Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

30 de marzo de 2012

Los Pajares

Los Pajares serán probablemente un grato descubrimiento para el que se acerque allí por primera vez. Declarado Bien de Interés Cultural en octubre de 2010, con categoría de Lugar de Interés Etnológico, este conjunto agroganadero se sitúa a los pies de Santibañez el Alto, en las estribaciones meridionales de la cacereña sierra de Gata, y a poco más de dos kilómetros de la Reserva Biológica de Borbollón. Consta de unas cien construcciones, muchas de ellas derruidas en la actualidad. Casas, corrales, tapias, prados, viejos acebuches varias veces centenarios, fuentes y abrevaderos, se diseminan por la llanura a lo largo de unas veintisiete hectáreas. Deambular sin prisas en primavera por sus praderas tapizadas de flores y pobladas de caballos y vacas, nos dejarán, sin duda, suficientemente satisfechos. Al tiempo, dos caminos empedrados nos permitirán realizar un recorrido circular de ida y vuelta hasta lo alto del pueblo, desde donde podremos además disfrutar de las inmejorables vistas que esta atalaya, con viejas historias árabes, tiene de los alrededores.


16 de marzo de 2012

El trapecio

Poeta de lo cotidiano donde los haya, dice el maestro Manolo García en una de sus letras: “prefiero el trapecio, para verlas venir en movimiento”.

Suenan sus acordes en mis sienes. Sobre mi cabeza sus aviones sobrevuelan plateados y miro al cielo buscándolos, mientras me concentro en lo que hago. Mi patria en mis zapatos, dice. Tarareo su letra y busco con la mirada el siguiente agarre o anticipo el próximo apoyo. Chequeo que sean firmes y cargo mi peso sobre su pequeña superficie. Me incorporo un metro más como un nuevo triunfo en esta vida vertical. Otro efímero logro. Y voy subiendo peldaños en esta montaña huidiza, como voy sumando días en mi existencia. Días que son un logro; logros que son peldaños. Extenuantes. Urgentes. Rabiosos. Intensos porque si no, no merecen la pena caminarlos. Peldaños que son vaivenes. Los vaivenes de un trapecio que te permite vivir a inspiraciones hondas cada día de tu viaje.

Como dijo algún navegante atribulado, prefiero el trapecio para verlas venir en movimiento”.

Vivo; no me arriesgo. No me arriesgo a no hacerlo, a no vivir.

Se arriesgan quienes ven de lejos el vaivén, paralizados. Se arriesgan aquellos que no se arriesgan; se arriesgan a no vivir; se arriesgan a no subir. A no sentir. A vegetar.

Por eso, yo vivo en el trapecio y su balanceo me arrulla.

Y por eso, levanto mi vaso y brindo por todos los que vivís y habéis vivido en el temblor de vuestro vaivén, por todos los que en el trapecio os habéis mecido. Por todos los que habéis hecho de él vuestra inspiración. Vuestra respiración. Vuestra razón. Vuestra razón de ser.


Llegando a la cumbre del Lustou, en el Pirineo francés

Descendiendo hacia las profundidades de un jou, solos en la inmensidad de Picos de Europa


Llegando a la cumbre del Mont Blanc en medio de una fuerte tormenta, tras haber subido por la cumbre del Tacul y el hombro del Maudit

Destrepando por la derecha para bajar de una pared en Sierra Nevada

Recorriendo los últimos metros a la cumbre del Huayna Potosí. Unos minutos después una tormenta eléctrica envuelve la montaña 

Tras la tempestad viene la calma: regresando al refugio tras un intento al Cotopaxi,
frustrado ya cerca de su cráter

Belleza y mar de nubes desde la cumbre del Naranjo de Bulnes


Tu sombra, tu alma. Cris, va por ti

4 de marzo de 2012

Mi participación en FIO 2012

Este año por primera vez he participado en el concurso fotográfico de la Feria Internacional de Turismo Ornitológico - Extremadura Birdwatching Fair, la FIO como ya aclaré en el post anterior. Al certamen se podían presentar un máximo de dos obras por autor, que en mi caso han sido las que acompañan esta entrada. Me satisface que entre las casi cuatrocientas obras presentadas, una de estas imágenes, la de la avutarda, fuera seleccionada como finalista, satisfacción que ha sido doble al estar acompañada por las dos fotografías de mi buen amigo Oscar, lo que sin duda delata su magnífico nivel.

Este año hemos observado un cierto descenso en el número de visitantes y de stands de la FIO. Sin embargo, siempre es un buen escaparate donde ponernos al día del material que va saliendo, así como de contactar y cambiar impresiones con otros fotógrafos y naturalistas de campo. A pesar del tiempo anodino que tuvimos ayer sábado, con un cielo "panza burro" la mayor parte del día, lo cierto es que la jornada fue de lo más entretenida en compañía de varios de los mejores fotógrafos de naturaleza de Salamanca. Las conversaciones no pudieron ser más amenas.


Avutarda en La Serena. Badajoz. Canon EOS 7D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Teleconvertidor 1,4x III. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, F/6,3 - 1/640 Sg. 100 ISO.


Los Barruecos. Cáceres. Canon EOS 5D. Objetivo EF 500 mm / 4 L IS USM. Teleconvertidor 1,4x III. Trípode Manfrotto 055 NAT y rótula Triopo DG3. Prioridad a la Apertura, F/5,6 - 1/80 Sg. 200 ISO.

26 de febrero de 2012

FIO 2012

El próximo fin de semana tiene lugar en el Parque Nacional de Monfragüe la ya tradicional Feria Internacional de Turismo Ornitológico - Extremadura Birdwatching Fair, la FIO. En tan sólo siete años de andadura se ha convertido en un referente sobre el turismo ornitológico, que reúne a profesionales del ramo y a un gran número de amantes de la naturaleza que tienen aquí una oportunidad de ver juntos diversos stands con material óptico y naturalístico de todo tipo, así como de asistir a interesantes conferencias y charlas sobre las aves o la fotografía de las mismas de los mejores fotógrafos del país. Este año expone sus imágenes y experiencia uno de los mejores fotógrafos salmantinos de fauna, Mario Cea, bajo el título de "Fotografía de acción, imágenes únicas".

Así pues, animaos a pasar del 2 al 4 por Villarreal de San Carlos, en pleno centro del Parque Nacional de Monfragüe.







23 de febrero de 2012

Un espacio atemporal. Por los Ancares y la sierra de Gistreo

Imaginando el pasado, inspirando el presente a bocanadas amplias y profundas, paseamos valle arriba llenando nuestros pulmones de aire puro y salvaje. Nos dirigimos a una braña solitaria a los pies de un pico nevado, en el occidente leonés. La conversación transcurre serena sobre lobos, osos y cortines, viejas historias que se transmiten de boca en boca, ahora de igual modo que se hiciera en las generaciones de nuestros mayores.

Soledad y un aura de misterio envuelven estos bosques casi olvidados en una región montañosa en donde todavía es posible observar techumbres de centeno. Mientras caminamos hablando sobre la situación del oso, sólo escuchamos el monótono crujir de nuestras propias pisadas sobre la nieve congelada del camino, cortando la ladera umbría. Los arroyos a la sombra permanecen aún medio congelados, aunque ya se barrunta la primavera en los cantos de algunos pájaros, en el aumento de las horas de luz y en la tibieza de los rayos del sol de media mañana. A nuestro alrededor sabemos que están todos los hermanos de la montaña. Sin duda, algunos nos estarán espiando. Nosotros a ellos sólo los imaginamos: inquietos corzos, ciervos esbeltos, lobos sociales, osos poderosos, zorros inteligentes, cárabos de las sombras, garduñas inquisitivas, …

Nos sentamos en el poyo de la cabaña, casi al final del valle, al sol, con la modorra que la calidez de la mañana, luminosa, nos provoca. Leal, el perro teckel de mi amigo, persigue lejos el rastro de algún corzo, que nos enseña su semáforo blanco muy alto en la loma, saltando cerca del arroyo.

Sentados aquí, viendo los abedulares aún desnudos, la conversación se para y el reloj quiere detenerse definitivamente, desaparecer. El hoy es igual al mañana, y lo mismo que al ayer. El tiempo se ausenta y ya sólo existe el aquí y el ahora.