Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

1 de agosto de 2012

Montañismo infantil: Gredos

Como ya había amenazado en la entrada del 7 de enero -Amar Gredos-, ya se puede adquirir en las librerías de toda España la nueva guía de montañismo infantil publicada por Ediciones Desnivel, y titulada Sierra de Gredos con Niños, 25 Excursiones. Para algunos de vosotros no será novedad pues apareció en los escaparates a principios de verano, justo cuando la familia y un servidor iniciábamos un largo periplo veraniego por los Pirineos. Es más, varios de vosotros ya habéis hecho publicidad de la guía entre vuestros contactos hace tiempo -algo que os agradezco mucho y muy sinceramente-, mucho antes incluso de que nosotros tuviéramos la oportunidad de sujetar entre las manos un ejemplar impreso. De regreso ya en mi estudio, me pongo manos a la obra para presentarla a través de Cuaderno de un Nómada. Esta guía, que en realidad es la cuarta publicación de la que soy autor, tanto de texto como de fotos, viene a sumarse así a la publicada hace 2 años sobre la misma temática y con un ámbito geográfico circunscrito a los Picos de Europa (de esta otra guía publicaré algo en la siguiente entrada del blog para aquellos que no la conozcan). Se me acumulan los quehaceres. De momento os dejo veinte pinceladas de lo que fue el trabajo de campo. Si os gusta Gredos tanto como me gusta a mi, siempre habrá rincones por descubrir.





















25 de junio de 2012

Momentos

Estamos llenos de momentos, efímeros instantes que, como fotogramas de una película, van formando nuestras vidas. Gotas de agua en un cristal, una ráfaga de aire, una mirada, un vistazo a algo, un encuentro fortuito, un sonido, un salto, un sobresalto, un juego, una sonrisa, una espera, una sorpresa,... Todos ellos se suman y acaban formando parte de nosotros mismos, como una cadena engarzada. Fotograma a fotograma.












21 de junio de 2012

El desterrado

Érase una vez un cuento que empezaba "Érase una vez un vagabundo ...

... en una ciudad dormida, anestesiada, sumida en el letargo de sus propias vanidades, obscena de sus lujos y superficialidades, un vagabundo se desliza por la avenida bajo los luminosos de neón. Busca su cena en el contenedor de un restaurante mientras camina hacia las afueras, abandonando el centro opulento. Las luces de los escaparates embaucan a los transeúntes, seduciéndolos con objetos innecesarios. Él recoge un cartón. Un grupo de jóvenes pasa riendo a su lado mientras hablan de las últimas prendas que se han comprado y lo bien que les sientan. No le ven. Es invisible. Para ellas y para el matrimonio que lo adelanta mientras se cuentan sus problemas cotidianos. Él abre otro contenedor y con un palo hurga en el fondo del mismo. No encuentra nada valioso y continúa hacia los suburbios. Una señora se aparta de su lado cuando este le mendiga con la mano una limosna. Ni siquiera le ha mirado, pero sí le ha juzgado -sucio, quizás vago, probablemente alcohólico, debía irse a uno de esos albergues para indigentes-. Sale de la ciudad bajo las últimas farolas de un polígono industrial, ahora desierto. Luego abandona los haces de luz amarilla y se dirige a su refugio, más allá de las últimas naves. Sus ojos se hacen a la oscuridad y, sorteando la basura, penetra por un hueco y se adueña de su espacio en el viejo club de carretera, en ruinas, con ventanas sin ventanas, y puertas sin puertas. Salta entre los montones de desperdicios, busca un rincón oscuro medio limpio que le proporcione tranquilidad y descanso otra noche más, allí, en el más sórdido de los hogares. Extiende sus cartones y cierra por fin los ojos.

Sueña que vive la vida de otro".



12 de junio de 2012

Motilando

Ayer os presenté una entrada en este cuaderno en el que centraba mi atención en algo que siempre me ha llamado poderosamente la atención: los ojos de las ovejas y su expresión de temor cuando se las está manipulando, por ejemplo cuando se las esquila con la llegada del calor, lo que por estas tierras se denomina más comúnmente como “motilar”. Quizás esa expresión en sus ojos, que a veces más parece de terror que de simple miedo, se deba a la forma de su pupila horizontal, adaptación de la que la evolución las ha dotado junto con la posición lateral de los ojos -al igual que a otros ungulados, presas de numerosos depredadores- para mantener una buena visión periférica mientras permanecen pastando con la cabeza a ras de suelo.

Si las imágenes de ayer eran en la mayoría de los casos recortes que nos presentaban detalles de sus miradas, las de hoy son todas sin reencuadre, en las que se muestra el trabajo del esquilador de un modo general, la acción tal cual la vemos desde fuera, sin detenernos en el detalle.

Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/9 - 1/50 sg. 200 ISO. Flash.

Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/7.1 - 1/160 sg. 200 ISO. Flash.


 Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/9 - 1/50 sg. 200 ISO. Flash.

Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/7.1 - 1/50 sg. 200 ISO. Flash.



Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/7.1 - 1/50 sg. 200 ISO. Flash.

Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/7.1 - 1/50 sg. 200 ISO. Flash.

 Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/5.6 - 1/40 sg. 200 ISO. Flash.

 Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/9 - 1/40 sg. 320 ISO. Flash.

Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/9 - 1/40 sg. 320 ISO. Flash.

 Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/9 - 1/40 sg. 320 ISO. Flash.


Canon EOS 5D. Objetivo EF 17-40 mm / 4 L USM. Manual, F/9 - 1/40 sg. 320 ISO. Flash.