La ciudad está llena de sombras muchas veces clandestinas
que se deslizan por sus calles buscando muros y paredes,
lienzos donde expresar sus pensamientos.
Las sombras van cargadas de emociones.
En sus espaldas, mochilas. En sus mochilas, sprays.
En los sprays, colores.
En los colores, miradas de colores.
Miradas azules, miradas negras,
que nos miran a nosotros desde los muros y los lienzos,
y que nos hablan de pensamientos inconformes,
de Alicias en el País de los Equilibristas al que cantaba Serrat,
de tribus, de lucha y de revolución,
de insumisión frente al pensamiento único,
y sobre todo de arte urbano.
Las sombras nos dejan su inspiración
para que los demás pensemos inconformes, nunca clandestinos.
Insumisos.
Para que nos asombremos ante la maestría de quienes se deslizan por la ciudad con una mochila llena de sprays de colores,
repletos de pensamientos y emociones.
repletos de pensamientos y emociones.
Llenos de miradas de colores.
De miradas que nos miran.
Miradas azules, miradas negras.
Todas las fotografías de esta entrada han sido realizadas en Salamanca, de entre la enorme cantidad de graffitis que salpican los muros de nuestras calles, muchos de ellos verdaderas obras de arte con nombre propio, aunque para la mayoría de los ciudadanos sólo sean “pintadas” realizadas por sombras clandestinas. En la mayoría de los casos serán firmas que reivindican la no invisibilidad del individuo, su individualidad frente al ser clonado. Sirvan estas imágenes como reconocimiento explícito del valor artístico de muchos de ellos. Todas las fotografías han sido realizadas en días nublados con una Canon EOS 5D y el objetivo EF 24-70 / 2.8 L USM
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