Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

10 de octubre de 2013

Cicatrices rectas

En el horizonte los últimos manchones de nieve aún contrastan con el color de los bosques y roquedos. Yo camino despacio sobre la losa plana y caliente de granito, con curiosas formas serpentiformes creadas por el agua. Me acerco a los enormes bloques redondeados y camino entre los pasillos frescos que se estrechan entre ellos, a su sombra. Fuera de los umbríos recovecos el calor rebota denso de la superficie rugosa de la piedra. 

Rectas líneas paralelas recorren lo que un día fue el corazón de algunas rocas, desde entonces geometrizadas sin piedad. Paso las yemas de los dedos por su piel mineral y acaricio las líneas, cicatrices puras que en otra época abrieron a la luz su interior insondable. 

Hoy el abandono y el paso del tiempo parecen querer curarlo todo. Las manecillas del reloj dan vueltas incansables y las hojas del calendario caen sin parar, insatisfechas. 

El silencio y el olvido hace mucho tiempo que se adueñaron del lugar.

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