Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

17 de agosto de 2015

Bellezón

Lo veo aparecer por la ventanuca izquierda de mi hide. Baja por una gran piedra de granito y de un ágil salto aterriza en el mullido prado de montaña mientras el murmullo del arroyo que regatea piedras y pozas nos acompaña durante esta mañana soleada en la sierra bejarana. Él desaparece por entre las sombras de los socavones y huecos existentes entre los bolos de granito y los prados fruto de la escorrentía del agua, apareciendo repentinamente delante nuestro cuando ya lo dábamos por desaparecido del todo, un buen rato más tarde. El precioso y macizo macho de lagarto nos anima la mañana mientras esperamos pacientemente la llegada de un pechiazul, que finalmente no tendrá a bien hacer acto de presencia. Para compensar, el reptil toma su baño de sol largamente a escasos metros de distancia, permitiéndonos disfrutar de su hermosura. El lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) es un reptil de mediano tamaño, que raramente alcanza los 40 cm de longitud, de los que la cola suele suponer el doble o casi el doble de la longitud del cuerpo. Probablemente sea el reptil de colores más llamativos de la Península Ibérica, aunque en este caso nos estemos refiriendo únicamente a los machos durante el período de celo, cuando el color amarillo de su cuerpo contrasta con el intenso tono azul que adquiere en ese periodo su cabeza. Sin lugar a dudas un bellezón entre nuestros, generalmente modestos, reptiles ibéricos.


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