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28 de noviembre de 2023

Miss Guapo del Bosque

Tras el rápido inciso de mi entrada previa, regreso con los recuerdos de nuestro reciente viaje a tierras escandinavas, y de las que ya visteis algunas fotos de ciervos. El ciervo rojo (Cervus elaphus), como ya vimos, es un animal eminentemente forestal al que bien podríamos denominar como "el señor del bosque"; ¡cuántos documentalistas y escritores habrán utilizado ese calificativo para referirse al majestuoso y poderoso ciervo!, entre otros el irrepetible Félix. Obviamente dicho rumiante resulta ser una criatura extraordinaria gracias, entre otras cosas, a su porte, tamaño y cornamenta, no existiendo en nuestra geografía ningún otro animal silvestre de sus dimensiones (dejando a un lado, claro, las recientes naturalizaciones de ejemplares de bisonte europeo, Bison bonasus, traslocados a fincas cerradas). Por ello es normal que el venado sea blanco de nuestra atención y admiración.

Sin embargo, desde mi punto de vista, en un desfile de modelos ungulados masculinos (y también femeninos) el gamo (Dama dama) ganaría en hermosura con bastante diferencia. Con toda seguridad se llevaría el título de "Miss Guapo del Bosque" con los votos de gran parte del jurado, muy especialmente si en la pasarela del certamen desfilara con su elegante chaquetón estival de moteado clásico sobre fondo rojizo.

El gamo resulta ser, es cierto, mucho más modesto en tamaño que su pariente el ciervo, y contra él tampoco podría competir en las sensaciones que transmite su primo mayor cuando proclama su poderío durante la berrea, y que pueden llegar a ser indescriptibles cuando hace retumbar todo el paisaje otoñal desde lo más profundo del bosque -es en esos momentos cuando comprendes plenamente porqué se le apoda el Señor del Bosque. En comparación, escuchar la ronca del gamo más bien da grima, pues perfectamente puede parecernos que se le ha roto algo en la garganta o que se ha atragantado con algo que no le pasa por el gaznate.

Sin embargo, a su favor hay que señalar que su cornamenta es sencillamente pura filigrana, una pieza de orfebrería muy difícil de superar en el mundo de los astados -si no imposible-, una obra de arte de la que uno solo puede enamorarse, lo que junto con su llamativo corpachón moteado lo convierten en un ungulado hermoso como pocos. Esta sobresaliente belleza es también su perdición frente al ser humano, convirtiéndolo en blanco de muchas miras telescópicas. Robarle la vida a criaturas tan espléndidas es algo que puede ser calificado de muchas cosas menos de humano.

Taxonómicamente, del gamo se diferencian dos especies en la actualidad, el gamo europeo (Dama dama), que es el que nosotros vemos en reducidas poblaciones desperdigadas por la geografía ibérica -la mayoría de ellas en fincas privadas destinadas a la explotación cinegética-, y el gamo persa o mesopotámico  (Dama mesopotámica), catalogado en Peligro de Extinción y residente en una pequeña región de Irán, limítrofe con Irak. Hay que decir que, no obstante, no todos los autores están de acuerdo con esta sistemática, siendo englobados por algunos en una única especie, diferenciada, eso sí, en dos subespecies distintas: Dama dama dama para el europeo, y Dama dama mesopotámica en el caso del gamo persa.

Se trata de un rumiante con unas notables diferencias en el pelaje en función de la época del año en la que los observemos. En términos generales, durante los meses estivales su librea presenta el bonito patrón de motas blancas tan típico de la especie y que vemos en todas estas fotos. En la parte inferior del cuerpo estas manchas tienden a alargarse y juntarse en una banda blanca más o menos difusa. Cuando el animal muda su pelaje para afrontar los rigores del invierno este moteado tan llamativo desaparece, volviéndose de un pardo grisáceo, más oscuro y modesto. Tampoco resulta excepcional que exista una variación ostensible en la coloración de la capa de algunos individuos, como bien podemos ver entre los ejemplares de este grupo donde uno de ellos, con una cuerna especialmente desarrollada pero extrañamente deformada en su pala izquierda, presenta un pelaje sensiblemente más oscuro que el de sus compañeros.



Estas alteraciones del color del pelaje pueden alcanzar en ocaciones ambos extremos, pudiéndose llegar a observar individuos de capa blanca o leucísticos -que no albinos, como se puede comprobar en sus ojos, cuya coloración es normal- o prácticamente negra -estos sí, melánicos debido a una mutación genética que afecta a la melanina del pelaje y que provoca un exceso de pigmentación que lo oscurece. Aquí podemos ver cómo tres ejemplares cruzan delante de nuestro objetivo por un camino en el bosque, como luciéndose para mostrarnos este otro aspecto de su biología que los vuelve, si cabe, más atractivos aún.

Es notable el dimorfismo sexual del gamo, similar a como ocurre en otros cérvidos. De cuerpo más fuerte, compacto y grande, los machos son los únicos que presentan cuernas y, como ocurriera con los ciervos donde la actividad cinegética del hombre impide a los especímenes llegar a viejos y portar cornamentas más destacables, en los gamos nos tenemos que lamentar de lo mismo. Como todos sabemos, las cuernas de todos los cérvidos son mudadas anualmente, cuando se les desprenden tras la época del celo en lo que conocemos como "desmogue". En los gamos el desmogue sucede a finales del invierno, dando paso al crecimiento de la nueva poco tiempo después, en los inicios de esa misma primavera. A los machos se les desarrolla su primera cornamenta a lo largo de su segundo año de vida, formada por dos simples varas, limpias y rectas. A estos jóvenes se les denomina por ello "varetos", exactamente igual a como se hace en el caso de su pariente, el ciervo. En años sucesivos estas defensas irán creciendo un poco más cada temporada, ganando en puntas y superficie de la pala, siendo a partir de los 4 o 5 años cuando podemos decir que las cuernas ya tienen el aspecto clásico de la especie, alcanzando su máximo desarrollo con unos 10 años de vida.

Cuando el animal alcanza la senectud sus cuernas inician un proceso contrario, decreciendo un poco más cada año hasta quedar reducidas a unos meros muñones sobre la cabeza.

Fuera del cortejo, los gamos viven en manadas segregadas por sexos, los machos por un lado -algunos de modo solitario- y las hembras y sus crías por otro. Esta separación tiende a disminuir al final del verano y desaparece por completo con la llegada del otoño y su consiguiente época de celo, momento en el que los machos se vuelven muy agresivos con otros ejemplares de su mismo género y posesivos con los harenes de hembras.


Su alimentación depende sustancialmente de la vegetación herbácea, que si es accesible consumirá a lo largo de todo el año. Solo cuando su disponibilidad es escasa aprovechará otro tipo de recursos, ramoneando hojas y ramas o consumiendo frutos silvestres. Dada su amplia distribución mundial debido a las introducciones llevadas a cabo por el hombre con fines cinegéticos, es también muy amplio el abanico de biotopos en los que sobrevive. Aún así, y condicionado por sus hábitos alimenticios, podemos generalizar que el espacio vital del gamo se asocia a entornos más abiertos que los de su pariente el ciervo -aunque siempre con cierta cobertura arbórea-, con amplias praderas donde alimentarse, claros del bosque, límites de las masas forestales o, por ejemplo, encinares, pinares o robledales aclarados. En el Parque Nacional de Doñana, por ejemplo, ocupa a menudo la periferia de las marismas. No obstante, la existencia de arbolado sigue siendo una característica fundamental de los ecosistemas donde vive, proporcionándoles la necesaria cobertura protectora y refugio.



Su belleza es indiscutible y poderlos observar emergiendo del arbolado como fantasmas camino de sus zonas de alimentación será algo que no olvidaremos nunca, habiendo sido un magnífico regalo compartir espacio y tiempo con estas fantásticas criaturas. La luz del atardecer envuelve al macho cruzando orgulloso por entre las hayas, portando su corona sobre la testuz. Serán nuestras últimas fotos en el lugar, ¿existe mejor manera de despedirse de él y sus habitantes? Yo creo que no, habrá que volver.


24 de noviembre de 2023

Una carrera de fondo

Que defender la verdad en esta sociedad egoísta y mala es una carrera de fondo es algo que venimos sabiendo desde hace mucho tiempo. Demasiadas personas con intereses particulares hacen demasiadas cosas sabedoras de que mienten y hacen daño, y por lo tanto, con la plena consciencia de su propia maldad. Y si hay un ecosistema en el que la mentira es inherente a él mismo, ese es, sin duda alguna, la política. En política se miente y se hace daño casi siempre a sabiendas. Todos estaremos de acuerdo en asegurar que en el ecosistema político la agresividad desmedida es un modus operandi, y esto por desgracia es así no solo en la política nacional o de alto nivel. Se miente para manipular. Y se manipula para conseguir objetivos personales que nada tienen que ver con el beneficio de la población. Lo llamamos "votos".

Hay, además, otro ecosistema en el que la mentira, sin ser intrínseca y una forma de vida en sí misma, sí forma parte de él en demasiadas ocasiones, pues a menudo se sirve de ella -dicha por ellos mismos o por terceros- a sabiendas de serlo y para conseguir sus propios y deleznables intereses. Exactamente igual que hacen nuestros políticos. Me refiero al ecosistema de los medios de comunicación. Se vuelve a mentir para manipular. Y se manipula para conseguir objetivos particulares que nada tienen que ver con informar verazmente a los lectores y/o espectadores. Lo llamamos "ventas".

Si juntamos políticos malos, con malos periodistas el coctel puede ser explosivo. De hecho lo es constantemente y el resultado de todo ello es una sociedad crispada y polarizada, mientras ellos se frotan las manos cosechando tanto votos como ventas con el enfrentamiento. 

Hace poco, estando yo de viaje, me llegó la información del trágico suceso del ataque y muerte de una mujer de tan solo 27 años por parte de unos perros en un pueblo de Zamora. La consternación y el dolor fueron y serán siempre terribles. Una verdadera tragedia.

Sin embargo, lejos de centrarse en las causas reales del suceso el Alcalde del municipio zamorano de Roales del Pan tuvo sus dos minutos de fama al considerar adecuado ante los medios de comunicación hacer política con aquella desgracia, desviando la responsabilidad de lo ocurrido a los lobos y descargando de culpabilidad a los perros implicados en el suceso; y esto en base a su supuesto, hipotético o imaginado estrés. En su peregrina y fantasiosa argumentación los perros habían actuado así por la tensión que les provoca la presencia de lobos, pues habían atacado al ganado ¡¡a treinta kilómetros de allí!!. Ya está, lo han hecho otra vez, la puñetera política envenenando conscientemente a la sociedad con mentiras sobre el lobo. Ya está, lo han hecho otra vez, los malos políticos mintiendo, manipulando y contaminando la convivencia en nuestra sociedad. Y sí, también ellos lo han vuelto a hacer otra vez, la mala prensa sensacionalista se ha hecho eco de la mentira y le ponen el altavoz solo al manipulador. Es mentira que los perros actuaran así por el estrés provocado por la (lejana) presencia de los lobos. Como mentira es que estos últimos alteraran "... el normal comportamiento ..." de aquellos perros. Y como mentira es que haya una "... desmedida población" del depredador. Muy por el contrario, sí es cierto que constantemente hay ataques de perros a personas, tanto en zonas con lobo como en regiones sin ellos. Como incuestionablemente cierto es también que no puede haber una sobrepoblación de lobos porque es la propia especie la que autorregula su número, exactamente igual a como hacen todos los predadores apicales del planeta. Es literalmente imposible, como imposible es que vuelen. Basta ya de mentir al ciudadano, metiendo cizaña malintencionada.

Lo que sí es cierto, en definitiva, es que este señor Alcalde se inventó una tontería mayúscula, manipulando y envenenando el ambiente contra un animal sin responsabilidad alguna en los hechos, y restándosela conscientemente a los propios perros causantes de la desgracia.

El lobo siempre ha sido y será una especie animal ligada al acervo cultural del hombre, como lo son todos los competidores en cualquier aspecto de nuestra vida. Lo que no es competencia no te preocupa, lo que sí lo es, sí forma parte de tu día a día para bien o para mal. En la actualidad el lobo ya no es un verdadero competidor por los recursos propios de los humanos, por mucho que insistan en ello los voceros de siempre. De hecho, ha dejado de serlo hace muchísimo tiempo, siendo meramente anecdóticos los perjuicios que ocasiona en el conjunto de la ganadería. Pero habiendo dejado de serlo, se ha convertido a cambio en una herramienta de manipulación social. Se ha politizado. Y cuando la política manosea algo, beneficioso para ese algo no es. Claro ejemplo de esto que digo son las recientes declaraciones que se empiezan a oír y a leer cada vez más a menudo (de nuevo ese peligroso coctel de los dos ecosistemas que se mezclan en el ecotono) de que "con tanta sobrepoblación de lobos un día va a ocurrir una desgracia y se van a comer a un niño, o a atacar a una mujer". No es broma, cada vez se dice más a menudo ante la evidencia de que los daños a la ganadería son bastante poco importantes; el caso es mantener vivo el conflicto con el lobo, aunque sea a base de falacias. Con él unos ganan votos, y otros ventas.

Aquí va el último ejemplo, ocurrido igualmente durante mi ausencia en octubre. El también Sr. Alcalde, esta vez de un pueblo riojano, Castroviejo, editó un bando que decía en mayúsculas: AVISO IMPORTANTE, A TODOS LOS SENDERISTAS, CAZADORES, VISITANTES Y HABITANTES DE CASTROVIEJO, SE INFORMA DE LA PRESENCIA DE LOBOS EN LAS CERCANÍAS DEL PUEBLO, PONIENDO EN RIESGO LA INTEGRIDAD DE LOS ANIMALES PERTENECIENTES A ESTE MUNICIPIO Y DE LAS PERSONAS PREVIAMENTE CITADAS.

Estupendo, chicos, la palabra "lobos" incluso aparecía resaltada en rojo por si no le quedaba claro a alguien de que dichos cánidos eran la causa de semejante amenaza a la integridad física de los vecinos y visitantes. Unos días antes algún diario se había hecho eco de la presencia de lobos en el término municipal y según declaraciones del alcalde al rotativo se podía leer que "... algún día tendremos que lamentar alguna desgracia".

En fin, el suma y sigue de la infamia. Recuerdo ahora el deleznable artículo de prensa de la revista Jara y Sedal en este mismo sentido titulado: "Un lobo entra en un pueblo y se lleva un perro: ¿Y si fuera un niño?", y del que ya me hice eco en este blog contestándoles en "Patética Jara y Sedal".

Seamos realistas. Usemos la cabeza, por favor. Tenemos una cosa de la que nos vanagloriamos que se llama cerebro y que nos permite llegar a la Luna y regresar, inventar internet y hasta predecir el clima en el futuro próximo. Pensemos, pues, y hagamos honor a ese apellido que llevamos en nuestro nombre científico como especie.

Vamos a ver, Sr. Alcalde de Castroviejo, le voy a dar una buena noticia, que sin duda le ayudará a dormir tranquilo por las noches: ni en España, ni en Europa, ni en Norteamérica hay registrado ningún ataque de lobo a persona alguna en los últimos siglos -de tiempos más remotos no se puede confirmar nada en un sentido u otro. Por el contrario, son bastantes normales los sucesos de personas mordidas por perros, y no pocos los casos en los que el afectado o afectada murió. Si hablamos solo de niños -porque en el caso de los menores sí hay estadísticas-, tendríamos que hablar del orden de 70.000 sucesos anuales en España, lo que supone 191 casos diarios en los que algún perro doméstico muerde, aunque sea de manera leve, a algún niño en nuestro país, según publica la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria en su estudio Mordeduras de perro. Análisis Epidemiológico (2011-2018) y Estrategias Preventivas. Así las cosas, pueden haber sucedido dos cosas para que usted publique dicho Bando Municipal. Una, que usted se incluya dentro del grupo de personas que desea el regreso de la caza del lobo, de los controles poblacionales, de la criminalización del cánido y de los réditos políticos exigiendo que salga ya del LESRPE, en cuyo caso traspiraría el hecho un cierto tufillo a manipulación malintencionada. O dos, que usted esté preocupado realmente, con sinceridad y buena fe, por la seguridad de las personas y animales domésticos en su término municipal. Yo espero, también sinceramente, que sea este segundo el caso, puesto que usted se habrá quedado ya mucho más tranquilo con la buena noticia que le indiqué al comienzo de este párrafo, siendo realmente otros los riesgos que de verdad pueden afectar a la integridad física de las personas que transiten por su municipio, y de los que le voy a dar alguna pista: 0 ataques de lobo a personas en la historia conocida, frente a 20-25 muertos anuales en nuestros país, más varios centenares de heridos de diversa consideración -algunos de ellos muy graves e irreversibles- por accidentes de caza. En los 8 primeros meses de 2020, fueron 51 los españoles muertos por este tipo de accidente, así que, créame, sería muchísimo más fácil que muriera una persona por un disparo en una de las tan solicitadas y añoradas acciones de caza / control del lobo, a que uno de estos cánidos representara alguna vez un mínimo peligro para alguien. 

Comparemos, pues, y luego hagamos uso de nuestra capacidad de pensar. 


Esto es la realidad de las estadísticas, y no las manipulaciones de políticos y medios de comunicación de tres al cuarto que ven en el lobo una herramienta arrojadiza perfecta para conseguir votos y ventas, polarizando y crispando a esta sociedad. Ha pasado ya casi un mes de estos sucesos, pero tras mi regreso al teclado no podía por menos de dejar constancia de mi consternación ante la evidencia de que decir la verdad es y seguirá siendo en el futuro una carrera de fondo.

22 de noviembre de 2023

A contracorriente

Eso es lo que se me venía a la mente cuando, quemando kilómetros con nuestra furgoneta hacia el Gran Norte, veíamos los bandos de grullas volar en dirección contraria. Sí, ya sé que generalmente se viaja al norte cuando los días son más largos, las temperaturas más suaves y la fauna está ocupada sacando a su descendencia anual. Hasta las grullas lo saben, y eso que tienen el cerebro bastante más pequeño que el mío. Primavera y comienzos de verano constituyen la época más adecuada para nomadear más allá del Circulo Polar Ártico, y no el mes de octubre. Peeero ... ... cuando no se puede, no se puede, y además es ...

Pues eso, vosotros mismos habéis terminado la frase: "imposible".

Noruega y Suecia se nos resistían desde el trágico 2020, cuando un confinamiento, hoy ya olvidado por la sociedad, nos truncó la experiencia de subir a dichos países escandinavos. 2021 tampoco iba a ser mejor año para hacerlo, pues las fronteras aún se cerraban intermitentemente debido a los temibles rebrotes, pudiendo suceder que nos dejaran encerrados en algún país durante semanas. ¡Y será por fronteras!, seis hay que cruzar, y no solo de ida, que hay que regresar también. Era, pues, arriesgado viajar hasta allí en el corto espacio de tiempo de unas vacaciones y pretender tener la seguridad de que el primer día de trabajo tras el supuesto regreso se iba a estar de verdad en el puesto de trabajo. En 2022 no se pudo porque no se pudo, así de sencillo, así que este año 2023 no nos preocupó demasiado ni el precio del combustible, ni las pocas horas de luz, ni las bajas temperaturas, ni que la fauna estuviera escapando de allí, bajándose al sur a favor de la corriente con sus pequeños cerebros, o dispersándose por los océanos de medio mundo desde sus colonias de cría en los acantilados costeros. Octubre iba a ser el mes, sí o sí. Y todo esto iba a ser así porque octubre nos regalaba algo con lo que nunca habíamos contado en nuestro periplo soñado originalmente al Gran Norte: podríamos ver los cielos del Ártico encendidos en llamas. La decisión estaba tomada, sería esta la oportunidad definitiva de dejar zanjados tres largos años de espera.

La primera escala sería en Dinamarca, solo para desentumecer los músculos después de tres días y medio de conducción. Bueno, solo para eso y para comenzar a llenar las tarjetas de memoria. Objetivo primero: los ciervos rojos (Cervus elaphus sp.) -que deberían estar en plena berrea- y los gamos (Dama dama) -con su particular ronca- que pueblan los espacios boscosos de algunos parques del país. Estos enclaves rodeados de ciudades y urbanizaciones son áreas de esparcimiento habitual de muchos daneses, por lo que los cérvidos están habituados a la presencia de la gente desde hace generaciones sin que se los tiroteé, lo que facilita enormemente su observación y, por supuesto, su fotografía. Nosotros nos acercaremos primero a Hindsgavl en la isla de Fionia, y después a Jægersborg, en la de Selandia. Poder cargar con el equipo por fin y pasear por sus pistas y caminos entre descomunales robles y hayas tras estos animales es todo un privilegio, y observarlos sin que huyan despavoridos ante nuestra presencia, como si fuéramos la mismísima encarnación del diablo, como sucede en nuestro país, supone, además, un disfrute increíble para cualquier amante de la fauna.


Que es un ciervo rojo del norte de Europa es algo que se ve a le legua viendo las dos imágenes superiores, ya que en nuestra piel de toro no resulta creíble que sobreviva suficiente tiempo uno de nuestros ciervos como para llegar a tener 24 puntas. Solo si son custodiados en alguna finca privada de caza intensiva para alcanzar trofeos más prestigiosos, o si permanecen reservados para personalidades especialmente importantes (la vida de una criatura relegada a una mera cuestión de márketing) seríamos capaces de encontrar ejemplares con unas defensas así de desarrolladas. Que un bicho de estos te mire así con ese candelabro de muchos kilos encima y esos ojos enormes que no te pierden de vista es algo que alucina. Con el robledal como telón de fondo, este animal y los dos colegas que le acompañaban en el interior del bosque no se fiaban demasiado de nuestra presencia. No nos perdieron ojo. Ni ojo ... ni pabellones auditivos, porque hay que ver cómo los desplegaban para no perder detalle de nuestras evoluciones.

Que la caza, mal llamada deportiva, es en sí misma una actividad que me supera es algo obvio por muchos motivos ya mencionados aquí en otras ocasiones. Y este que trasciende en estas imágenes es uno de ellos: no se pueden mantener los hipotéticos beneficios ecológicos de la actividad cinegética cuando lo que se practica realmente es una involución de las especies de caza mayor: se eliminan los sujetos más fuertes y desarrollados, llevando a cabo exactamente todo lo contrario de lo que la teoría de la evolución hace con la selección natural. Hastía escuchar cansinamente lo necesario que resulta para los ecosistemas eso de "matar por diversión", cuando la realidad lo desmiente constantemente, siendo este otro magnífico ejemplo de ello. ¡Basta ya de vendernos la moto, hombre! Matar los ejemplares más capacitados para engendrar la siguiente generación es rotundamente negativo para las especies, lo mires como lo mires.


El ciervo rojo es un herbívoro ampliamente distribuido por todo el hemisferio norte. Se conocen de él numerosas subespecies, pero los autores no se ponen de acuerdo en el número real que hay de ellas, oscilando entre la docena y casi treinta. Esto no debe sorprendernos, dado que en la actualidad estamos siendo testigos de una pequeña gran revolución en la sistemática debido a los avances en genética aplicada, mucho más exacta y realista que las antiguas y obsoletas fórmulas diferenciadoras de especies, subespecies y poblaciones que se basaban en aspectos casi exclusivamente morfológicos. Tal es así, que en los próximos años seguiremos siendo testigos de numerosos reclasificaciones taxonómicas, lo que representará implicaciones directas, no solo en el propio conocimiento de la realidad filogenética de las especies, sino también incluso en la conservación de los seres vivos que pueblan la Tierra. Imaginemos, por ejemplo, cómo podría afectar a la recuperación de la población aislada de un animal el que este dejase de ser considerado en un momento dado como subespecie, si dicho animal estuviese en ese momento dado catalogado como en Peligro Crítico de Extinción: simplemente desaparecerían todos los recursos humanos y económicos destinados a su conservación si fuese integrado en otra subespecie o en la especie nominal, y si esta no tuviese la misma catalogación en los países o regiones donde aún habitase. O imaginemos un supuesto en el que ocurriera todo lo contrario, que una población animal aislada y adscrita a otra subespecie o a la especie nominal fuera extraída de allí y fuera catalogada repentinamente como subespecie o especie y con una población muy reducida y en clara regresión; se implementarían ipso facto medidas urgentes para su conservación desde ámbitos públicos y privados. 

Sin duda alguna, la realidad genética de las especies y sus parentescos, así como las implicaciones que ello tiene en la conservación de las mismas es un tema realmente apasionante y que dará mucho que hablar en los próximos años.

Regresando al ciervo rojo, hay en la actualidad un amplio debate incluso de si el icónico wapiti (Cervus canadensis), habitante de Asia Central y Norteamérica, es una especie diferente del ciervo rojo o no, relegándolo por algunos genetistas a la categoría de subespecie, como Cervus elaphus canadensis


Por su parte, las poblaciones ibéricas pertenecen a la subespecie Cervus elaphus hispanicus, no presentando la corpulencia de sus parientes del centro y norte de Europa, ni tampoco el desarrollo de su cornamenta, sensiblemente menor en los nuestros (muy a pesar de los chicos del gatillo). Y como no podía ser de otra manera, ello ha llevado en más de una ocasión al irresponsable manejo cinegético de algunas poblaciones de ciervo en la península ibérica que ha provocando un impacto negativo en la conservación de este herbívoro como consecuencia de la introgresión genética que se está llevando a cabo mediante la introducción de ejemplares de dichas subespecies centroeuropeas -principalmente de Cervus elaphus hyppelaphus-, más corpulentas y con cornamentas más desarrolladas, o mediante la llegada de material genético (semen) con fines reproductores. Estos animales foráneos están siendo traslocados a nuestro país con el fin de hibridarlos con los autóctonos y aumentar así el tamaño de lo que ellos llaman "trofeos", aunque ello implique la contaminación y degradación genética de la subespecie hispanicus. Las cercas cinegéticas y su consecuente fragmentación de las poblaciones, la desproporción de sexos y la continuada selección artificial de los reproductores acentúan, además, la pérdida de variabilidad genética de nuestra subespecie. Otro ejemplo más de las "bondades" ecológicas del gatillo y la mira telescópica, y de la lamentable corresponsabilidad de nuestras administraciones que permiten este modelo de gestión de las especies cinegéticas. 

Con un otoño que aún no asomaba el hocico por ningún sitio, el señor del bosque descansa tras semanas de intenso ajetreo. Con el celo en gran medida pasado (o muy flojo, ¡a saber!) nos tenemos que conformar con fotografiar a estas maravillosas criaturas en actitudes cotidianas, sin poder inmortalizar esos rituales que todos hemos grabado en nuestras retinas cientos de veces: berridos con la cabeza echada para atrás, esas peleas a empellones, o esas montas fugaces. No me quejo, hombre, el disparador no para de hacer click y los gigas se acumulan.

Así, inmortalizamos cómo algún semental lame solícito y con ternura la cara de varias de las hembras de su harén.


O cómo los grandes machos pasean tranquilos e indolentes en las proximidades de sus harenes, mientras que los ejemplares de edades y corpulencia inferior aún andan midiéndose las fuerzas, no se sabe muy bien si como entrenamiento quizás para el futuro, o para descargar las tensiones propias del inevitable estrés que provoca una época de celo en la que ellos son relegados a un segundo plano por los grandes sementales, que son los que al final acaparan todas las hembras.



Y también podemos observar y fotografiar cómo olfatean las feromonas femeninas que flotan en el aire con su órgano vomeronasal o de jacobson, con el que "huelen" el estado de receptividad de las ciervas. No se trata de un órgano olfatorio como tal (pituitaria, nervios olfatorios, etc), sino de uno asociado a dicho sentido localizado en el hueso vomer situado en la parte inferior de la cavidad nasal, sobre el paladar. Este órgano cuenta con células receptoras de ciertos compuestos químicos, como las feromonas. Todos hemos visto a las serpientes sacando y metiendo sus lenguas para "oler" a sus presas; pues bien, lo que están haciendo es impregnar sus lenguas de esas sustancias químicas que flotan en el aire e introducirlas en su boca hasta ponerlas en contacto con su órgano vomeronasal en el paladar. Gran parte de los mamíferos cuentan con dicho órgano, incluidos nosotros mismos, aunque aún existe controversia al respecto de su funcionalidad en humanos, siendo considerado por algunos autores como un órgano meramente vestigial, heredado de nuestros ancestros y hoy en día sin funcionalidad alguna, mientras que otros aseguran que en humanos adultos provoca respuestas conductuales concretas. Bueno, el caso es que algunos animales mejoran la captación de las feromonas levantando los labios superiores, en lo que se conoce como "reflejo de Flehmen", que consiste en el levantamiento y retracción del labio superior. ¿Quién no ha visto en algún documental a caballos o leones regalándonos estas muecas?  




El bicharraco permanece tumbado sobre la hierba en un claro del bosque; me mira de vez en cuando mientras yo realizo una aproximación más que lenta, como distraído, mirando siempre para otro lado, zigzageando en oblicuo. No quiero que piense que él es el centro de mi atención. La luz es escasa pero buena para evitar los contrastados claroscuros al borde del robledal. Está tranquilo. Y si él lo está yo también. 

Parece descansar tras haber cumplido con su obligación. Habrá cubierto a unas cuantas ciervas en estas últimas semanas, y aún tendrá que cubrir algunas más los próximos días. Un año más habrá ayudado a perpetuar la especie.

27 de agosto de 2023

Vergonzosa FCQ

Pues así es como yo calificaría, de vergonzosa, la posición de la todopoderosa Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) respecto del actual marco legal que por fin ampara la protección del lobo en nuestro país, en sintonía con el resto de países de nuestro entorno. Pero por mor de la verdad, no pueden sorprenderme mucho realmente sus últimas declaraciones, puesto que ya hace bastantes años mantenía una postura muy laxa (por decirlo suavemente) respecto de la gestión letal que en nuestro país se venía haciendo de la especie, modelo de gestión que no les parecía en absoluto mal para minimizar el uso del veneno en nuestros campos; el mismo veneno que, con seguridad, afectaría colateralmente a "SUS" quebrantahuesos. Y este era y parece que sigue siendo el quid de la cuestión: les preocupa que la lucha delictiva contra el lobo afecte a "SU" especie protegida, anteponiendo la conservación del quebrantahuesos a la del cánido. 

El 24 de agosto, hace apenas 3 días, la FCQ publicaba una nota de prensa en la que propone literalmente en su último párrafo que "-La constatación con carácter previo del cumplimiento de los requisitos posibilitará que, en los casos de ataques de lobo a dichas explotaciones, el pago de los daños y el control de las poblaciones de lobo se realicen de manera inmediata, ágil y eficiente". Un día antes el Diario de León publicaba el siguiente titular: "La FCQ considera que la actual protección del lobo deja desprotegida a la ganadería" y haciendo malabares linguísticos su Vicepresidente, el Sr. Gerardo Báguena, intentaba justificar que el lobo permanezca en el LESRPE al mismo tiempo que aconsejaba que "... el control no puede ser ni ambiguo ni laxo, tiene que ser concreto, claro y que se pueda ejecutar. Estamos trabajando legalmente para que el contenido del Lespre, sin cambiar el sentido de la norma, sí que se cambie el orden de las actuaciones de tal manera que las competencias y decisión última de actuar o no para eliminar un núcleo concreto que da problemas la tenga el Gobierno regional y no el Ministerio ... / ... pero vamos a ver cómo lo gestionamos. Cómo podemos autorizar batidas cuando corresponda y cómo podemos, de alguna manera, generar un documento útil que valga de verdad para gestionar y no solo proteger."

Pero vamos a ver si se entera esta fundación, por Dios, si una especie está estrictamente protegida por su inclusión en el listado NO SE LA PUEDE MATAR. Como no se pueden tirotear ejemplares del resto de especies que están incluidas en el mismo: colimbos, zampullines, petrel de bulwer, pardela cenicienta atlántica, paíños europeo y boreal, moritos, águilas culebrera y calzada, halcones peregrino y de eleonora, cernícalos varios, grullas, calamones, avutardas, lechuzas, búhos reales y cárabos, vencejos, carracas, pito negro, murciélagos, castor europeo, nutrias, armiños, gatos monteses, rorcuales tropicales, cachalotes enano y pigmeo, o delfines comunes y orcas, por indicar solo algunas de las 293 especies de aves y mamíferos que se encuentran incluidas actualmente en el LESRPE, y a cuyos taxones habría que sumar los correspondientes a flora, invertebrados, peces, anfibios y reptiles hasta un total de 629.


¿Quiere esta fundación pseudo-conservacionista explicar, por favor, qué encaje de bolillos pretende hacer para que el lobo sea la única especie de esta larga lista de taxones que sí pueda ser perseguida y matada? ¿Qué mente supuestamente conservacionista puede proponer semejante despropósito? ¿Podemos entonces ponernos a matar algunas de esas otras especies que he mencionado en el paréntesis previo?, ¿águilas calzadas, por ejemplo, porque se alimentan de especies cinegéticas de caza menor?, ¿avutardas, quizá, porque entran en los campos de alfalfa?, ¿o tal vez grullas porque se comen las bellotas que deberían engordar al ganado porcino?, ¿o acaso las eficientes nutrias porque se comen los peces que luego quieren pescar los humanos? ASCEL les deja meridianamente claro a los responsables de esta parodia de fundación que no es posible articular ninguna excepción con una especie concreta, además de dejar patente la gravedad de las declaraciones.

Según entiendo yo, para esta fundación hay especies de primera categoría y especies de segunda. Aunque para ellos probablemente de primera solo haya una, y ya habéis adivinado cuál puede ser, ¿no?. Sí, eso es, habéis acertado: "SU" quebrantahuesos. El resto parecen no existir, salvo que afecten de una manera u otra a esta maravillosa ave carroñera. Y por ello les preocupa la existencia del lobo, ya que enerva a la gente del campo y esta puede llegar a hacer uso del veneno para combatirlo, veneno que acabaría finalmente afectando a la recuperación del quebrantahuesos.

Ese es el pecado del lobo según ellos, y como la FCQ ya lo ha sentenciado culpable se ponen decididamente del lado de los ganaderos más extremistas y enfrente de la propia Ley, del movimiento conservacionista español, del sentido común y, por supuesto, de la propia dignidad de la fundación. Señores de la FCQ, si existe veneno en el campo -muy vinculado en general a los cotos de caza menor como método de eliminación de mesodepredadores (los mismos que controla el lobo de forma gratuita) y a la ganadería en regiones con presencia del lobo- a quien hay que controlar es al delincuente que lo esparce, no a las víctimas para quienes va dirigido. A ver si se vuelven conscientes de ello, es un delito ambiental muy grave que hay que perseguir, y responsabilizar de los problemas de la ganadería al depredador solo puede incrementarlo, por lo que es realmente grave y contraproducente su postura en este sentido.

¿De verdad proponen que para conservar al lobo debemos dejar en manos de los gobiernos autonómicos más lobicidas de la historia de España la decisión de matarlos o no matarlos?, ¿en su fuero interno se cree de verdad que para proteger a este depredador, fundamental en el equilibrio de los ecosistemas, hay que dejarlo en manos de las cuatro autonomías que siguen empeñadas en que el Ministerio les deje matar ejemplares, aún siendo una especie con un estado de conservación desfavorable?, ¿dejamos entonces la vida y hasta el futuro del lobo a la discreción de las mismas regiones que solicitan insistentemente extraerlo del mismo LESRPE para acribillarlo a tiros. Perdonad que yo alucine, ¿pero es que de verdad se puede cree la directiva de esta fundación que la ganadería española está en declive por la presencia de este depredador?, ¿también la ganadería en Cataluña, o en Aragón, o la Comunidad Valenciana, por ejemplo, o en Baleares o Extremadura, de cuyos territorios el lobo desapareció hace muchísimas décadas? Tenemos que recordar a estos señores que en todas las comunidades autónomas españolas sin excepción la ganadería tiene graves problemas estructurales independientemente de la existencia del depredador en ellas o de su ausencia, que en todas ellas son los mismos y que lo único que cambia es el porcentaje de afectación que unas u otras sufren. No existe ni la más mínima vinculación directa de la presencia del lobo con el tan cacareado mantra del "exterminio de la ganadería extensiva" como consecuencia de su protección. 


La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos haría mucho bien a esta país si se limitara a hablar de la conservación del quebrantahuesos o, en el mejor de los casos, de la necesidad imperiosa de proteger la biodiversidad ibérica en su conjunto, SIN EXCEPCIONES, dejando de meter cizaña en la politizada bronca que rodea al lobo, que ya es de por sí bastante seria y difícil de resolver como para que venga ahora un actor nuevo a enrarecer más aún un ambiente que ya es de por sí extremadamente tenso? 

Obviamente este tipo de comunicados o actuaciones se lanzan a la arena pública para mantener de su lado al sector ganadero, para hacerles creer que ellos sí son sensibles a sus reivindicaciones, distanciándose del movimiento conservacionista español y, así, no ser metidos a granel en el mismo saco en el que nos meten a "esos ecologistas radicales, urbanitas y sin ningún conocimiento de la realidad rural", intentando minimizar la posibilidad de que se tomen la justicia por su mano -delinquiendo- y que esta pueda afectar al quebrantahuesos. Vamos, lo que viene siendo un "hacerles la pelota" de toda la vida, blanqueando su imagen ante ellos; puro y duro postureo, un tenderete en el que venden humo al sector ganadero, para tenerlos de su parte, simple y llanamente. Pero también es una más que evidente bajada de pantalones no reconocida ante los chantajes de quienes amenazan con seguir eliminando ejemplares transgrediendo las leyes proteccionistas y usando todos los métodos a su alcance, todos ellos actualmente ilegales contra el lobo.

Pero esta escenificación lo que hace al mismo tiempo es echar más leña al fuego de un conflicto que no necesita ya más combustible.

Por eso yo le pediría a esta fundación que deje de meter la pata diciendo barbaridades tan surrealistas como estas y se dedique exclusivamente a conservar "NUESTROS" quebrantahuesos, que no se los crea suyos de la misma manera que a los osos se los cree la Fundación Oso Pardo, y que, curiosamente, también tiene una afinidad grande con el sector ganadero y una postura poco o nada proteccionista para con el lobo por las mismas razones que la FCQ: si el ganadero se toma la justicia por su mano sembrando muerte en nuestros montes son los osos y los grandes carroñeros los primeros afectados. Son estas razones de fondo y no otras las que realmente marcan el posicionamiento de ambas fundaciones respecto a la gestión letal del lobo, mostrándose siempre manifiestamente favorables a los controles poblacionales de la especie. Pero con estas directrices se les cae la careta conservacionista detrás de la que se esconden ante esa parte de la sociedad que sí lo es realmente.

Lo dicho: VERGONZOSO.

23 de mayo de 2023

¿Parque Nacional ... de los Picos de Europa?


O ¿Parque Ganadero de los Picos de Europa?


Hace solo tres días leía un artículo publicado en La Nueva España que llevaba el título de "Este es el sorprendente número de lobos muertos en los Picos de Europa en controles y batidas desde 1986". Solamente leer el encabezado ya sabía que no me iba a sorprender lo que pudiera descubrir en él, aunque reconozco que sentí enseguida una cierta urgencia por curiosear cuál sería el tratamiento general de la noticia. Y sabía que su contenido no me iba a pillar desprevenido porque es algo de sobra conocido entre los loberos que este mal llamado Parque Nacional representa una de las mayores vergüenzas ambientales de nuestro país.

Y la cosa no es de ahora, viene de lejos.

Ya en enero de 2013 publiqué aquí la entrada titulada "Picos de Europa entre bambalinas" a raíz del segundo lobo radiomarcado que ejecutaba la guardería de este espacio natural protegido compartido por Asturias, Cantabria y Castilla y León, una loba que portaba un collar emisor y que murió tiroteada por los agentes ambientales de esta última comunidad autónoma. El primer ejemplar con collar de seguimiento había caído unos meses antes, en el verano de 2012, de otro disparo efectuado por técnicos del propio parque nacional que lo había radiomarcado. La indecencia y bajeza no puede ser más evidente y asquerosa, cuando además sucede en un espacio natural que ostenta la figura legal de MÁXIMA PROTECCIÓN que tenemos en España, la de Parque Nacional, el primero que se declaró en este absurdo país de pistoleros, allá por julio de 1918. Pudiera haber quien piense que aquellos hechos funestos fueron puntuales, desafortunados accidentes que no eran pretendidos por los gestores de este sumidero de lobos. Pero cuando esto sucedía de manera continuada en el tiempo, la cosa cambia, y deja de parecer un suceso anecdótico y perdonable para pasar a ser entendido como lo que realmente es, un proceder despreciable y aborrecible.

¿Alguien puede olvidarse, por ejemplo, de que el biólogo del Parque Nacional Picos de Europa encargado de dirigir la gestión del lobo, un ser llamado Francisco de Borja Palacios Alberti, mató con sus propias manos -y con la ayuda de un Guardia Civil de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña- el 27 de mayo de 2004 a siete lobeznos de pocos días de edad, a golpes en la cabeza y sin contar con ninguna autorización?, ¿o se puede olvidar uno de que posteriormente la mismísima dirección del parque, lejos de despedirlo o expedientarlo, recompensó su "hazaña" con una mayor responsabilidad dentro del organigrama del parque (Secretario del Patronato), respaldando directamente así a su persona y a sus "proezas"?

No, ninguno podemos olvidarlo (1, 2). Por cierto, en el primer enlace del paréntesis anterior podéis ver una imagen de los siete cachorros de unos 15 días de edad muertos con una piedra en la cabeza, por si tenéis estómago para imaginaros la escena. Dan ganas de vomitar.

El caso llegó a los tribunales, pero se archivó unos pocos meses más tarde; ¡qué raro, ¿no?! 


El caso es que el Parque Nacional Picos de Europa estará marcado para siempre por estos repugnantes hechos y por la persecución infame que siempre ha mostrado contra el gran depredador (1, 2, 3, 4, 5). Empecinado en la persecución del lobo, el propio Francisco de Borja Palacios Alberti no se cortaba un pelo en 2018 y seguía defendiendo el exterminio del lobo, más como un sindicalista de ASAJA que como una persona que hubiera estudiado en algún momento de su vida la carrera de biología por amor a la naturaleza, la biodiversidad y por supuesto la fauna, siendo una verdadera vergüenza para el gremio (aunque tampoco penséis que es el único, sujetos de estos hay algún otro), como podréis intuir leyendo el último párrafo de este artículo, donde las protestas del sector ganadero congregaron también a este biólogo, siendo aclamado por los asistentes que dejaron dicho que "La grata sorpresa de la mañana la dio Borja Palacios, biólogo del Parque Nacional de los Picos de Europa, micrófono en mano, mostró su apoyo a las peticiones: controles efectivos de población de lobos en defensa del mundo rural".


Pero no caigamos en el error de creer que la actual dirección del parque se arrepiente de esa vileza execrable que no podemos olvidadar. O al menos nada nos hace creer hasta ahora que no añoren aquella gestión a tiro limpio anterior a la protección del lobo que le otorgó el listarlo dentro del LESRPE, como "en los viejos tiempos" del gatillo y el exterminio.

Pero sigamos con el informe al que hace referencia el artículo que origina este post. Según él, si atendemos solo a los casos conocidos, perdieron la vida  de forma legal (pero inmoral) dentro del parque nacional o en su periferia 197 lobos en 35 años -de 1986 a 2021, año en el que su protección se hizo firme tras la publicación definitiva en el BOE de su inclusión en el citado LESRPE. Esto implica que durante más de tres décadas cada año ajusticiaron una media de 5,6 lobos de entre los que campeaban por el único parque nacional que contaba entonces con presencia de la especie. Como les debía parecer poco y las protestas de los ganaderos muchas y muy ruidosas, desde 2003 en adelante la media aumentó a 8 lobos abatidos anualmente en el agujero negro en el que el Patronato convirtió a esta funeraria denominada parque nacional. Pero claro, si el propio biólogo del parque es tan bestia de matar a golpes una camada entera de cachorrillos, sin autorización alguna y extralimitándose en sus funciones, pero con el beneplácito y respaldo de la propia dirección del PNPE, no es muy difícil imaginar que el número oficioso de lobos masacrados ha sido terriblemente superior. No me cabe ninguna duda. Buen ejemplo de esta persecución, tanto institucionalizada como extraoficial, fue la masacre que tuvo lugar en los Picos de Europa cántabros cuando en dos batidas al jabalí celebradas en Camaleño en 2013 se eliminaron 9 miembros de un mismo grupo familiar, 3 el 27 de octubre y otros 6 más el 1 de diciembre, y en donde ¡¡¡uno de los lobos abatidos ilegalmente lo fue por un agente del SEPRONA!!!. La jueza archivó aquel caso también; otro más.

Es muy fácil inferir esa otra persecución furtiva si del propio informe nos creemos que haya 7 manadas que ocupen terrenos del PNPE, lo que supondría entre 28 y 35 ejemplares antes de los partos, estimando una media de 4-5 individuos por manada en esa época del año, internacionalmente aceptada para estimar las poblaciones de lobos en el mundo (aunque estos fulanos se empeñen en fantasear con cifras desorbitadas de 8-9 lobos por grupo). Si en todos estos años ellos mismos calculan que han nacido entre 417 y 556 cachorros, ¿pueden entonces explicar a la sociedad en dónde diablos están? Resulta más que necesario para entender la batalla de las cifras existente entre los matalobos y la ciencia seria que dediquéis un rato a leer el artículo titulado El lobo y el conflicto de las cifras, os será realmente útil para comprender qué hay detrás de esta cuestión crucial.


Del informe recién conocido estaría genial de la muerte que todos conociéramos, entre otras cosas, quién lo firma, puesto que ello ayudaría mucho a combatir ese oscurantismo y opacidad que rodea todo lo que las administraciones hacen alrededor de este depredador, al tiempo que nos ayudaría a relativizar o no lo que en él aparezca escrito, y así esquivar, o no, las fundadas sospechas de que puedan estar "dirigidos" en pos de unas conclusiones que ayuden a justificar las acciones letales que las administraciones matalobos siempre han usado como único medio de gestionar la especie (y de no perder los votos del entorno rural).

Me explico: parece más que obvio para cualquiera que quiera ser un poco objetivo que los informes, censos y estudios de las administraciones son, al menos parcialmente, tendenciosos, lo que se demuestra claramente cuando se empeñan una y otra vez en usar como cifra media de ejemplares por manada un número de individuos que a veces llega a duplicar los utilizados en todos los estudios internacionales, o cuando insisten en manejar la especie solo desde detrás de la mira telescópica y el gatillo. No existe otra propuesta, solo el rifle. Y todo en función de peritajes subjetivos en la determinación de la autoría de los daños, que se hacen en base a meras apreciaciones personales de la propia guardería, que a menudo tienen una formación muy desigual, cuando no escasa, y cuando en ocasiones subyace incluso un claro conflicto de intereses, dado que algunos de ellos son a su vez ganaderos. ¿Cómo es posible que el conflicto del lobo no se quiera solucionar de un plumazo utilizando definitivamente técnicas moleculares para conocer cuál es el alcance de la responsabilidad real del depredador, diferenciándola así de lo que pueda ser simple carroñeo, de un ataque de perro o directamente de un fraude alevoso del ganadero?

Todo nos lleva a pensar que si no se hacen estos estudios genéticos es porque desmentirían los resultados del actual modelo de peritaje utilizado, y conocer la cruda realidad pondría en pie de guerra (más aún) al sector "ganaduro", lo que les da miedo que se refleje luego en la urnas.


Que en este informe usen ese dato de la media de ejemplares por manada o que insista en que tras las muertes de lobos han descendido los daños al ganado, cuando diversos estudios nacionales e internacionales dicen precisamente todo lo contrario -como veremos al final-, resulta muy sospechoso, y parece dar una vez más la razón a quienes vemos como manipuladoras ciertas conclusiones. Que además el autor de las conclusiones vincule las muertes de un 19-20% de la población lobuna con el aumento de la misma a nadie se le puede escapar que es en sí mismo una perversión dialéctica intencionada -máxime cuando la relación la hace además en esa dirección (yo mato lobos = aumentan)-, dado que son dos hechos que no tienen relación directa alguna. De aumentar realmente, lo hará por otros factores diferentes, pero será "a pesar" de esa brutal eliminación de individuos. Este "quitarle hierro" a la matanza de lobos es algo que airean a menudo las administraciones regionales, llegando a decir que gracias a la caza deportiva ha crecido la población lobera. Hay que ser sinvergüenzas. Pues hijos míos, matemos quebrantahuesos, y osos, y linces, e imperiales, ... si ello no incide negativamente en la conservación de las citadas especies ... ¿qué problema hay? ya hubo un cocinero que llegó a insinuar que se dejara matar un número pequeño de osos para poder comer su carne. 

El eterno problema del lobo se sustenta siempre sobre las mismas inconsistencias, y este informe ahonda en ellas:

- Estudios científicos encargados ad hoc por las administraciones, y que entran en contradicción con otras investigaciones y otros investigadores, pareciendo ir dirigidos a justificar la gestión letal del depredador. Las conclusiones de este último que hemos conocido ahora vienen a demostrar una vez más esta hipótesis. 

- Peritajes de daños de una mediocridad abrumadora y completamente subjetivos.

- La autoría de los daños por lo tanto puesta siempre en entredicho.

- Fraudes sistémicos en las reclamaciones de daños mucho más generalizados de lo que se quiere admitir (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, y un largo etc.).

- Exageración desorbitada, y a menudo MISERABLE, de los perjuicios y peligros que realmente representa la presencia del depredador para el sector agropecuario, cuya verdadera problemática es de otra índole: estructural, económica, ausencia de relevo generacional, olvido de las instituciones, atraso digital y tecnológico, pérdida de servicios sociales imprescindibles (sucursales bancarias, centros de salud, colegios,...), etc. 

- Politización de un conflicto artificial.

- Aumento de los daños a la ganadería provocado por la desestructuración de las manadas de lobos tras la persecución y muerte de algunos de sus integrantes, dificultando a los supervivientes la depredación sobre animales silvestres más complicados de capturar.

- Olvido de los servicios ecosistémicos que la presencia del lobo aporta al ganadero como cortafuegos de enfermedades transmisibles al ganado.

Este es el ecosistema social en el que se sustenta todo el conflicto del lobo en esta España majadera, lo que podemos comprender muy bien si analizamos con detenimiento el resumen que prologa el estudio publicado en PlosOne en marzo de 2016 titulado "Conflict Misleads Large Carnivore Management and Conservation: Brown Bears and Wolves in Spain". Al final del mismo podemos leer lo siguiente:

"Las quejas por depredación de lobo sobre el ganado no estuvieron relacionadas con las cabezas de ganado afectado; sin embargo, se correlacionaron positivamente con el número de ungulados silvestres capturados durante la temporada anterior, el número de manadas de lobos, y el número de lobos abatidos durante la temporada anterior. Las compensaciones por las quejas de daños provocados por el lobo fueron cinco veces superiores que las producidas por los osos, pero la cobertura mediática de los daños de lobo fue treinta veces superior. La cobertura mediática de los daños de lobo no estuvo relacionada con los costos reales de los daños de lobo, pero la cantidad de noticias se correlacionó positivamente con el número de lobos abatidos. Sin embargo, la eliminación de lobos fue seguida por un aumento de los daños compensados. Nuestros resultados muestran que la eliminación de lobos no logró el objetivo de reducir los daños, y sugieren que las decisiones en su gestión están al menos parcialmente mediadas por la cobertura de la prensa" (las partes en negrita y subrayadas las he resaltado yo, no apareciendo en el Abstract original).

Ahí es nada. Lo que dice este estudio firmado por Alberto Fernández-Gil, Javier Naves, Andrés Ordiz, Mario Quevedo, Eloy Revilla y Miguel Delibes viene a confirmar lo que hoy sabemos todos, solo que los gestores y políticos se lo callan malintencionadamente y nosotros nos desgañitamos sin que se nos escuche. Por cierto, este y otros muchos estudios sí tienen firmantes, gente que da la cara para defender sus investigaciones y planteamientos, algo de lo que deberían aprender las administraciones, siempre haciendo una gala inusitada de secretismo y oscurantismo que solo pueden llevar al ciudadano a la sospecha.

Pues bien, el Parque Nacional Picos de Europa fue el paradigma de este resumen. Se mataba oficialmente por matar, para contentar a los voceros del mundo rural, que voceaban para presionar a las administraciones, para obtener de estas beneficios en sus negocios privados, y se compensaban daños cuyo origen podía ser más que dudoso -cuando no directamente fraudulento-, para acallarlos, contentarlos y seguir obteniendo sus votos en las urnas, impregnando de política sucia la gestión de nuestro patrimonio natural


El nombre del Parque Nacional Picos de Europa permanecerá manchado para siempre por esta vergüenza histórica hasta que sus gestores reconozcan públicamente su indignidad y pidan perdón públicamente por la abyecta gestión ambiental que han llevado a cabo con el gran depredador del paleártico.