Recuerdos de las lluvias de un invierno extraño. El esplendor de las tierras manchegas anegadas como hacía muchos años que no se veía. El rejuvenecimiento de un parque que hacía muy poco tiempo veíamos agonizar de muerte. Chubascos diarios, intensos, insistentes, obcecados en descorazonar a los excursionistas. Y más nubarrones en el horizonte, tormentas repentinas, chaparrones con más agua, mucha más agua.