A veces las circunstancias te deparan gratas sorpresas y después de dejar las estepas horizontales de Gallocanta y el bullicio de sus inquilinos recalamos en el Alto Tajo con nocturnidad, aunque en nuestro descargo habría que insistir en que fue casi sin premeditación ni alevosía. Es cierto, sin conocer previamente nada de este espacio natural protegido la fortuna (y la información que nos brindó el móvil -¡qué invento!-) quiso que acertáramos de pleno al escoger una ruta cómoda y espectacular para tomar un primer contacto con la zona. El Barranco de la Hoz sorprende especialmente por el color de su piedra -areniscas y conglomerados rojos-, que enmarca de un modo espléndido no solo la espectacularidad del propio cañón sino también el conjunto eremítico de Nuestra Señora de la Hoz (también denominado por muchos como Santuario de la Virgen de la Hoz). Siempre lo hemos dicho: no escogían pero que nada mal los monjes los entornos naturales en los que decidían levantar sus ermitas, monasterios y santuarios, bien para alejarse del mundanal ruido y de las tentaciones que por él se prodigaban o, como en este caso, para levantar ermitas en las que venerar la prodigiosa aparición de vírgenes en lugares remotos y escondidos. La belleza sublime de estos enclaves sin duda les ayudaba en sus retiros espirituales, sensibles como eran a lo que la madre naturaleza les regalaba.
El Barranco y el Santuario de Nuestra Señora de la Hoz, resultan, sin ningún género de dudas, un lugar imprescindible para cualquiera que vagabundeé por las carreteras del norte de Guadajalara. Podríamos decir que esquivarlo sería un pecado capital para cualquier mochilero que se precie. Un pecado imperdonable.
Buff. Vaya lugar...nunca lo había oído. Un saludo.
ResponderEliminarEl Parque Natural del Alto Tajo merece la pena, sin duda. Enormes bosques de coníferas, pero también quejigo, roble, encina, tilos, enebros, Sabinas, boj,... Y la serranía de Cuenca, el Nacimiento del río Cuervo o Callejón de las Majadas no están lejos, así que ... Cuenca y Guadalajara son un magnífico destino que hay que visitar. Sin duda.
EliminarUn saludo, José.
Es precioso. Un beso.
ResponderEliminarSí que lo es, Teresa, desde luego que sí, nos sorprendió gratamente y nos dejó un magnífico recuerdo. Volveremos a visitar la zona con más detenimiento. Un beso.
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