Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

25 de junio de 2013

Pequeños personajes

Si permaneces parado y atento entre los piornos gredenses, no pararás de observar estos días pequeños personajes que van frenéticamente de un lado para otro buscando y acarreando comida, marcando aún los territorios, cantando, volando, persiguiéndose y escondiéndose. Como algunos sabréis por LaculpanoesdePablo.com, estuvimos el sábado y el domingo pasados por el Parque Regional de la Sierra de Gredos haciendo fotos de cabras monteses, uno de esos animales que por mucho que los observe siempre me fascinarán de la misma manera que lo hicieron el primer día que los tuve cerca. No fue la mejor salida fotográfica a las cabras que yo haya realizado, pero, esos sí, fue una jornada muy instructiva con los pajarillos más chicos. Entre esos personajes del matorral, praderías y roquedos de esta extraordinaria sierra pudimos realizar -aunque en muy escaso número- algunas fotografias del esquivo pechiazul (Luscinia svecica) y del mucho más confiado acentor común (Prunella modularis). Son algunos de nuestros pequeños compañeros de marchas y excursiones, ¡tantas veces desapercibidos!



21 de junio de 2013

Pachamama



Este dibujo tendrá quizás más de tres décadas y me trae antiguos recuerdos de la adolescencia. Por desgracia, desde entonces hasta nuestros días no ha cambiado mucho mi pesimismo respecto al oscuro futuro que le espera al planeta si la especie humana, cuya avaricia y estulticia le ha impedido siempre comprender el resultado de sus acciones, no cambia de actitud. Lamentablemente, la experiencia que tenemos hasta ahora es que, aún conociendo las consecuencias de las mismas, no solo perseveramos en el expolio irresponsable del planeta que nos alimenta, si no que incluso aumentamos irracionalmente nuestra voracidad.

20 de junio de 2013

Tus pestañas me matan

Ya sé que son tus ojos los que me llaman,
y tus miradas las que me engañan,
pero son tus pestañas las que me atrapan,
y tus párpados los que al final me matan.

No cierres pues tus párpados, por favor,
deja que camine por el brillo de tus ojos
sin que pierda por ello el aliento y mi valor.

Me miras, te miro.
Tu reflejo es el mío.
Si me llamas, voy.

Pero no cierres tus ojos que me apagas.
No te duermas que me mueres.
No entrelaces como hebras tus pestañas, que me acabas, por favor.











19 de junio de 2013

LaculpanoesdePablo.com

Hoy esta entrada es un poco diferente. Ni siquiera lleva foto.

Hace unos días mi hijo pequeño puso en marcha su propio blog de fotografía, que en parte gestionaremos juntos hasta que él me lo pida, y al que hemos llamado por consenso familiar "LaculpanoesdePablo.com". Aunque ya habíamos hecho las pruebas pertinentes los días previos, hasta ayer que acabó su último examen no remató los detalles finales del mismo y no le hicimos publicidad a través de mi Facebook. Ayer también añadí su enlace en este mismo blog. Para los que seguís habitualmente Cuaderno de un Nómada no será la primera foto que hayáis visto de él, pues hace tiempo ya metí una entrada con fotos suyas, titulada "Experimentando".

Y experimentando sigue. Os resumiré cómo hizo la foto de su Luna lunera. El viernes pasado celebrábamos en una gran parque periurbano de la ciudad su onceavo cumpleaños. Ya bien entrada la noche (la celebración se alargó hasta las 00:40 de la noche) él jugaba con sus amigos mientras todos los padres charlábamos animadamente, cuando la luna comenzó a emerger por el horizonte. Repentinamente él dejó los juegos y tomó su nueva cámara y se alejó. Nadie le dijo nada, se tumbó en la hierba a todo lo largo para evitar que se le moviera demasiado la cámara y disparó varias fotos, horizontales y verticales, con más o menos zoom. La que veis en su blog fue la primera de la serie, sin trepidación y a formato completo (no tiene recorte). Cuando hubo tomadas varias imágenes, me devolvió la cámara y siguió jugando con sus amigos entre los árboles. Sin duda, promete, (pienso yo, o ... ¿es amor de padre?)

18 de junio de 2013

"Vientos y lluvias ...

... asolan mi corazón, cada vez que pienso en ti". Es lo que decían los geniales Triana de mi adolescencia en una de sus letras, "Hasta volver", triste canción que nos hablaba de una dolorosa separación.

Siempre la recuerdo y la canto cuando en el campo el viento y la lluvia azotan duro. Hoy, sin embargo, no hay problema, sé que no me voy a mojar, estoy tranquilo en casa viendo desde el otro lado de los cristales cómo los elementos barren el paisaje que rodea mi ciudad. Nubarrones plomizos vienen, se acercan, descargan y siguen su camino dejando tras de sí olor a tierra mojada. Me gusta el olor a tierra mojada, en el campo o en la ciudad; tibio, fresco, dulzón, el húmedo perfume de la naturaleza. El fuerte viento zarandea las ramas y hasta los propios árboles, y hace que caiga oblicua la cortina de agua que oculta el horizonte. Absorto, observo cómo la superficie del río cobra vida con cada salpicadura de agua del violento chaparrón.

Evado mi pensamiento viendo a las gotas de agua echar carreras por el cristal de mi ventana. Me acerco y las contemplo con la nariz pegada al vidrio, viendo cómo cada una de ellas se convierte en una burbuja y atrapa un retazo de mi paisaje.