Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

14 de enero de 2012

Monteses (Capra pyrenaica victoriae)

Clarea el alba en una intrincada serranía del Sistema Central.

Los animales, rechonchos con su borra invernal, se despabilan en un gesto cotidiano, repetido en centenares de mañanas durante centenares de generaciones.

Amanece un nuevo día. Los tibios rayos del sol alcanzan al rebaño embaucándolo con una calidez aún inexistente. Como en un rito ancestral, se incorporan sobre sus balcones de roca y vértigo, y miran al vacío. Bajo sus pezuñas ven guardarse en el matorral cerrado a la última piara de jabalíes que cruza el canchal a campo abierto. Se escucha el graznido de una pareja de cornejas retumbar lejano sobre el pinar, en las laderas sombrías de una vallejada a la que aún tardarán mucho en alcanzar los vivificantes rayos del sol. Un corzo ladra. El cielo permanece limpio en la gélida jornada de finales de noviembre, sin las siluetas de los buitres recortando su planear ingrávido, aún remolones, perezosos sobre los cantiles. Han pasado los peligros de la noche oscura y ha llegado el momento de ponerse en marcha. El gran macho, oscuro, negro como los tizones, seguro, observa arrogante largo rato cómo las hembras y sus chivos inician su pacer diario, mientras las volutas del vaho de su respiración se disipan en el contraluz de la fría mañana invernal.

La rutina de un nuevo día se despereza en una intrincada serranía del Sistema Central.













Todas las fotografías de esta entrada han sido realizadas en el Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia, con los permisos pertinentes de la Consejería de Medio Ambiente y a lo largo de varias jornadas de finales de 2011 y comienzos de 2012. Los rebaños aquí mantienen una distancia de seguridad más amplia que la de otras poblaciones de su área de distribución, por lo que el empleo de una focal potente ha sido imprescindible. He utilizado para ello las Canon EOS 5D y EOS 7D, el teleobjetivo EF 500 mm / 4 L IS USM, a veces con el teleconvertidor EF 1,4x III. Siempre sobre un trípode Manfrotto 055V NAT y una rótula Triopo DG3. Lo abrupto del terreno por el que hay que moverse, con numerosos canchales, incómodos y muy inestables, obliga al uso de una buena mochila, que en mi caso fue la Lowepro Photo Trekker AW II. Para las bajas temperaturas, que en esta época del año son a menudo negativas, se hace necesaria buena ropa de abrigo, ligera y cómoda, prestando una especial atención a las piernas y las manos, ya que podemos pasar largos ratos parados en las cercanías de un rebaño.

4 comentarios:

  1. Muy buenas fotos, yo estuve en el lugar este verano y hice alguna que otra con el sigma 150 macro...pero no pude hacer al de la cornamenta...
    Soy sobrino de Alfonso García...

    Un saludo...

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  2. Hola Rubén. La zona nunca defrauda, es un privilegio tener una comarca como la sierra de Francia. Este año el celo de las cabras ha estado muy raro, como muy parado, insulso, y salvo algunos topetazos que he podido ver de lejos y algunas posturitas, no he visto a los machos con mucho interés por las hembras. Nada que ver con otros celos. Tampoco pude localizar al macho concreto que yo buscaba. Así pues, no he sacado las fotos deseadas -de hecho distan bastante de lo que yo buscaba- pero eso sí, he disfrutado como un niño.

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  3. Te envidio Chuchi , siempre me ha atraido la fotografia de la Naturaleza y tú la realizas como un maestro.Impresionantes estas imágenes de los Reyes de la Sierra de las Batuecas.

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  4. No me envidies, Jaime, que cada uno hemos corrido lo nuestro. Tus B/N y tus fotos de la ciudad me sirven a mi de inspiración.

    Un abrazo.

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