Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.
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12 de diciembre de 2024

Ejecutar no es cazar

La verdad es que no tenía pensado opinar más sobre la caza por estos lares (de momento), pero es que me resulta tan difícil no indignarme ante el hecho injusto de que se gestiona nuestra naturaleza y nuestros ecosistemas en función de los intereses del sector cinegético y en detrimento de una verdadera protección de la fauna, que no puedo por menos de dejar al menos constancia aquí de mi cabreo. No hace demasiado tiempo hablaba de esta actividad con un buen amigo y estábamos de acuerdo en que la caza que se practica hoy en día nada tiene que ver con la que practicaban nuestros padres o abuelos. En la época de la postguerra en muchas casas se comía algo más de carne gracias a que entraban en ella de vez en cuando perdices, conejos o liebres. Hoy, sin embargo, se "consume" caza y se miente alrededor de ella.

Sí, hoy algunos -cada vez menos afortunadamente- consumen la muerte innecesaria de fauna salvaje como se consumen los mal llamados deportes de aventura, el culto al cuerpo, la fotografía o los viajes, por poner cuatro ejemplos. Todo se practica "porque hay que hacer algo", porque la sociedad actual lo demanda, como reclama que, además, tengamos que exhibirlo públicamente. Sin embargo, no siempre hay detrás verdadera pasión, interior, sincera, íntima y vital. Porque sí, detrás de esta práctica tan poco sensible habrá quien también sienta todo eso, aunque la mayoría de la sociedad no seamos capaces de alcanzar a entenderlo nunca, al fin y al cabo gente buena pero insensible con el sufrimiento de los animales también la hay, porque el ser humano es lo más alejado que existe de ser un ser perfecto. Porque decirme ¿todo el mundo que viaja es viajero?, seguro que la mayoría estaréis de acuerdo conmigo en que no. ¿Todo el mundo que sube al Everest es alpinista? obviamente ya sabemos todos que tampoco. ¿Y todo el mundo que caza es cazador?, y en esto también sabemos que hoy en día ... ni en broma, muchos son sencillamente verdugos. Y lo son por simple diversión. Sin necesidad alguna, ni interior ni exterior.

Y aquí llegamos al meollo de la cuestión. Cazar cabra montés (Capra pyrenaica) no es cazar, es ejecutar, y a las pruebas me remito: si la gente a veces les hacemos fotos con el móvil ¿quién se atreve a negar que pegarle un tiro a un macho montés no sea una ejecución en toda regla?, ¿tiene eso algo de caza? Obviamente no, eso no lo aprobaría un verdadero cazador, eso solo lo haría un carnicero.


Si alguien siente algo interior y vital que le arrastra a hacer algo así porque siente pasión por ello, entonces es que tiene algún gen atrofiado. Los cazadores sin duda alegarán que solo son así de confiadas las cabras que coinciden con un turismo masivo de excursionistas y montañeros, en lugares muy concretos. Y tienen en parte algo de razón, pero solo en parte, porque también tenemos razón los que afirmamos que, aún así, se trata de una especie tranquila y pachorrona que no pone tierra de por medio en cuanto ve asomar una persona a cientos de metros de distancia, como sí hacen los ciervos, jabalíes o corzos. La cabra no es así, y lo saben. Con el alcance y precisión de los rifles de que se dispone hoy en día disparar a esta especie es, en la inmensa mayoría de los casos, una ejecución. Y quien piense lo contrario se miente a sí mismo. Y quien diga lo contrario nos miente a los demás. Así, los cazadores ya extinguieron a dos de las cuatro subespecies de cabra montés de la península Ibérica, mientras que de esta otra en concreto de la que vemos estas fotos, la Capra pyrenaica victoriae que habita el Sistema Central, llegaron a sobrevivirles tan solo 12 ejemplares, lo que nunca hubiera sucedido si fuera una especie medianamente esquiva y huidiza ante la presencia humana.


Y señores, no nos dejemos tampoco engañar en esto, también se cazan los machos que se dejan hacer fotos con el móvil en esos lugares concretos en los que son así de confiados debido a que coinciden con ese turismo masivo de excursionistas y montañeros. No solo el cazador y el coto, o la reserva de turno, escogen al animal que van a sentenciar de entre los que habitan en lugares indómitos y escondidos, alejados del coche, a horas de pateo en lo más recóndito de la montaña, sino que también son sentenciados aquellos animales mansos, mansos, mansísimos que viven en estos lugares tan masificados, donde se diferencian muy poco del ganado doméstico. Los mismos animales dóciles que nosotros fotografiamos a unos metros, y que son reservados para aquellossss ..., llamémosles cazadores, que no tienen una forma física que les permita andar realmente por la montaña. 


Así es. Eres un ... llamémosle cazador, joven y con buena forma física ... pues te llevan a ejecutar con tu rifle de última generación a un macho montés que vive en una ladera alejada (un poco solo, eh) de donde quedará aparcado el vehículo 4x4 (que ellos sí pueden meterlo por todas partes porque están autorizados), en algún lugar que seguramente no tiene mucho trasiego montañero, y al que le podrá tirotear a una distancia razonable de unos pocos cientos de metros (o ni eso) mientras los mira sin huir.

Que eres un ... llamémosle también cazador, no tan joven o con un fondo físico pésimo para pinrelar por la montaña ... pues te llevan a ejecutar a uno de estos otros machos monteses que tienen la fortuna o la desgracia de moverse por una de esas otras zonas, masificadas por excursionistas.

Luego, eso sí, venderán al público y a la sociedad la pureza de la actividad, el romanticismo de la lucha de igual a igual con el animal, la necesidad de equilibrar mediante la caza las poblaciones de los herbívoros como si fueran héroes, nos hablarán del conocimiento del medio, de la dificultad de moverse por el terreno hostil de la montaña, de sus riesgos, ... lo adornarán todo poéticamente con una supuesta "pasión por la naturaleza". Nada, no hay nada de ello, todo es pura literatura, propaganda barata. Solo algunos ingenuos se lo creerán, cuando la realidad es mucho más fría, aséptica y soez: mercantilismo puro, yo te pago para que me pongas delante de un ejemplar al que le pueda pegar un tiro para colgar en el salón de mi casa su cabeza cortada. Se trata de una simple transacción económica donde en este caso la administración que mantenemos todos los ciudadanos, a través de la Reserva Regional, ofrece un servicio a un particular.

Y el producto es la vida de un ser que casi se deja tocar.


Estas cuestiones siempre me asaltan cuando, cada temporada de celo de la cabra montés, me acerco a la sierra a hacerles algún reportaje fotográfico. Nos arrimamos a algún rebaño y permanecemos con él durante horas, a veces durante toda la jornada, mientras observamos y retratamos su comportamiento. 


Y cómo no cuestionar que, si de verdad hay que matar a algunos de estos animales (lo que no pongo en duda bajo ciertas circunstancias) en un Espacio Natural Protegido para equilibrar el ecosistema allí donde no haya presencia de lobos -que los deberían controlar de manera natural, gratuita y de modo mucho más eficiente-, por qué tienen que hacerlo unos particulares por diversión y no la administración por oficio. No nos podemos olvidar del despropósito de que a los lobos también se les persigue brutalmente a escondidas porque les comen "sus" cabras monteses, como se comen "sus" ciervos y corzos; porque a todos ellos los consideran suyos, no del medio, ni de sí mismos a pesar de ser salvajes y silvestres, y ni siquiera de todos los españoles, son solo suyos. Y, claro, que un depredador salvaje se alimente de fauna salvaje es algo que no pueden tolerar. El epílogo podía ser el siguiente: "matamos a los herbívoros para que no se desequilibre el ecosistema, a la vez que matamos a los lobos porque se comen a los herbívoros que nosotros queremos matar para que no se desequilibre el ecosistema".

La inteligencia al poder, ¿no? ¿O es la desfachatez?


El caso es que tendremos que tragar con que se ejecuten dóciles cabras monteses en un Espacio Natural Protegido, declarado como tal para conservar y proteger -valga la redundancia- a esa misma fauna, entre otras cosas. Nadie puede molestar a la fauna en un ENP, obviamente, pero los cazadores sí las pueden fusilar después de soltar una pasta gansa. 

Y decía anteriormente que se miente mucho alrededor de esta actividad tan impermeable al dolor y sufrimiento de los animales, porque desde el sector cinegético y desde instituciones públicas y privadas, e incluso desde los medios de comunicación generalistas, se hace un relato de la actividad cinegética romántico e idealizado que está muy alejado de la realidad. Se ensalzan bondades que generalmente no existen, se alegan excusas de carácter medioambiental para que la sociedad deje de rechazar esta actividad, denostada hoy en día, y se ocultan los impactos que genera. El viejo romanticismo que rodeaba antaño esta actividad ha desaparecido en los tiempos mercantilistas que nos ha tocado vivir. Hoy en día no es más que negocio y postureo, además de ideologizado, pues se usa como arma política en el ámbito rural y conservador del país, exactamente igual (y por los mismos) a como se ampara, se protege y se justifica la tortura nacional a la que se someten a los toros de lidia en el ruedo. Luego, los verdugos de cabras monteses fliparán ante sus seguidores en las redes sociales, o ante sus conocidos en los despachos donde cerrarán negocios; hablarán de la dificultad del lance, del conocimiento del medio, del riesgo que asumieron, de la dureza de la alta montaña, de la dificultad del tiro, de la belleza del trofeo ejecutado, de la lucha de igual a igual con el animal, ... 

Y hablarán de su pasión por la naturaleza. 

Palabrería, son solo charlatanes. Y es que cuando hablamos de la crueldad de la caza también hablamos de todas estas cuestiones, porque matar a estos machos monteses solo puede ser calificado de una forma: sadismo.

9 de diciembre de 2024

El protagonista

Fue sin duda el protagonista de la jornada.

Todos conocemos los testarazos tan bestias que se arrean los machos de las distintas especies del género Capra. En el recuerdo de muchos de nosotros estarán siempre grabadas aquellas secuencias de la serie documental de El Hombre y La Tierra en la que dos ejemplares de la subespecie Capra pyrenaica hispanica de las sierras de Cazorla se golpeaban con una violencia extrema y, agotados por el esfuerzo del combate, respiraban agitadamente para tomar algo de resuello antes de continuar. A mí no se me olvidarán por mucho tiempo que pase sin ver aquel capítulo de la serie.

Con aquellos recuerdos en la cabeza y con las observaciones que vamos realizando sobre el terreno, nos parecerá mentira que sus cabezas y sus cerebros no se destrocen con semejantes topetazos. Nos sorprenderá que puedan sobrevivir a estas embestidas. Pero lo hacen, sobreviven a estos combates que forman parte de su ritual anual. Y lo hacen porque las adaptaciones que han desarrollado en sus cráneos amortiguarán los impactos sin que estos les provoque lesiones letales. Y nunca verás un cuerno roto.

Bueno, mejor dicho, casi nunca, porque muy raramente puede llegar a suceder que veamos a algún ejemplar de esta guisa.


Este individuo fue el centro de nuestra atención durante toda aquella jornada. Lo que no parecía que pudiera llegar a suceder a él le sucedió: en alguna desafortunada arremetida una de las fundas de sus cuernos tronchó y se partió por su parte central. Quién sabe si algún problema de salud, alguna deficiencia en algún nutriente importante, mineral, vitamina, o quizás alguna infección del interior lo ha debilitado, haciendo que en uno de esos choques el cuerno se le partiera.



Cuando hacemos fotos de la subespecie Capra pyrenaica victoriae en Gredos el proceso es siempre el mismo: se comienza por buscar un grupo en el que haya numerosas hembras y varios machos grandes -lo que en ocasiones no es tan sencillo, pues parecen haberse volatilizado del lugar-; después te aproximas al rebaño, siempre dejándote ver desde lejos para que no se asusten; y finalmente permaneces con él durante el tiempo que creas suficiente, acompañándolo y buscando las fotos soñadas, a menos que ellas -las hembras- decidan largarse, en cuyo caso no podrás seguirlas. Si las cabras hembra se van lejos los machos las seguirán como corderitos y tú, por muy hábil que seas caminando por terreno malo, te acabarás dando por vencido. Por eso, este macho con el cuerno roto acabó siendo el protagonista de la jornada, dado que el rebaño se quedó sedimentado por una zona muy buena y nosotros permanecimos bastantes horas acompañándolo, lo que permitió que en numerosas ocasiones se nos presentara la oportunidad de retratarlo.



Volviendo al animal en cuestión, podríamos pensar que este macho ha tenido mala suerte, que la vida le ha tratado mal, que le ha jugado una mala pasada y que, en adelante, llevará una dura vida de paria, un desheredado sin poder competir con el resto de machos por el derecho a cubrir a las hembras. Nada más lejos de la realidad. Porque probablemente este individuo se haya salvado de ser ejecutado por un cazador que habrá pagado miles de euros (algunos machos -categoría A1- tienen un precio de salida de 4.500 € a lo que hay que sumar la cuota complementaria en función de la puntuación final del trofeo, pudiendo llegar hasta los 49.973 € si se ajusticia un macho con puntuación de 300, aunque suelen rondar cantidades entre los 3.000 € y los 16.000 €) para disfrutar acabando con su vida, precisamente porque su tara lo hace un ejemplar no "aprovechable" cinegéticamente. Es la mercantilización de la fauna salvaje.

Además, la falta de parte de uno de los cuernos no le impide en absoluto luchar por el favor de las hembras contra otro macho, como pudimos constatar al poco de "acoplarnos" al rebaño. Efectivamente, no llevábamos mucho rato cerca del grupo de hembras y machos que pastaban en la pradera cuando este ejemplar se enzarzó en una batalla con otro ligeramente más joven haciendo que nuestras cámaras entraran en calor. Aún en la pradera donde habían estado pastando comenzaron los primeros topetazos.



Pero inmediatamente se encaramaron a grandes rocas, donde prosiguieron dirimiendo su posición jerárquica. El individuo con el cuerno roto presentaba una capa más canosa que lo diferenciaba claramente del contrincante con el pelaje más marrón.




En un momento dado nuestro protagonista fue lanzado de la gran roca donde se peleaban cayendo a plomo tres metros más abajo, sobre la pradera. Tras encaramarse de nuevo a la roca le devolvió la jugada y al cabo de unos minutos fue el ejemplar más marrón el que fue empujado de un topetazo en el costado y lanzado al vacío.


Los machos cuando se están peleando van moviéndose por el espacio que les rodea. He visto peleas que han durado casi una hora en las que los contendientes han subido por completo la ladera perdiéndose de vista al volcar sobre la cima de la misma hacia la vertiente opuesta. En esta ocasión los dos adversarios descendieron de nuevo a la pradera para, a continuación, volver a subir por los roquedos de alrededor, buscando piedras elevadas para dejarse caer con más fuerza sobre el contrario. Así siguieron unos minutos más, empujándose, dándose empellones laterales y testarazos. 






Desde luego nuestro protagonista con cuerno y medio no tenía ni el más mínimo problema para defenderse y atacar. Su defecto físico no le suponía ningún inconveniente para dar un golpe sobre la mesa y dejar claro que ahí estaba él, dispuesto a luchar con quien hiciese falta. Tal fue así, que al cabo de otros pocos minutos más observamos un cambio de comportamiento que ya conocíamos de anteriores ocasiones: el ejemplar marrón -el que había sido derrotado- comenzó a caminar seguido muy de cerca por nuestro macho protagonista. La batalla había terminado. El perdedor se alejaba de la zona, acosado y empujado por el que parecía más viejo de los dos, que literalmente se frotaba la testuz y la cara contra el corpachón del perdedor. Así lo seguiría durante un largo trecho, hasta desaparecer ambos de la zona donde pastaba el resto del rebaño. Había que echarlo del lugar y dejarle claro que él, el del cuerno roto, era el ganador. 




Como no podía ser de otra manera, durante el resto de la tarde le pudimos hacer de nuevo fotos relajadamente, detalles de la cornamenta, de su mirada y de su aspecto potente. Fue sin pretenderlo el protagonista de aquella tercera sesión a las cabras en celo de este 2024, a cuál más productiva desde el punto de vista fotográfico.



Y viendo esta última fotografía que os muestro ¿alguien podría negar que se trata de un animal increíblemente hermoso, incluso sin parte de su cuerno derecho?

Espero sinceramente volvérmelo a encontrar en otras ocasiones por la sierra, será señal de que la vida le ha sido complaciente y que no habrá formado parte de uno de esos lotes de la muerte de la Reserva Regional de Caza de la Sierra de Gredos, insensibles e inhumanos. Matar de un tiro a animales que se te acercan hasta permitirte hacerles retratos de sus caras es una cobardía asquerosa, que en nada se diferencia a tirotear a una res doméstica dentro de un corral. Eso no es caza, señores verdugos, son ejecuciones. Es demostrar la crueldad y la frialdad del ser humano. Una atrocidad. Una salvajada. Estaría muy bien que este macho montés se librara de la ejecución a manos de unos seres que se mal-definen como "humanos", y si ha de morir antes de llegar a viejo que lo haga bajo las leyes de la naturaleza, tras el ataque de los lobos, de una enfermedad o por los rigores del invierno y la montaña, pero no como demostración de la barbarie de una criatura que no deja de demostrarse a sí misma su brutalidad y su impasibilidad. No a manos de un hombre sin corazón.

8 de diciembre de 2024

Siluetas

Estamos acostumbrados a ver por este blog a mis amigas las cabras monteses (Capra pyrenaica vitoriae), generalmente de la sierra de Gredos porque es a donde me suelo acercar cada año, por lo menos una vez en la época de celo y, si puedo, más veces en otras épocas diferentes. Las tengo más cerca, en la sierra de Francia, por ejemplo, pero el paisaje gredense me gusta especialmente por el magnífico ambiente alpino que se dibuja en él. Esta vez he subido a la sierra en tres ocasiones a lo largo de noviembre y entrado diciembre en pos de inmortalizar su comportamiento nupcial. La falta de nieve y las temperaturas templadas de este 2024 no han estropeado su celo, en contraste con las últimas temporadas de celo que fueron bastante sosas y apagadas en los años previos. Nos hemos divertido mucho con la cámara, hemos ampliado el archivo y hemos disfrutado de momentos realmente buenos. Ha habido combates entre machos, ha habido cortejos y posturas nupciales e incluso una cópula que, aunque no pudimos fotografiar por el lugar en el que tuvo lugar, siempre es un hecho interesante para cualquier naturalista. Hemos aprovechado especialmente a realizar tomas de siluetas, que resultan efectistas e interesantes. Hacía tiempo que quería realizar una variedad de fotos de este estilo, y este año se han alineado los astros. Os dejo aquí una pequeña selección de fotos de estas bellezas, espero que las disfrutéis tanto como yo lo hice retratándolas. Me ayudan a revivir los momentos. 














22 de noviembre de 2024

La majadería del siglo

Que lo sepáis todos, MATAR decenas, centenares o incluso miles de individuos de una especie en situación vulnerable es un método inmejorable de protección, conservación y recuperación de la misma.

Esto es lo que se desprende al menos de las esperpénticas declaraciones realizadas por el Portavox de la Junta de Castilla y León, Carlos Javier Fernández Carriedo, a raíz de las críticas recibidas tras la publicación del último Censo regional de lobo ibérico 2022-2023. Entonces, si esto es así, ¿cómo es que estamos despilfarrando tanto dinero público en laboriosos y lentos programas de conservación en especies como el lince ibérico, el águila imperial, la perdicera, el visón europeo o el quebrantahuesos? Es mucho más barato -y para unos poquitos también más divertido- repartir escopetas a diestro y siniestro y comenzar a matar linces, imperiales y perdiceras, visones europeos o quebrantas. Incluso osos, señores, vamos a matar todos los meses entre 5 y 10 osos. Según ellos y su revolucionaria teoría, de aquí a unas décadas nos van a salir los plantígrados por las orejas.

Y es que a raíz de la publicación del citado nuevo censo del lobo, algunos dirigentes han vuelto a insistir en el mismo razonamiento psicotrópico que ya hemos oído anteriormente a altos cargos de Medio Ambiente en diversas oportunidades: La caza del lobo hace aumentar la especie


Hay que ser majaderos para decir majaderías. Y esta, amigos, es supina. Me gustaría que nos dijeran estos lumbreras a los que pagamos un sueldo que no se ganan y que menos aún se merecen, un solo estudio científico que avale que matar animales de una especie en estado de conservación desfavorable aumenta sus poblaciones. Un solo estudio, señores. Uno. Darme una sola investigación científica o académica que acredite vuestra majadería y retiraré el adjetivo. Es que es tan inconcebible que alguien pueda defender y obcecarse en hacernos creer semejante sandez, que habría que inventar una palabra que no existe para explicarlo. Os retratáis a vosotros mismos y vuestra necedad. ¡Ah, no, que no hay ningún estudio que lo avale!, que es simplemente la misma mierda política que escupen por sus bocas para manipular a la gente, para justificar lo injustificable y, de paso, seguir tirándole la caña a cazadores y ganaderos, que luego les acaban volviendo a votar aunque sus tierras hayan sido arrasadas por un incendio cuya gravedad ellos ampliaron. La misma ineptitud por la que se le exige ahora a Mazón que dimita (aparte de la propia gestión de la DANA, no nos podemos olvidar que había eliminado con anterioridad la Unidad Valenciana de Emergencias haciendo gala de una gran irresponsabilidad en una comunidad donde las riadas son habituales), es la que Juan Carlos Suarez-Quiñones demostró tener en 2022 cuando se negó a activar el nivel máximo de riesgo de incendios para ahorrar dinero en medio de una hola histórica de calor extremo. Que la derecha niegue el cambio climático y lo tache de ideológico es la misma irresponsabilidad política en Valencia y en Castilla y León, señores. ¿De verdad este espectro político está capacitado para hacer frente a los tiempos que vienen? Máxime cuando el calentamiento global y la conservación de la biodiversidad se han convertido en aspectos muy importantes para nuestra sociedad.


Tras la publicación del censo pudimos leer titulares como el siguiente, en ileon.eldiario.es: Denuncian la "desinformación" de Castilla y León con los datos del nuevo censo del lobo y exigen a Quiñones que dimita. El partido Pacma y la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL) acusan a Medio Ambiente de usar a favor solo de la caza las cifras "ridículas y poco creíbles" por una "obsesión enfermiza" por favorecer a los cazadoresComo bien destacan en este artículo "... las manadas de esta especie apenas han aumentado poco más del 3% en los doce años transcurridos desde el último censo, que data de 2012, en las cinco provincias al norte del Duero, incluyendo León, y eso a pesar de que ya no se permite la caza desde el año 2021 y que la Junta lleva años alertando de una proliferación insostenible".  Menuda mierda de propaganda hace la Junta, ¿no?. No concuerda mucho esa "expansión insostenible" del lobo, como ellos alegan y que en realidad no es más que pura ciencia ficción, con ese ridículo aumento del 3% respecto del censo de 2012-2013, o la reducción del 50% de las manadas en la provincia de Salamanca, por ejemplo, cuando en el anterior censo se contabilizaban 6 y en este la mitad, o cuando en menor medida también encontramos una reducción en las provincias de Burgos, en donde se pasa de 21 grupos a 18, en la de Palencia donde se pasa de 38 a 35, o en la de Zamora donde se reduce de 49 a 46. Y aún se sostiene menos esa falacia de desaforada expansión (insisto, de un ridículo 3% en una década) cuando la comparamos con la del lince, que ha sido del 66% en ¡¡¡solo tres años!!!.

Y ya que hablamos del lince ... ¿cómo se come que a una especie -el lobo- con dos mil y poco ejemplares se la quiera conservar a tiros, mientras que a otra joya zoológica -el lince- con 2.021 felinos censados sigamos mimándolo entre algodones (como es lógico, por supuesto)? ¡¡¡Uuuyyy, no les daré ideas, a ver si van a querer también conservar al lince a tiro limpio ahora que se lo van a reintroducir en el cortijo de Castilla y León!!!, al fin y al cabo, según ellos "la caza hace aumentar la especie" y las cifras poblacionales de ambos carnívoros -lobo y lince- son ya muy similares.

De hecho, pronto habrá más linces que lobos. Al lince lo seguiremos tratando como se merece, invirtiendo denodados esfuerzos en recuperarlo, y al lobo ... bueno, al lobo ... en fin ... en lo que esté protegido no podemos oficialmente "ejecutarlo por su bien", para que aumente su población, digo, pero ya lo hacen los ganaderos y los furtivos por nosotros. Y entre tanto ... nosotros ... pues eso, miramos para otro lado, que eso se nos da también genial, somos grandes expertos en ambas estrategias: matar lobos porque sí y dejar que otros lo hagan también, ¿por qué no?.

No nos podemos olvidar cuando hablamos del problema que supone la eliminación legal de ejemplares de una especie apical que se encuentra en un evidente mal estado de conservación, el añadido del gravísimo efecto que el furtivismo acarrea al taxón en cuestión. Nuestras administraciones NUNCA han hecho absolutamente NADA para luchar contra ese tipo de delincuencia. Lacra que no olvidemos se cobra la vida de centenares de lobos cada año, aún después de haber sido protegida con el LESRPE. Para nuestras administraciones este gravísimo problema, contra el que tanto alzó la voz Luis Mariano Barrientos, nunca ha sido algo a tener en cuenta. Y son centenares los lobos que han ido muriendo de esta forma anualmente desde hace décadas. Centenares que se sumaban un año sí y otro también a los centenares que ya eliminaban legalmente las administraciones regionales mediante cupos de caza deportiva o en acciones de control letal de la población. Con el paso de los años se han sumado demasiados miles de lobos muertos. Eso estancó el crecimiento de la población a finales del siglo pasado -lo que algunos científicos denominaron eufemísticamente "estabilidad"-, pero la Junta de Castilla y León sigue empeñada en asegurar que matar lobos es bueno para la especie. 

Lo voy a repetir para que tomemos conciencia de lo que supone el párrafo anterior: han sido decenas de miles los lobos masacrados legal e ilegalmente en las últimas décadas.

¿Cómo pueden decir estos sujetos que matar lobos hace aumentar la población?

Sois un insulto a la inteligencia. DIMITID.

26 de septiembre de 2024

El lobo y los medios de comunicación

En estos tiempos que sufrimos es incuestionable que se reafirma ese refrán, tan manido como incontestable, de que el hombre es el único animal que siempre tropieza en la misma piedra. Que no aprendemos de nuestros errores es algo que nadie en su sano juicio podría negar, ¿verdad? Y como en otros tiempos sucediera, hoy también caemos en el error de utilizar la propaganda, en vez de los fríos datos, como una eficaz herramienta de guerra. Y sí, digo bien, de "guerra", porque hoy en día la política la entienden nuestros gobernantes (de un modo miserable, por qué no decirlo y llamar a las cosas por su nombre) como una guerra sucia y sin cuartel contra un, no ya adversario político, que es lo que en realidad son, sino un enemigo al que hay que destrozar y, si se puede, también arruinar. No hay piedad para el que piense distinto en política, y todo es factible de ser usado en esa guerra fraticida. Sí, es vomitiva la política que se practica en nuestros parlamentos; lo sabemos todos, como lo saben ellos. 


Pero, además, la tosca propaganda de toda la vida hoy ha evolucionado a una sofisticada desinformación tan poderosa como los tanques y las balas. Estos días el principal grupo político de la oposición, con su habitual hipocresía y deslealtad en cuestiones de Estado, se lleva las manos a la cabeza porque el gobierno actual pretenda implantar en este país de pandereta lo que todos ellos, sin embargo, habían ya consensuado sin discusión en el Parlamento Europeo en relación a defender el menoscabado derecho de los ciudadanos a recibir una información veraz y a ser protegidos de las mentiras y la desinformación maliciosa, cuyo único fin es el de manipularnos para que no podamos pensar con criterio ni, por lo tanto, decidir con conocimiento. En definitiva, para ponernos una venda en los ojos. 



Porque hoy en día la política ha llegado a unos niveles de miseria tan grandes, tan descomunales, que los partidos políticos -todos ellos, pero en este caso en la oposición- llegan a votar en contra de lo mismo que antes exigieron, y hasta algunos jueces se convierten por derecho propio en nuevos jornaleros del tablero político. Si esto no es la guerra del "todo vale" se le parece mucho. Y para hacer una política tan rastrera se necesita, sí o sí, la participación y la connivencia de los medios de comunicación, la pata fundamental sin la cual la desinformación no se viralizaría. ¿Recordáis aquello de que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad?, pues en eso estamos.

Y aquí llegamos al meollo que nos atañe en este blog, pues en esta tesitura sobre la verdad y la mentira, y sobre esta última como arma utilizada para hacer oposición política y manipulación social, el lobo se convierte en una ficha más de esa despreciable y perversa propaganda, y se cristaliza como un peón más de ese tablero de ajedrez en el que se pelean nuestros políticos. Y entró sin quererlo y sin merecerlo, porque premeditadamente se esconde su papel de aliado de la ganadería y fundamental en el ecosistema, para continuar mostrándolo como el lobo feroz de aquellos cuentos que todos tenemos en nuestro imaginario infantil, muy a pesar de que la ciencia actual desmiente todos los planteamientos medievales que lo crucificaban, por erróneos, desfasados y caducos. En muchas de las entradas en las que he tratado la realidad de lo que yo he dado en llamar el conflicto inventado, responsabilizo directamente a muchas de nuestras administraciones de la situación generada con el paso de las décadas, inflando un conflicto menor para obtener un rédito político. Pero también responsabilizo a sindicatos agrarios y a muchos medios de comunicación como cooperadores necesarios para desquiciar la situación; a unos por bocazas demagogos, y a otros por voceros de los bocazas y de las instituciones lobicidas.
  

Y ejemplos de la responsabilidad que tiene el peor periodismo en esta manipulación social hay muchos. De entre los cientos de noticias amarillistas y sensacionalistas que manipulan a la sociedad con sus mentiras podemos resaltar varias, por sintomáticas de qué se cuece en la mass media. Así el 22 de abril de 2022 publicaba en este blog la entrada que titulé Patética Jara y Sedal. En ella denunciaba cómo esta editorial alarmaba sin fundamento científico sobre la inminente posibilidad de que los lobos ibéricos atacaran a los niños de los pueblos, haciendo uso para ello de un viejo libro en el que se afirmaban cosas tan delirantes como que los lobos gallegos eran antropófagos, a diferencia de los castellanos, y que se podían dividir, además, en dos categorías: las lobas que atacaban solo a niños, y los machos o las manadas que ya hacían lo propio con personas adultas pero especialmente con las mujeres, llegando a elaborar una alucinante tabla de qué mataban unos y otros en función de su propio peso. 

Así mismo, al final del artículo titulado El lobo, i-responsable, del 31 de enero de 2022, también me hacía eco de esta lamentable revista cinegética cuando mentía sin el menor rubor en un artículo y redes sociales al inculpar en un primer momento a los lobos del ataque a una vaca en el sistema central. Esta afirmación categórica la respaldaba con un vídeo que supuestamente lo demostraba, cuando en realidad se veía claramente en las imágenes que se trataba de unos perros descontrolados, tres de ellos de color pajizo y un cuarto incluso jardo, en blanco y pardo. Simplemente metieron cizaña para alimentar el odio al depredador y se quedaron tan anchos, aunque se vieron obligados a corregir lo escrito posteriormente dada la viralización de las críticas recibidas por semejante manipulación de la realidad.



Otro buen ejemplo de la obscena guerra mediática que se libra contra la conservación del lobo desde ciertas doctrinas escoradas a la derecha lo denuncié en la entrada La sandez de la semana el 31 de octubre de 2021, tan solo un mes después de que fuera publicado en el BOE la inclusión del lobo en el LESRPE. En esta ocasión un periódico castellano-leonés (El Español) regaló una entrevista a Luis Alberto Calvo -inmerecida y politizada vistas las barbaridades que dijo sobre el lobo y sobre la gestión que de la pandemia hizo en aquel momento el gobierno-, a la sazón Presidente del Consejo General de Veterinarios de España, para ahondar por enésima vez en el mismo alarmismo manipulador, insistiendo sobre el riesgo que para las personas representaba la presencia de la especie, y alertando malintencionadamente de un infundado peligro para los niños.

Todo este tipo de maquinaciones y exabruptos soltados a la sociedad tras una máscara de periodismo, así como las consabidas opiniones que hacían referencia a una desaforada expansión de la especie, o de que se encontraba en buen estado de conservación -contradiciendo expresamente lo dicho por el Comité Científico-, así como la machacona reiteración de que la ganadería extensiva no iba a soportar la previsible "plaga" de lobos que su protección iba a provocar, se enmarcaban dentro de la vehemente campaña desinformativa que se generó en gran parte de los medios de comunicación conservadores tras ser listada la especie.

Por supuesto noticias tendenciosas con el mismo tufo antilobo que las anteriores llenan y llenan cientos de páginas en los diarios de nuestras regiones loberas desde el mismo momento en el que la especie se convirtió en una inmejorable arma arrojadiza entre los políticos, y en un elemento clave (junto con la defensa de la caza y las corridas de toros) para disputarse como perros de presa los votos del medio rural, como si la caza, los lobos y las corridas fueran los asuntos más importantes para la gente del campo. Y parece que realmente fuera así, que esas tres cuestiones son infinitamente más trascendentales que la desaparición de las escuelas rurales y de los servicios bancarios en nuestros pueblos, la pérdida de calidad de la atención médica -cuando la hay-, los precios por debajo de los costos de producción, la competencia desleal de productos traídos de fuera de la UE, la burocracia excesiva, la PAC como telón de fondo, las pésimas infraestructuras de comunicación que existen en muchas regiones apartadas, la desaparición de los transportes públicos, la brecha digital y la pésima atención de las operadoras de telefonía móvil que aún mantienen amplias zonas, en especial de montaña, sin cobertura, ... y un largo etc. Pero todos estos y otros problemas que sufren las gentes del campo son ninguneados por cierto sector ideológico que ha hecho bandera de la defensa de la tauromaquia, la caza y la persecución del lobo, llegando a convertir estas tres cuestiones en los tres pilares fundamentales en los que basar la búsqueda del voto rural. Mira que es casualidad que en los tres temas siempre haya animales que acaban muriendo, y algunos incluso después de ser largamente torturados para solaz y divertimento del público.

En esta coyuntura los medios de comunicación son cooperadores necesarios en la cizaña, desinformación y manipulación que la política lleva a cabo con el lobo, son parte fundamental del ecosistema político-manipulador. Lo vimos, por ejemplo, cuando el gobierno castellano-leonés transmitió a toda la prensa unas cifras infladas y falsas del número de lobos existentes en nuestra región, cuando hablaban de 179 manadas (tampoco os creáis mucho esta cifra de grupos, porque partiendo de quien parte el dato ... uuufff, no es fácil creerse nada de lo escupido por su boca) y 1.600 lobos en la comunidad autónoma. Si esos datos bajo sospecha fueran realmente ciertos, la media de lobos por manada sería de prácticamente 9 ejemplares, lo que es una cifra desorbitada que en ningún estudio científico serio es admitido a nivel internacional. Esto sucede porque nadie contabiliza la población sumando los nuevos cachorros nacidos, dado que la mortandad es enorme en esa franja de edad. En ningún paíssss ... excepto en España, claro. Sería como censar la población de águilas imperiales sumando los huevos que son puestos cada temporada, en vez de calcular la población añadiendo los pollos que realmente acaban volando. Con el lobo no, con el lobo nuestras patéticas administraciones autonómicas y los científicos que se venden a ellas contabilizan también los cachorros que nacen de media, aunque la mayoría no lleguen a adultos. De todo ello hablamos en el post titulado Parte del problema tan solo cinco días después de la publicación en el BOE de la modificación del LESRPE, y veíamos cómo los medios de comunicación de la región, tanto los de ámbito local y provincial, como los regionales, publicaban sin miramientos los datos que el lobicida gobierno autonómico les daba sin tan siquiera dar la palabra a las organizaciones conservacionistas o a expertos independientes para que pudieran opinar al respecto de las mismas, o matizarlas. Aquellas cifras mentirosas iban a misa y no fueron cuestionadas por ningún periódico o televisión. Sí señor, así es de serio y profesional gran parte de nuestro periodismo. ¡Como para que el público pueda opinar con conocimiento de causa! Imposible.


En esta lucha sin cuartel por la desinformación y la manipulación en lo que al conflicto del lobo se refiere el 8 de este mes de septiembre leí un artículo que va incluso más allá, porque pudiera haber quien entendiera que en su último párrafo el firmante estaba haciendo directamente apología de un delito: matar una especie protegida. El artículo en cuestión lo tituló "Lobo que vea, lobo que mato" y lo firmó un tal Román Álvarez en La Gaceta de Salamanca, el típico periódico local, folclórico, carente de rigurosidad, sin nadie experto en materia ambiental, y por supuesto incondicional defensor del PP. Y es que en ese último párrafo el autor dice que "Por eso, en las zonas donde los ganaderos también son cazadores, y quien más y quien menos tiene una autorización de armas para caza mayor, a alguno le he oido decir : Lobo que se ponga en el punto de mira puede darse por muerto, porque lobo que vea, lobo que mato". A esta aseveración de un futuro delincuente el periodista sentenció acto seguido, y aquí viene lo grave: "Visto lo visto, no seré yo quien se lo reproche." Genial de la muerte, esto es chachi piruli, un periodista diciendo a todos los lectores del periódico que él no le reprocharía nada a un delincuente que cometiera ese delito en cuestión, matar a un ejemplar de una especie protegida. Vamos, lo que viene a ser darle el beneplácito por la heroicidad de cometer el ilícito. Si eso no es apología de un delito contra la fauna, se le parece mucho.

Pero bueno, no es que me asombre tampoco, puesto que este periódico siempre se caracterizó por despreciar e ignorar las opiniones de las ONGs conservacionistas y ecologistas (leer la entrada Pormishuevismo publicada el 31 de marzo de 2023 en el que comprenderemos la implicación de este y otros periódicos en la defensa de proyectos destructivos del medioambiente charro, no tiene desperdicio), cuando no por criticarlas y acosarlas abiertamente si osaban denunciar irregularidades de alguna administración pública gobernada por la derecha. Recuerdo muy bien la rabiosa campaña que La Gaceta de Salamanca comandó hace muchos años contra Ecologistas en Acción de Salamanca cuando esta ONG denunció, en defensa de los intereses de los salmantinos, al consistorio de la ciudad, gobernado por el Partido Popular, por iniciar las obras de un puente sin varios de los permisos necesarios y pertinentes; así, por sus santos bemoles, además de por despilfarrar sospechosamente 500 millones más de lo necesario de las antiguas pesetas para la compra de los terrenos. Entenderéis esta situación de persecución si leéis el post que titulé A la caza del ecologista y que publicábamos aquí el 22 de marzo de 2023, tampoco tiene desperdicio, de verdad, ayuda a comprender cómo los periódicos no se limitan a contar noticias de una manera objetiva, sino que toman partido decidido por los grupos políticos, con el riesgo de manipulación que para el lector ingenuo ello puede suponer, contando solo una versión del problema, despreciando la opinión disidente, ensalzando medias verdades, o directamente tergiversando los hechos.

En fin, nada nuevo bajo el sol. Que los partidos conservadores nunca mostraron el más mínimo interés por el medio ambiente ni por su conservación es algo que todos podemos comprobar. Y que estos periódicos locales y regionales siempre bailan al son de la derecha, tampoco. ¡Lástima que le saliera a este periódico el tiro por la culata cuando hizo una encuesta sobre la idoneidad de la protección del lobo!, ¡pobres!, ¿tragarían sapos cuando se dieron cuenta que la mayor parte de la sociedad defiende, al contrario que ellos, la conservación de la biodiversidad?  


Pero volvamos al asunto, que me disperso. ¿Cómo puede ese periodista decir que él no le reprocharía al delincuente matar a un animal protegido?..., ¿lo aplaudiría entonces?..., ¿ese personaje con carnet de periodista está amparando la comisión de ese delito concreto?..., ¿puedo yo, por esa regla de tres, robarle a ese ganadero un cordero o un ternero alegando que tengo hambre?, porque le quisiera señalar que es tan mío y del resto de los españoles ese lobo como suyo es su ganado. Si él mata nuestro lobo, el lobo de todos, ¿puedo yo y podemos los demás matar su cordero o su ternero?..., ¿nos tomamos la justicia por nuestra cuenta, entonces, señores?..., ¿ojo por ojo y diente por diente según nuestra conciencia y criterio, prescindiendo de las leyes, señor periodista?..., ¿es esto lo que usted está alegando que se puede hacer?

¿De verdad ese lamentable profesional de la opinión no es consciente de la gravedad de su última frase, al no criticar la comisión de un delito? Le voy a aclarar una duda a este sujeto y a una parte de la sociedad que, o bien mira para otro lado ante esta cuestión, o bien la respalda directamente, como si no tuviera graves implicaciones: matar a un ejemplar de una especie protegida es un delito tipificado como tal en el código penal, por lo tanto un ganadero que mate a un lobo, además de ganadero es un DELINCUENTE, exactamente igual a como lo será el político corrupto que arrampla con dinero público, el empresario que trafique con drogas o el jubilado que atraque un banco; serán todos ellos ganaderos, políticos, empresarios y jubilados, pero también serán delincuentes. Delincuentes a los que hay que censurar, y delincuencia a la que hay que criticar y combatir. Estamos locos si los periódicos normalizan algún tipo de delincuencia, habremos ido un paso más allá, nos habremos demostrado que vivimos en una sociedad enferma, en una democracia bananera, habremos cruzado una línea roja si justificamos según qué delitos. Un delito es un delito, señor. Que usted no lo critique en su altavoz mediático, que minimice su gravedad y que de su última frase se pueda derivar que lo aprueba resulta tremendamente peligroso.

Estos pocos ejemplos de la guerra sucia que muchos medios de comunicación afines a la derecha, a las corridas de toros y a la caza han declarado a nuestro gran depredador ponen de manifiesto el gravísimo problema que tenemos en nuestro país con las mentiras, la desinformación y la manipulación que rodea en la actualidad todo el conflicto del lobo. No veremos a este lamentable periodismo profundizar en la responsabilidad real de los propios ganaderos en el aumento del conflicto por los numerosos fraudes cometidos, por la enorme y mal llamada picaresca, por la falta de medidas preventivas, por el abandono en el monte del ganado al que revisan de vez en cuando con unos prismáticos desde el coche, etc. Ni lo veremos indagando sobre la verdadera culpabilidad que los perros tienen en multitud de ataques que son atribuidos invariablemente al lobo.
  

Ni tampoco escarbarán estos rotativos de tres al cuarto en las dudosas actuaciones de las administraciones autonómicas que solo saben gestionar con el rifle, y en porqué diablos se niegan a realizar peritajes genéticos en los ataques; ¿tienen miedo acaso de que la realidad científica desvele que un gran porcentaje de los expedientes contabilizados como ataques de lobo no sean en realidad tales? Desde luego sería una patata muy caliente difícil de manejar ante un sector muy bien organizado, que hace mucho ruido, que exige la muerte del depredador y que representa muchos votos en las elecciones, ¿verdad?. Y los votos mandan, claro; es mucho mejor posicionarse del lado de los exaltados que de la conservación del patrimonio natural de todos los españoles. ¿No haría bien el buen periodismo en hurgar en esta cuestión y en otras muchas, igual de silenciadas? ¿No deberían estos medios de comunicación exigir una explicación a las CCAA de porqué solo en España los mercenarios que realizan los censos para estas administraciones se empeñan en inflar las cifras de la población utilizando entre 8 y 10 lobos por grupo, cuando en Europa se usa la mitad? Este periodismo complaciente con los gobiernos populares no escarba tampoco en los beneficios que aporta a los ganaderos la presencia del lobo como controlador de las enfermedades que transmiten los herbívoros silvestres al ganado. Ni se cuestiona porqué en regiones como Andalucía, Extremadura, Murcia, Valencia o Cataluña -donde no hay lobos- la ganadería está tan en crisis o incluso peor que en las regiones con presencia del cánido, desmintiendo así la inexistente relación entre la protección del lobo y el declive de la ganadería extensiva en las regiones del NW ibérico, algo con lo que nos tienen más que aburridos.
  

A este periodismo provinciano y con estrabismo tampoco le interesa ni una pizca profundizar en el oscuro y terrible mundo del furtivismo que padece esta especie. Especie que, se lo recuerdo porque se niegan ni a considerarlo como telón de fondo, está protegida por la Ley, como protegidos están los osos, los linces o las rapaces.

Pero claro, todas estas consideraciones no tienen ninguna importancia cuando de lo que se trata es de usar la bronca -en este caso el conflicto inventado del lobo- como arma arrojadiza para luchar contra el enemigo político y como herramienta para recaudar votos. Esto es lo único que vale. Pensar que nuestros políticos, de una tendencia ideológica u otra, van a gestionar en base al interés general y no al suyo partidista sería ingenuo. Tan ingenuo como creer que los medios de comunicación van a ser profesionales y van a contar a sus lectores o espectadores "toda la verdad de la realidad"; toda, sin sesgar, sin ocultar información, sin amarillismo ni sensacionalismo, buscando el dato que las partes implicadas tantas veces callan, dando voz a todas las partes y no solo a las que interese en base a una ideario cerrado. Vamos, lo que viene siendo hacer periodismo con honestidad, y no vendido a un partido. Así es como también se construye la democracia, con la verdad por delante, informando con veracidad, siendo inquisitivos y sin casarse con nadie. Le duela a quien le duela, porque hacer las cosas bien es también patriotismo, condición que se arrogan muchos de los que mienten, engañan, tergiversan u ocultan la verdad al ciudadano, como se apropian de la condición de demócratas sin merecerlo. Porque manipular al ciudadano no es de demócratas, señores, ni de patriotas.

En fin, que se hace evidente que en relación al lobo y en muchas otras cuestiones que nos afectan a unos y otros en nuestro día a día el periodismo actual se ha mimetizado mucho, demasiado, con la burda propaganda dirigida.