Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

18 de septiembre de 2014

La suma

Yo a menudo digo que somos el resumen de nuestros recuerdos, que el presente sólo se puede escribir con la ayuda del pasado. Y pienso que gracias a Dios pasan los años y que con ellos se van acumulando experiencias, momentos y sucesos que nos hacen, si no más sabios, al menos sí menos ingenuos. En nuestro verdaderamente insignificante camino en este planeta llevamos en la mochila amigos, desengaños y amores;  en la piel las arrugas que nos obsequia el paso del tiempo; y en las retinas  grabados los paisajes y las luces que un día nos marcaron, sus colores. Y pienso que cuando el pelo se tiñe de blanco en nuestras sienes, los ojos se nos vuelven transparentes y claros. Somos el resultado de nuestras acciones y de nuestras decisiones, de nuestros pasos, que se suman poco a poco y nos van cambiando. Pasamos de ser una persona a ser otra distinta, muy suavemente, sin percibirlo, como de puntillas nos desdoblamos, porque el resultado casi nunca es igual a cada uno de los sumandos.

Hace unos días re-encontré esta vieja foto de hace más de veinte años, deshidratado y con la piel quemada por la altura, pero emanando esa paz interior que te invade cuando sigues el camino que tú te has marcado. Agotado pero feliz. Deshecho pero satisfecho. Da igual el sitio. Da igual la montaña. Miro la foto y veo otra persona que en aquel momento fue producto, y ahora simplemente un sumando, un recuerdo, una decisión, un momento.


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