto." Estas diarreas argumentales fueron habituales y marcaron su nivel, haciendo imposible cualquier diálogo o entendimiento.

Y no menos emético fue que, en medio de aquel tiempo convulso, cuando los detractores de la estación éramos mirados con odio y algunos llegaron a sufrir represalias de algún tipo, el propio alcalde bejarano del Partido Popular llegara a pedir en la prensa que se supiera con nombres y apellidos quiénes éramos los ecologistas que estábamos en contra del proyecto, "... para que sepamos a quienes tenemos que dirigirnos" (La Gaceta, 11/noviembre/1997), haciendo un señalamiento y hostigamiento claro, casi podríamos decir que mafioso, hacia aquellos ciudadanos que estábamos en contra del mismo, tensión que sufrieron en sus propias carnes algunos vecinos de la propia comarca.



No os riais de lo que voy a decir, pero podría aportar documentación por kilos de aquellos tres años de conflicto por preservar la sierra de Béjar. Exactamente 8,9 kilogramos de informes, de alegaciones, de denuncias en Bruselas, de citaciones en los juzgados como testigo, de recortes de periódico, de artículos de prensa, de mediciones del manto de nieve, ... incluso de alguna reunión con el mismísimo Consejero de Medio Ambiente en Valladolid.



Como podéis ver por estas pequeñas pinceladas de cómo se gestó la construcción de la famosísima e inigualable Estación de Esquí Sierra de Béjar - La Covatilla, quizá la mejor estación de esquí de España, si no del mundo, que apenas provocó impactos negativos en el medio natural porque no había en el lugar bosques, ríos o lagos, en donde no había especies que proteger porque ni el alcalde ni los socios del Grupo Bejarano de Montaña las habían visto, y que sin duda ha provocado un importante revulsivo económico para la zona a costa de tener que poner un año sí y otro también dinero público para su supervivencia, puede subir al podium de los Pormishuevismos del país, junto con aeropuertos sin aviones o circuitos de Formula 1 sin carreras.

Y sobre todo por construir una estación de esquí sin estudiar si había o no nieve suficiente, lo que llevamos comprobando desde el mismo momento en el que se abrió tan destructiva infraestructura. El Pormishuevismo caciquil de nuestra provincia y autonomía ha destruido de un modo irreversible la sierra de Béjar. La casa de los bejaranos ha sido, en parte, derribada por los propios bejaranos. Esta ya nunca será la misma, y que las limitaciones que la autorización de Medio Ambiente les impuso fueran obviadas constantemente no tiene ya mayor importancia. Cuando en dicha autorización se prohibe afectar a la cubierta vegetal o hacer movimientos de piedras a una estación de esquí, es evidente que el que concede la autorización sabe que semejante prohibición no es posible cumplirla: el movimiento de piedras y la transformación de la superficie del suelo, incluida su vegetación, es algo inherente a todas las pistas de esquí. Hasta en eso nos engañaron los políticos. En la construcción final de la Estación de esquí Sierra de Béjar - La Covatilla se transgredieron muchas de estas prohibiciones reflejadas en la autorización resuelta por el Consejero de M.A., el susodicho Jambrina Sastre, e incluso se violó el mismísimo apartado 1º de la Ley 4/1989 de 27 de marzo que trata sobre la Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, que prohibe taxativamente la transformación física y biológica de un lugar mientras se esté tramitando el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de un Espacio Natural, caso que fue en aquel momento el de Candelario. Las leyes garantistas parece que son de obligado cumplimiento solo por el ciudadano; las administraciones se las pueden saltar a su antojo.

¿Y todo para qué? pues para no alcanzar nunca ese esperado revulsivo económico y laboral en la comarca que vendieron a la gente, y que aún siguen esperando transcurridos 22 años desde su inauguración. Todo para acabar siendo solo un chorreo de dinero público y de devastación ambiental, además de una enorme decepción y frustración para la gente de la zona que se lo creyó todo.

Vamos, lo que viene siendo un Pormishuevismo de libro.

De todo aquello me quedo con el apoyo y la lucha de todos y cada uno de quienes se implicaron en la protección de esta pequeña sierra: a todos, grupos ecologistas y de montaña, Federación Castellano Leonesa de Montaña, Universidad de Salamanca y muchos particulares, GRACIAS. Me quedo con que la bronca que durante varios años se vivió y sufrió en esta provincia no se quiso repetir en las laderas norte de La Mira, en Gredos, y que la propuesta de la Cámara de Comercio y otras entidades de Ávila en el invierno de 1998-99 de levantar allí otra estación de esquí se archivara antes de que ningún otro político mediocre se lo tomara de nuevo en serio; ¿quién sabe si el conflicto social que vivimos con La Covatilla fue la puntilla del proyecto de La Mira?, yo siempre lo he creído así. Me quedo con que nuestra lucha fue sincera y con la verdad por delante, sin falsedades ni mentiras. Me quedo con que fue la correcta. La lucha de dos modelos de desarrollo para nuestro planeta: el sostenible contra el suicida, el de la cordura contra el del sinsentido, el de la verdad contra el de las mentiras y la manipulación, el del interés general contra el partidista de un grupo político. Me quedo con que obramos bien, lo que nos permite seguir caminando con la cabeza alta.

Os dejo dos últimas fotos que nos hablan una vez más de las penosas cantidades de nieve que llevamos décadas observando en la sierra de Béjar. La primera del 2 de febrero de este 2023, en plena temporada de esquí, cuando todo lo que aparece en la foto debería ser de un blanco inmaculado, y no lo es. Y la segunda, del mismo 4 de marzo de este invierno cuando, tras mi paso matinal por La Covatilla, me tuve que desintoxicar observando la todavía mucha belleza que conserva esta sierra, con un atardecer precioso lejos de aquel aniquilamiento ambiental tan absurdo y doloroso. Pura belleza, sin duda, pero en la que tampoco podemos negar la más que evidente escasez de nieve: esta debería ocupar desde la línea superior de árboles hacia arriba. Y este invierno tampoco lo hace.

¡Viva el Pormishuevismo!

He dicho.




30 de mayo de 2021

El hito

Dejo atrás las llanuras cerealistas agostándose con la llegada de los primeros calores. El verano se barrunta y las mieses en algunos sitios ya están siendo cosechadas. Los recuerdos de las sesiones a las avutardas han quedado tremendamente lejos, muy atrás en el tiempo. Trepo por las laderas de las sierras en busca de la, aquí, incipiente primavera todavía. La sierra huele a piorno en flor. El aroma embriaga todo y los colores amarillos pintan de primavera las cotas intermedias de la sierra. Como cada año subo a probar fortuna con las especies residentes en las alturas, algunas de ellas específicas de los ecosistemas montanos, otras comunes también a las llanuras. Y a veces das con un lugar perfecto, entretenido, atractivo para los pequeños pájaros de estas extensas superficies de matorral y roca, y algunos de ellos acaban posando antes o después para mi teleobjetivo. Hoy el hito conspicuo acaba siendo un faro atrayente tan poderoso como la propia comida o los reclamos acústicos que son utilizados en ocasiones para acercar a las aves. Una tras otra acaban posándose a lo largo de la mañana diversas especies. Si con solo una de ellas hubiera sido suficiente para regresar a casa satisfecho, con cuatro a la mañana no se le ha podido pedir más. Esta será solo una de las diversas sesiones que me traerán en varias oportunidades más hasta estas alturas. Luego, vendrán los amarillos, los pechis, ... el placer de observar y fotografiar la bulliciosa vida de los piornales serranos.






23 de diciembre de 2017

Que vuestros ...

... deseos se cumplan en estos días y en los trescientos sesenta y cinco que llegan en nada. Hacerme caso, ser felices ¿vale?


17 de agosto de 2015

Bellezón

Lo veo aparecer por la ventanuca izquierda de mi hide. Baja por una gran piedra de granito y de un ágil salto aterriza en el mullido prado de montaña mientras el murmullo del arroyo que regatea piedras y pozas nos acompaña durante esta mañana soleada en la sierra bejarana. Él desaparece por entre las sombras de los socavones y huecos existentes entre los bolos de granito y los prados fruto de la escorrentía del agua, apareciendo repentinamente delante nuestro cuando ya lo dábamos por desaparecido del todo, un buen rato más tarde. El precioso y macizo macho de lagarto nos anima la mañana mientras esperamos pacientemente la llegada de un pechiazul, que finalmente no tendrá a bien hacer acto de presencia. Para compensar, el reptil toma su baño de sol largamente a escasos metros de distancia, permitiéndonos disfrutar de su hermosura. El lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) es un reptil de mediano tamaño, que raramente alcanza los 40 cm de longitud, de los que la cola suele suponer el doble o casi el doble de la longitud del cuerpo. Probablemente sea el reptil de colores más llamativos de la Península Ibérica, aunque en este caso nos estemos refiriendo únicamente a los machos durante el período de celo, cuando el color amarillo de su cuerpo contrasta con el intenso tono azul que adquiere en ese periodo su cabeza. Sin lugar a dudas un bellezón entre nuestros, generalmente modestos, reptiles ibéricos.


24 de marzo de 2014

Bosques

Los robles, aún sin yemas ni hojas en esta incipiente primavera, tapizan los valles serranos haciendo que las laderas tomen un aspecto mullido y esponjoso. El sol penetra hasta el suelo entre las ramas desnudas del bosque y calienta el suelo donde florecen ya las prímulas y los narcisos. Nosotros atravesamos lomas observando cómo la fuerza de la naturaleza se va poco a poco adueñando del suelo que siempre fue suyo, asfixiando y arrinconando algunos pinares residuales de aquellos tiempos obsoletos de aterrazamientos y bulldozers, ahogando los pensamientos productivistas y esquilmantes de la bárbara mentalidad que imperaba en la gestión forestal de esta piel de toro no hace tantas décadas, y que aún hoy en día coletea en nuestros montes. El robledal abraza y acaba fagocitando algunas fincas hoy olvidadas, con sus cercones de piedra musgosa, en donde muchos años atrás se acumulaba la paja en forma de ameales. Pájaros cantando, indicios de la existencia de algunos tímidos mamíferos, un cielo azul límpido, arroyos saltarines y cristalinos: todo parece equilibrado y estético. Como si tras el desastre de la deforestación, los incendios y los brutales cultivos de pinos y eucaliptos que arrasaron como caballo de Atila gran parte de nuestras montañas, se hubieran asentado las cosas, como si los monstruos hubieran muerto por fin y todo buscara ser como debía ser. Parece como si las aguas del río intentaran volver a su cauce, al fin.

Parece, al menos.

Nosotros, por lo pronto, somos testigos de la paulatina recuperación ecológica de muchas de las laderas de nuestras sierras, aún mucho menos diversas que las originales, pero no menos bellas.






19 de julio de 2013

Concurso de fotografía de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia

Acabo de aterrizar de unas semanas recorriendo carreteras del sur de Francia y me encuentro al llegar con la grata noticia de que una de mis imágenes presentadas al IV Concurso de Fotografía de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia ha sido galardonada con el tercer premio, en el que participé con dos obras hermanas y una tercera de temática distinta, las cuales podéis ver a continuación. Siendo un enamorado sin remedio de nuestros montes y de nuestras montañas, no puedo por menos de participar cada año en este concurso que pretende recoger la belleza de sus paisajes y sus pueblos, así como el modo de vida de sus gentes. Aquí os dejo mi humilde aportación a la divulgación de las maravillas naturales que nos ofrece el sur de la provincia salmantina, tres obras fotográficas que en esta edición reflejan mi visión particular de la sierra bejarana, siendo la tercera de ellas la que el jurado ha considerado premiar con el tercer puesto; espero que a vosotros también os parezca merecedora del mismo. Desde aquí doy la enhorabuena a los galardonados con el primer y segundo premios.




13 de junio de 2013

Estoy en las nubes

La fotografía de paisaje suele ser practicada por una inmensa mayoría de aficionados, por razones obvias: la simple belleza de la naturaleza. Mires por donde mires y camines por donde camines, cualquier paisaje nos ofrece la oportunidad de disfrutar del mismo hasta donde nuestra sensibilidad nos permita. Da lo mismo que sea una estepa llana y horizontal, monótona (según para quién) y uniforme, que las montañas más inexpugnables y verticales; o el bosque más exuberante y verde, o la marisma más intransitable, todos ellos, todos los paisajes que nos podamos imaginar, desprenden una atracción que los hace irresistibles no sólo a la sensibilidad humana, sino también al ojo ávido del fotógrafo. Sin embargo, yo (al igual que una gran mayoría de fotógrafos), cuando camino con mi equipo debajo del brazo, voy mirando cielos, nubes y luces, pues definitivamente son ellos los verdaderos escultores últimos de la fotografía. Miro para arriba, busco y persigo el complemento final para el paisaje. Muchos lo pensaréis y es cierto, ya lo sé, estoy en las nubes.










26 de diciembre de 2012

Mi casa

Son los últimos días de diciembre y la sierra de Béjar está casi completamente libre de nieve como la mayoría de los inviernos por estas fechas, algo en lo que siempre pienso cada vez que recuerdo la lucha desigual que mantuvimos por evitar que destruyeran la zona de La Covatilla con una infraestructura que, ya entonces, se anunciaba de un impacto ambiental terrible e irreversible, y de unas rentabilidades económica nula y social cuestionable, cuanto menos.

Quiero esta sierra como si fuera mi hogar.

Hoy sopla en ella el viento con ganas. Paseo con mi compañera por los caminos que tantas veces hemos recorrido juntos desde hace décadas. Sin Prisas, sin carreras, camplaciéndonos de la propia acción de caminar. No nos preocupa hacia dónde dirigirnos y, sin un destino establecido, deambulamos sin rumbo fijo. Nos desviamos momentáneamente de la senda hecha buscando un hito que construyera yo hace muchos años y que ayuda a entrar en la hoya de Las Cañadillas. Lo localizamos y lo volvemos a levantar, ya que el paso del tiempo lo ha dejado reducido a un tercio de su altura. Seguimos vagando y nos encontramos con viejos amigos, compartiendo con ellos un rato de conversación, aunque demasiado corto, alrededor de las viandas. Con alguno de ellos compartiera yo hace muchos años mucha montaña, muchos caminos y algunas escaladas. Me alegra comprobar que los viejos roqueros nunca mueren, aunque en este caso se hacía innecesario encontrármelo por el monte para saberlo, pues era algo que a mi ya me constaba. Nos despedimos y los vemos alejarse por entre rocas y manchones de nieve hacia El Turmal. Al final son sólo unos puntitos que deambulan por lo alto de las rocas hasta que finalmente desaparecen.
















Pasan las horas y va concluyendo la jornada. Nosotros regresamos por la ladera teñida con los colores cálidos de las últimas luces del día. Arrancamos el motor y la plataforma de tierra se queda casi vacía. Un solo vehículo espera zarandeado por el aire y envuelto ya casi completamente por el manto de la noche a que regresen sus ocupantes, nuestros amigos. Ponemos rumbo a la ciudad y dejamos a la espalda nuestra casa. Nuestro hogar. A la luz de los faros nos alejamos entre curvas y sombras, esperando una nueva oportunidad para regresar.