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6 de agosto de 2021

Rabilargo

Al rabilargo ibérico (Cyanopica cookie) hacía mucho tiempo que le tenía ganas. Ganas de poderle hacer una serie de sesiones fotográficas, se entiende, dado que probablemente sea el córvido más bello, grácil y elegante que tenemos, con su plumaje de tonos delicados y una larguísima cola de color azul celeste. En comparación con los adultos, los juveniles de rabilargo ibérico, que por estas fechas han abandonado recientemente su nido, presentan el capirote con un ligero moteado gris, más o menos profuso, que les ha servido de camuflaje durante su estancia en el mismo. Los tonos pardos de la espalda y partes inferiores también son menos llamativos y suaves que los de sus progenitores. Pero incluso así, no se puede negar que se trata de un ave especialmente hermosa. Además, la especie está presente en la zona donde yo me muevo, por lo que un pequeño desplazamiento de una treintena de kilómetros no resulta ningún inconveniente para intentar unas sesiones. Así, este año que pensaba iba a ser el año de los pechiazules, por las jornadas que le pude dedicar en la zona centro y en la provincia de León, va a pasar a ser el año de los pechis y los rabilargos. Sí, por fin he podido hacerle las primeras sesiones y conseguir mis primeras fotos de esta peculiar especie. Trabajo compartido con un par de amigos que hacen, además, más divertida cualquier expectativa fotográfica.

Y decía que que se trata de una peculiar especie porque mantiene un comportamiento que difiere bastante del que presentan el resto córvidos europeos. Es más, adopta alguna conducta extraordinariamente rara en el mundo animal, como así lo demuestra la desplegada en el período reproductor, y que veremos más adelante. 

Pero lo primero es aclarar su distribución y taxonomía reales. El rabilargo (Cyanopica sp.) se distribuye en dos poblaciones mundiales separadas por unos 8.000 kms de distancia. Durante mucho tiempo se pensó que se trataba de una única especie dividida en varias subespecies y se planteaban hipótesis del porqué de esta distancia. La población que habita la península Ibérica se la denominaba Cyanopica cyanus cooki, mientras que el resto de subespecies ocupan una amplísima superficie del Este asiático hasta Japón (Mongolia, Sureste de Rusia, Manchuria, Este de China, Japón y península de Corea), a las que se denominaba como Cyanopica cyanus sp. Sin embargo, estudios genéticos recientes y el hallazgo de un fósil datado en 40.000 años en una cueva de Gibraltar, desmontan completamente aquella sistemática clásica, describiéndose en la actualidad como dos especies distintas: una especie sería la ibérica (Cyanopica cooki) y el resto englobadas en la segunda (Cyanopica cyanus sp.) y formada por unas seis subespecies diferentes. 


Nuestro rabilargo es un ave gregaria, ligada a masas forestales mayoritariamente abiertas, aclaradas o próximas a espacios despejados, generalmente de quercíneas y pinos, y a menudo aledañas a asentamientos humanos rurales, donde medran con las oportunidades que les brindan estos espacios teselados y en mosaico, magníficos ecotonos entre el bosque denso y las áreas abiertas, agrícolas y/o ganaderas. De hecho, aunque precisan de la abundancia de arbolado, su distribución se rarifica notablemente allí donde el dosel forestal se vuelve denso y lo tapiza todo. En estos ecosistemas este córvido bate el territorio en pequeñas bandadas, inundando el lugar con sus inconfundibles reclamos, chirriantes y ásperos, utilizados para mantener cohexionados a los ejemplares del bando. Inquisitivos, se posan en el suelo con frecuencia, entre las ramas de los árboles o sobre arbustos dispersos, rebuscando diversas fuentes de alimento por todos los rincones, tanto de origen animal (siendo los invertebrados la base principal de su alimentación) como vegetal (frutos y frutas silvestres o cultivados, en mayor cantidad durante el otoño o el invierno). Como comensales del hombre pueden alimentarse igualmente de basuras y desperdicios (por ejemplo, en los merenderos) o piensos de uso ganadero, e incluso acuden a las carroñas. Así pues, es una especie con una marcada tendencia al omnivorismo.


El rabilargo ibérico vive en bandos muy cerrados formados por individuos que se conocen muy bien entre sí. En invierno estos bandos llegan a mezclarse con otros grupos vecinos, agrupándose en grandes dormideros con un importante número de ejemplares. Sin embargo, durante el día los diferentes bandos se vuelven a disgregar sin que se mezclen los componentes de cada unos de ellos. Este modo de vida gregario se mantiene todo el año y no desaparece durante el período reproductor, lo que sí sucede en otras especies. Se forman entonces colonias de cría muy laxas, donde se reparten por diversas hectáreas los nidos de todas las parejas reproductoras (una media de 30-40 nidos por colonia).


Y es aquí y ahora cuando nos sorprende una conducta que no tiene apenas parangón entre las aves, y es que muchas de las parejas reproductoras tienen "ayudantes" que colaboran con ellas para sacar adelante las nidadas. El 49'1% de las parejas de una colonia de 110 nidos estudiada en Extremadura, contaba con al menos 1 individuo ayudante. Esto último sucedía en el 28'3% de los casos, mientras que en un 10'9% eran 2 los ejemplares subalternos. Con porcentajes menos significativos había parejas reproductoras con entre 3 y 5 ayudantes, habiéndose dado el caso de un nido con incluso 9 ayudantes y otro con 11. En la gran mayoría de las ocasiones los ayudantes son machos, según este estudio, y cuando una hembra adopta este roll siempre se ha tratado de hembras que han perdido previamente una primera puesta. Esta conducta parece que está vinculada de un modo directo con las condiciones ambientales de cada temporada. Así, en años de fuertes estiajes el porcentaje de nidos con ayuda externa a la pareja aumenta hasta el 75% y el número medio de rabilargos subalternos llega a alcanzar los 3'6 por pareja, cuando la media anual en condiciones típicas se sitúa en torno al 1'5 ayudantes por nido. 


Casi una cuarta parte de las cebas que se aportan al nido son llevadas por estos agregados, además de mantener el nido limpio retirando los sacos fecales, defenderlo de depredadores o incluso, a veces, alimentar a la hembra cuando esta está incubando o empollando.

Como veis se trata de una especie más que interesante, y no solo desde el punto de vista estético, sino también, o quizás sobre todo, desde el punto de vista etológico. Bello e interesante, así es el rabilargo.

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