Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.
Mostrando entradas con la etiqueta Castilla - La Mancha. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Castilla - La Mancha. Mostrar todas las entradas

24 de febrero de 2022

Beteta

La Hoz de Beteta es muy diferente del Barranco de la Hoz, aunque la distancia no es mucha entre ambos. Encontramos aquí calizas, dolomías y travertinos, con paredones de más de 200 m. a veces, aguas turquesas y numerosos tilos de enorme porte que salpican la vegetación de ribera y los bosques de roble, quejigo, encina, pino, enebro, sabina y boj. Más variedad no se puede pedir. Incluso alguna planta carnívora rupícola se puede observar entre las grietillas de las paredes. Otro lugar más donde perderse por el Alto Tajo.














18 de febrero de 2022

Barranco de la Hoz

A veces las circunstancias te deparan gratas sorpresas y después de dejar las estepas horizontales de Gallocanta y el bullicio de sus inquilinos recalamos en el Alto Tajo con nocturnidad, aunque en nuestro descargo habría que insistir en que fue casi sin premeditación ni alevosía. Es cierto, sin conocer previamente nada de este espacio natural protegido la fortuna (y la información que nos brindó el móvil -¡qué invento!-) quiso que acertáramos de pleno al escoger una ruta cómoda y espectacular para tomar un primer contacto con la zona. El Barranco de la Hoz sorprende especialmente por el color de su piedra -areniscas y conglomerados rojos-, que enmarca de un modo espléndido no solo la espectacularidad del propio cañón sino también el conjunto eremítico de Nuestra Señora de la Hoz (también denominado por muchos como Santuario de la Virgen de la Hoz). Siempre lo hemos dicho: no escogían pero que nada mal los monjes los entornos naturales en los que decidían levantar sus ermitas, monasterios y santuarios, bien para alejarse del mundanal ruido y de las tentaciones que por él se prodigaban o, como en este caso, para levantar ermitas en las que venerar la prodigiosa aparición de vírgenes en lugares remotos y escondidos. La belleza sublime de estos enclaves sin duda les ayudaba en sus retiros espirituales, sensibles como eran a lo que la madre naturaleza les regalaba.

El Barranco y el Santuario de Nuestra Señora de la Hoz, resultan, sin ningún género de dudas, un lugar imprescindible para cualquiera que vagabundeé por las carreteras del norte de Guadajalara. Podríamos decir que esquivarlo sería un pecado capital para cualquier mochilero que se precie. Un pecado imperdonable.

















10 de diciembre de 2020

Una nueva vida para Cabañeros: adiós a la caza


Cabañeros es algo distinto desde el pasado 5 de diciembre cuando finalmente entró en vigor la prohibición de practicar la caza deportiva y comercial en todos los parques nacionales españoles.

Sí, el Parque Nacional de Cabañeros comienza a ser un poco más ... parque nacional. La Ley de Parques Nacionales 30/2014, de 3 de diciembre prohibía la actividad cinegética de un modo irrevocable en estos espacios naturales, aunque daba un plazo de seis años para su entrada en vigor definitiva, tiempo más que suficiente para que los propietarios de los terrenos afectados y los propios espacios protegidos se adaptaran a la nueva norma. Se nos han hecho eternos estos seis años de plazo, pero por fin este sábado pasado finalizaba esa moratoria a la práctica de la caza deportiva en el interior de los parques nacionales españoles.



¡¡¡Por fin los gestores de estos espacios protegidos se tienen que adaptar a la nueva realidad del siglo XXI, donde la caza deportiva y todo lo que ella conlleva (control y persecución implacable de predadores, exterminio histórico de algunos de ellos -lobo, lince ibérico o grandes rapaces, por ejemplo- vallados cinegéticos, compartimentación del territorio, cebaderos de ungulados, sobreabundancia de algunas especies, afectación de la vegetación, en demasiadas ocasiones incluso el uso del veneno u otras "artes" prohibidas, ...) no es compatible con el concepto de Parque Nacional!!! Tardaron en darse cuenta, y perdónenme la ironía, pero es que era tan evidente como que la muerte de los animales para divertimento humano es lo más opuesto que existe a la filosofía que fundamenta la declaración de cualquier espacio natural protegido; y no digamos ya de los parques nacionales, figuras que teóricamente representan el máximo nivel de compromiso y protección con la conservación de la naturaleza. Esto que es de perogrullo ya lo hemos advertido en este blog en diversas oportunidades, criticando el uso de la caza deportiva como solución a un problema que la propia actividad cinegética ha creado: la sobrepoblación de algunos ungulados en nuestros campos. Así lo advertíamos respecto de las monterías celebradas en los últimos años en el emblemático Parque Nacional de Monfragüe.


Ahora ya solo hace falta que nuestras administraciones y nuestros gestores medioambientales se den cuenta de que esta nueva visión tiene que ira más allá de los propios parques nacionales y ser extensible a otras figuras de protección. Ya sé que son lentos de reacción, que tanto la política como las leyes siempre van a la zaga de lo que la sociedad demanda y que, sin lugar a dudas, generalmente llevan años de retraso respecto del clamor de la calle, pero se hace imperioso que se reconozca legalmente de una puñetera vez que hacer coincidir, por ejemplo, un espacio natural protegido y una reserva regional de caza es tan absurdo como lo era hasta ahora la actividad cinegética en los parques nacionales. Es algo de primero de carrera, que no tiene lógica alguna y que indigna a la sociedad conservacionista española, ampliamente contraria a ese pseudodeporte. La coincidencia de esas dos figuras de protección (ENP y reservas regionales de caza) es un verdadero sinsientido, un tremendo dislate imposible de justificar. O el espacio se dedica a matar animales, o se dedica a conservar la naturaleza con una filosofía inequívocamente contraria al sufrimiento animal para diversión de una minoría, pero los dos modelos de gestión no son compatibles. De esto hasta un niño pequeño se daría cuenta.


Pero vayamos por partes. Primero el uno y luego el dos.

Y digo esto porque conviene no adelantar ingenuos vítores de alegría por haber conseguido que legalmente se prohiba la caza deportiva y comercial como la entendemos hoy en día en nuestros parques nacionales -lo que se venía reclamando desde hacía décadas-, porque primero habrá que comprobar que no se flirtea la legalidad con acciones que pretendan camuflar como "gestión de las poblaciones de ungulados" lo que en realidad podría seguir siendo, al fin y al cabo, caza por diversión. Y esto viene a cuento porque ya el propio Presidente de la Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales de Castilla-La Mancha, el señor Félix Romero, plantea algunas opciones sospechosas de ser simples concesiones a los poderosos propietarios de algunas de las fincas que conforman el parque, cuando dice que una opción para manejar la sobrepoblación de ungulados dentro del mismo "podría ser una acción conjunta entre cazadores y propietarios, dentro de otro concepto de caza", o que "en ningún caso sería una actividad cinegética basada en una mejora de trofeos", admitiendo que esta actividad está todavía encima de la mesa, y posibilita la opción de que los propietarios "se impliquen en el control de ungulados con una actividad muy dirigida y muy controlada por parte de la administración", en palabras suyas. El propio señor Romero admite (o adelanta, más bien) que ante el escenario complejo que se les viene encima no descarta que las disyuntivas de cómo gestionar este problema acaben en los juzgados, algo que ya están valorando algunas ONGs conservacionistas, como Ecologistas en Acción, que temen que no quede otro remedio que ir a los tribunales ante la continuidad de la actividad cinegética por parte de algunos propietarios con la disculpa del control de las poblaciones, en lo que han denominado como un "cierre en falso de la actividad". ¿Cómo acabará este tira y afloja entre la razón o el sentido común y los intereses económicos del lobby cinegético? No lo sé, lo iremos viendo, pero la presión que se ejerce desde este último, y lo imbricado que se encuentra el sector de la escopeta en las altas esferas políticas y empresariales del país, lo van a poner difícil, tirando de los argumentos demagogos de siempre, las mentiras repetidas mil veces -pero que seguirán siéndolo por mucho tiempo que pase- y las mediaverdades que venden a la sociedad gracias a numerosos medios de comunicación que se hacen eco solo de su versión. En definitiva, más de lo mismo cuando se habla de la caza en nuestro país.



Es evidente que la sobrepoblación de algunas especies de ungulados en este u otros parques son la consecuencia directa del nefasto modelo de gestión cinegética de las fincas, basado en el productivismo económico en vez de en la sostenibilidad ecológica. Esas poblaciones absolutamente descontroladas de ungulados silvestres son la consecuencia directa de su mala gestión, y esta última es la única causa (del problema). Por lo tanto, es necesario que la gestión moderna de estos ecosistemas cambie radicalmente el planteamiento y ponga el foco de atención en las causas, para luchar contra sus consecuencias. Erradicar esas causas de sobrepoblación significa fomentar el regreso de los depredadores naturales, eliminar los vallados cinegéticos, perseguir un equilibrio natural con la mínima intervención humana y, si esta fuese necesaria, realizarla en base únicamente a estudios científicos que así lo justifiquen y por parte de la propia administración. Pero hay que partir de la base de que nunca se podrá resolver este problema mediante el mantenimiento de la actividad que lo ha generado. No es de recibo que la solución a un problema nacido de la caza en un espacio natural protegido se resuelva mediante el divertimento que supone para una minoría meterle un tiro a un animal. No en un espacio protegido. Divertirse matando animales choca frontalmente con el espíritu que propugna la declaración de esas figuras de protección.



Cabañeros y todos nuestros parques -tanto los naturales como los nacionales- necesitan un modelo de gestión que se base en estrictos planteamientos conservacionistas y que se abandonen definitivamente manejos insostenibles de los mismos, además de éticamente incompatibles. La caza deportiva no es admisible en ningún caso, como tampoco lo es la caza de los depredadores apicales como el lobo, practicada y dirigida de un modo vergonzoso por el propio Parque Nacional de los Picos de Europa, lo que se antoja como simplemente aberrante.



Puede que para el Parque Nacional de Cabañeros la vida haya cambiado radicalmente a partir de este 5 de diciembre pasado. No lo sabemos aún, el tiempo nos lo dirá, pero lo cierto es que esta fecha se ha convertido en un punto de inflexión importante, a partir del cual ya nada volverá a ser igual. Que la defensa de la nueva normativa que prohibe la caza deportiva en su interior llegue a los tribunales o no, dependerá de los gestores del parque y de cómo afronten el problema de una posible sobrepoblación de ungulados. Este parque se merece una buena gestión y los ciudadanos merecemos unos buenos gestores. Los diversos enclaves y ecosistemas del Parque Nacional de Cabañeros (el menos visitado de España, quizás porque la casi totalidad de su superficie esté vetada al tránsito y disfrute del ciudadano) ostentan un valor ambiental extraordinario, que las imágenes que acompañan este texto solo pueden hacer intuir. Como vemos en ellas, Cabañeros es mucho más que su famosa "raña" y las sierras, contando con una gran variedad de ambientes mediterráneos muy bien conservados, y una geología y una fauna dignas de la máxima protección jurídica, con especies emblemáticas como el águila imperial y una de las mayores colonias de buitre negro del mundo.

Un lugar para conocer y visitar reiteradas veces, sin duda. Un lugar que no te dejará indiferente.

17 de agosto de 2016

De safaris fotográficos y otras telas

Los fotógrafos de fauna estamos acostumbrados a buscar fórmulas para sortear el miedo que los animales tienen al hombre y que dificulta, o incluso impide, esa proximidad necesaria para poderlos retratar. Esto se traduce en la necesidad imperiosa de utilizar potentes teleobjetivos, usar sistemas de ocultación como hides y redes de camuflaje, así como multitud de cachibaches y accesorios, además de contar con la herramienta más poderosa e imprescindible de todas: la paciencia.


Salvo un puñado pequeño de especies que se muestran confiadas ante la presencia humana y que hacen las delicias de los fotógrafos de fauna, como las cabras monteses de Gredos o los rebecos y chovas piquigüaldas de Picos, por poner algunos ejemplos de la fauna ibérica, lo cierto es que en nuestra vieja piel de toro nos vemos obligados a perseverar y armarnos de paciencia para poder obtener alguna fotografía de fauna que merezca el calificativo de "correcta", dado que la inmensa mayoría de los animales mantienen distancias de seguridad con respecto de nosotros bastante elevadas. Por desgracia, en ello les va la vida muchas veces. El resto de tomas obtenidas "a salto de mata" no pasarán de ser meros documentos, muchas veces lejanos y casi siempre de mediocre calidad.



Sin embargo, yo creo que en este juego del gato y el ratón está en gran medida la clave para entender el enorme interés que tiene la fotografía de fauna como disciplina altamente especializada dentro de la fotografía general; para comprender por qué engancha tanto a quien la practica. Si fuera sencillo sería aburrido y monótono, ¿no? Además, poder observar de cerca y sin ser vistos a la fauna salvaje manteniendo comportamientos completamente naturales es un sueño para cualquier apasionado de la naturaleza.



No obstante, y como para compensar tanta dificultad, a veces viene bien desempolvar los sueños y dar rienda suelta al dedo que aprieta el disparador de la cámara y dirigir nuestros esfuerzos a ciertas especies que por su falta de temor al hombre las vuelven atractivas y cercanas, incluso osadas. No todo va a ser horas de espera dentro de un reducido hide, pasando calor o frío. Todos hemos deseado alguna vez ir a un safari fotográfico y volver a casa cargados sin demasiada dificultad con Gigas y Gigas de archivos fotográficos de animales exóticos que no huyen de nosotros. Y siempre que usamos esa expresión -safari fotográfico- pensamos en África. Pero ¿por qué? Tenemos otros destinos en los que liberar nuestro hambre de fotografía y nuestra necesidad vital de sentir el esplendor de la fauna salvaje a nuestro alrededor, sin barreras, sin temores, sin huidas precipitadas. Y algunos de esos destinos los tenemos muy próximos a nosotros, aunque nos suene realmente muy extraño usar para ellos la palabra "safari". Pensemos sin prejuicios en lo que significa y vayamos pues de safari fotográfico aquí al lado, a la vuelta de casa.

Este verano, después de varios años acariciando la idea, hemos podido por fin materializar nuestros anhelos un poco nómadas como reza la cabecera de este blog, un poco vagabundos, y hemos pisado algunas de las reservas naturales más emblemáticas del Reino Unido, principalmente en Escocia e Inglaterra, pero también del oeste galés. Y sí, podemos asegurar que ha sido un verdadero safari fotográfico abarrotado de alcatraces, frailecillos, araos, alcas, focas y un sin fin de especies más. Y sí, también los hemos tenido muy cerca, aves confiadas que viven en bulliciosas comunidades que cubren islas o acantilados, que envuelven el lugar con el olor acre de sus excrementos, y que tapizan con ellos de blanco el suelo y a los propios vecinos que vivan por debajo. Y sí, también hemos dado rienda suelta a nuestro deseo de llenar las tarjetas con miles de imágenes sin las complicaciones de la fotografía desde un hide. Las colonias de aves marinas del Mar del Norte y el Océano Atlántico son un verdadero espectáculo de la vida salvaje que nos dejará sin palabras, y quizás también sin Gigas.




En las próximas entradas me voy a desviar un poco de la línea general que tiene Cuaderno de un Nómada y haré pequeños compendios de lo que podemos encontrar en algunas de las principales reservas naturales que nosotros hemos visitado, en aquellas más relevantes desde el punto de vista fotográfico, con la esperanza de que sirvan de ayuda y guía a otros fotógrafos o naturalistas. Ya no tendréis disculpa el próximo verano, reservad un hueco en la segunda quincena de junio o la primera de julio y regalaros un safari fotográfico por algunas de las colonias con mayor número de aves por metro cuadrado que podáis esperar. Son lugares increíbles que no os podéis perder, y están ahí, a la vuelta de la esquina, al ladito mismo de casa.

14 de diciembre de 2015

Mi cuarto cumpleaños

Un año más me siento delante del teclado para celebrar un nuevo cumpleaños de "Cuaderno de un Nómada", pues tal día como hoy de hace cuatro años flotaba por fin en la telaraña virtual de la red de redes la primera entrada de este blog.

Este dos mil quince ha sido un año difícil, sin embargo. Raro, intermitente, con demasiados paréntesis, con demasiados descansos e interludios. Un año extraño. Roto, discontinuo y con una notable reducción del número de entradas.

Sea como fuere, han pasado otros doce meses y, como en anteriores aniversarios, os dejo doce imágenes para ver, tocar y sentir. Imágenes de texturas, de piedras viejas, de rincones oscuros, de callejuelas estrechas. He querido que fueran fotografías que contrastaran con mis anteriores entradas, dedicadas cada vez más a menudo a la fauna que nos rodea. Postales de monumentos, ermitas y yacimientos. De capiteles, puertas y claustros. De estancias y pueblos por los que pasara en uno de mis últimos viajes.

Espero que, además de disculpar mis treguas, las instantáneas os gusten. Ese es mi deseo. Salud, amigos.