Son tiempos tristes, llenos de telarañas. Lo son cada verano, pero este especialmente, con varios graves incendios que están asolando nuestros campos y nuestras sierras, entre los que a mi me duele muy especialmente el de mi querida sierra de Gata. Pero si por algo son tiempos malos para la conservación de nuestros bosques es, sobre todo, por la puesta en vigor hace escasas semanas de la nueva Ley de Montes que el rodillo del PP ha aprobado y que, de facto, ha dejado literalmente desprotegido más del 50% del territorio nacional frente a la especulación urbanística, ya que a partir de su aprobación todos los suelos forestales se podrán recalificar como "urbanizables" una vez hayan sido incendiados. Esta es solo una de las "perlas" que nos deja esta Ley, duramente criticada desde el principio por los propios colectivos de profesionales que trabajan en la protección y gestión de nuestros montes y que ven limitadas, por ejemplo, sus capacidades de denunciar delitos ambientales, obstaculizando la esencia misma de su labor como garantes de la protección de nuestra naturaleza frente a las agresiones medioambientales. Pero si estos dos cambios respecto de la Ley anterior no fueran ya suficientemente graves, en la recientemente aprobada se contempla, además, la eliminación de la necesidad de contar con planes de gestión de montes privados o públicos que no estén catalogados, lo que abre las puertas a los intereses privados sobre los de interés general de la sociedad, y los especulativos sobre los medioambientales.
Nuestros montes se incendian y algunos se frotan las manos. Los demás lloramos.
Nosotros llorando, que verdad es. Por nuestra querida Sierra de Gata. Besitos.
ResponderEliminarEs cierto, los hombres somos la peor plaga para el planeta y para nuestra propia especie. Somos una verdadera tragedia para toda la humanidad.
Eliminar