Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

24 de julio de 2013

En mi casita con ruedas

3 de julio de 2013, Plage de Pièmanson, La Camargue. Hace viento, mucho viento. Cientos de caravanas, algunas de ellas abandonadas, campers y autocaravanas se alinean en la arena de la playa frente al oleaje del mar en una puesta de sol indescriptible. Varias cometas se baten contra las ráfagas de viento, prisioneras por sus cordones umbilicales que las devuelven a tierra. Algunos niños juegan con la arena y, mientras, alguien pasea con su perro. Las luces de algún barco pesquero se mueven pausadamente por el horizonte. Yo, me siento en mi casita con ruedas, con la puerta abierta al mar de par en par, para que entre su aire húmedo y salado hasta lo más hondo; para atrapar dentro de ella este atardecer que no se repetirá jamás, pues "hoy" solo existirá hoy. Tomo mi diario de viaje y anoto cuatro frases escuetas. Entre palabra y palabra, levanto la cabeza y miro la fina línea donde el mar se pierde en el cielo. La fina línea donde el cielo se encuentra con el mar. Alguien pasa delante y nos regala una sonrisa y su saludo con el gesto sencillo de su cabeza.

Viento, hace mucho viento. Huele a mar, a salitre. Las gaviotas vuelan a lo largo de la costa buscando pitanza. Los charranes lo hacen mar adentro en busca de peces. Hincho los pulmones y respiro profundamente. Siento paz. Tranquilidad. El relax que evoca el mar. La Mar, con mayúsculas. Ya casi no recuerdo dónde dormimos ayer y desde luego no sé dónde dormiré mañana. Mañana es una palabra lejana, carente ahora de significado.

Hoy, aquí, junto al mar.


Empieza mi viaje en la carretera,
por fin camino sola,
en mi casita con ruedas.
El tiempo será pa'mi lo que yo quiera que sea,
nunca un nido, nunca un muro,
solo lo que yo quiera.
Recorro montañas, desiertos, ciudades enteras,
no tengo ninguna prisa,
paro ... donde quiera.
La música que llevo será mi compañera.

("No+llorá", del disco "Y", de Bebe)

23 de julio de 2013

De color púrpura profundo

Parado de pie tras mi trípode compongo a primera hora de la mañana una imagen donde el color morado representa solo un tercio del TODO que tengo delante. Solo un tercio, porque un zumbido profundo y cavernoso envuelve la atmósfera alrededor mío. Decenas de miles de abejas se apresuran a libar el néctar de la lavanda y recorren en línea recta, pasando junto a mi, el trayecto hasta el campo cultivado desde sus panales. Las veo pasar a mi lado por millares, todas en la misma dirección, envolviendo el aire con ese sonido sordo sobrecogedor, como si fuera la respiración honda de un ser que no pudiéramos ver. Y ese zumbido poderoso NO lo puedo fotografiar.

Delante, hileras e hileras de plantas florecidas se disponen escrupulosamente ordenadas aromatizando el aire tibio que respiro. El perfume se hace más y más intenso a medida que el calor de la mañana aumenta y embriaga intensamente un sentido que para nosotros, el ser humano, especie animal que en muchos aspectos ha involucionado desde nuestros ancestros salvajes, se ha vuelto casi inadvertido. Huele a lavanda el aire. Profundamente. Intensamente. Y TAMPOCO lo puedo fotografiar.

¡Qué desastre!

Mientras, yo sigo capturando imágenes que nunca transmitirán ni el zumbido de las abejas, ni el aroma denso que las plantas dejan en el ambiente. No puedo capturar con mi cámara ni olores ni sonidos, lo siento. Me resignaré con plasmar lineas y colores, volúmenes y simetrías. Me conformaré con componer escenas que constituyen solo un tercio del TODO que me rodea, y dejo a la imaginación del que vea este blog el trabajo de completar el puzzle de estos paisajes con el aroma de sus flores y el sonido de sus abejas.













21 de julio de 2013

El otro Avignon

Avignon, la ciudad provenzal que fue residencia papal durante casi siete décadas, la animada ciudad del "medio puente" sobre el Ródano, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se transforma cada mes de julio con el Festival de Avignon que se ha convertido desde hace décadas en un referente sobre la actualidad teatral y de las artes escénicas, congregando en sus bulliciosas calles un ingente y variopinto número de personas, turistas, músicos callejeros, mochileros, danzarines, titiriteros, despistados, vecinos, fanáticos de la escena u hordas de asiáticos, cámara en ristre, sorprendidos por el "exotismo" de occidente. Una ciudad de contrastes, donde igual puedes dormitar en la hierba a la sombra de un árbol en la margen derecha del río, disfrutando del atardecer cálido sobre el Pont d'Avignon, que te puedes lanzar de cabeza en las abigarradas calles intramuros en su orilla izquierda y bucear entre su gente, dejándote bombardear por los reclamos turísticos, culturales y publicitarios que desbordan cada rincón, sin prisas, saboreando el ambiente del Avignon más actual y moderno.





 





19 de julio de 2013

Concurso de fotografía de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia

Acabo de aterrizar de unas semanas recorriendo carreteras del sur de Francia y me encuentro al llegar con la grata noticia de que una de mis imágenes presentadas al IV Concurso de Fotografía de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia ha sido galardonada con el tercer premio, en el que participé con dos obras hermanas y una tercera de temática distinta, las cuales podéis ver a continuación. Siendo un enamorado sin remedio de nuestros montes y de nuestras montañas, no puedo por menos de participar cada año en este concurso que pretende recoger la belleza de sus paisajes y sus pueblos, así como el modo de vida de sus gentes. Aquí os dejo mi humilde aportación a la divulgación de las maravillas naturales que nos ofrece el sur de la provincia salmantina, tres obras fotográficas que en esta edición reflejan mi visión particular de la sierra bejarana, siendo la tercera de ellas la que el jurado ha considerado premiar con el tercer puesto; espero que a vosotros también os parezca merecedora del mismo. Desde aquí doy la enhorabuena a los galardonados con el primer y segundo premios.




28 de junio de 2013

Detallando

Aunque nuestra intención era hacer fotos de los grandes machos de cabra montés entre los piornales amarillos como en la temporada pasada, este año no nos ha sonreído la fortuna. Donde había grandes manchas de piornos en flor, no había ejemplares, y donde localizamos un rebaño importante que nos diera juego con las fotografías, no había piornos en flor. Bueno, no importa tampoco mucho, independientemente de que podamos aprovechar fotográficamente la jornada, la cabra montés siempre nos sorprenderá. Poder observar los detalles de su anatomía, su corpulencia y fortaleza, a veces a muy corta distancia, será el complemento perfecto a una jornada agradable en un ambiente excepcional por las laderas de Gredos. Os dejo, pues, en esta segunda entrega de nuestro fin de semana gredense, unos simples detalles de un animal espectacular, que no dejará nunca de serlo por muy común y confiado que pueda parecer.