Llegamos a la cima de una torre en Picos de Europa. Nos sentamos fatigados sobre su áspera caliza y descargamos las mochilas para liberar durante un ansiado respiro nuestras espaldas, y ellas ya están allí. Envidio sus equilibrios y sus quiebros. ¡Quién pudiera sentir el vendaval en la cara y regatear su violencia!. Son las chovas piquigualdas (
Pyrrhocorax graculus), esas modestas aves del color de la noche, con llamativos picos amarillos como la flor del tojo. Nos rodean y nos observan cuando paramos. Compañeras de ascensiones y descansos, se posan a nuestro lado y esperan a que nos marchemos de sus dominios, para revolotear sobre las migajas que podamos dejar entre las piedras de sus cumbres.
Hola!!!.. Bonitas imágenes de Chova Piquigualda. No te creas que se ven muchas imágenes.. Felicidades y un cordial saludo..
ResponderEliminarEs un pájaro común sólo en algunos lugares, lo que quizás dificulte la obtención de imágenes. Pero en aquellos puntos de su área de distribución concurridos por excursionistas o montañeros, suelen ser aves confiadas que se acercan a ver qué les puede caer. En esta ocasión no iba preparado para hacer fotos de fauna, y la baja iluminación de un día, en general muy encapotado y con niebla, no ayudó, aunque al final me sirvió de algo cargar con el 70-200, lo que me permitió volverme a casa con algunos retratos. Quiero volver en alguna ocasión para hacer buenas fotos específicamente de estas aves. ¡Ya veremos cuándo puedo!.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios y un saludo.