22 de noviembre de 2012
Autorretrato I
Los acordes rabiosos del disco Meteora, del grupo estadounidense Linkin Park, penetran violentos hasta mi cerebro a través de los minúsculos auriculares negros del MP3. Sus voces desgarradas y salvajes me acompañan en mi deambular, mientras regreso a casa tras una poco fructífera sesión fotográfica a esos edificios románicos y góticos que parecen momificados, como disecados para durar hasta la eternidad. Me desvío por un callejón poco recomendable, solitario y escasamente iluminado, y me transporto a una especie de burbuja temporal, abandonando la ciudad de arenisca dorada, impertérrita y monumental. Persigo, y al final lo encuentro aquí, en este rincón apartado, bajo los hazes de luz de unos faroles, el contraste que acompañe esa banda sonora que acelera mis neuronas. Ha caído la noche no hace mucho rato y solo una pareja de adolescentes que buscan intimidad en algún rincón oscuro, se cruzan conmigo. Me paro frente a la cámara apoyada sobre el trípode, y me olvido de ese casco histórico de fachada y filigrana. Y regreso a la cotidianidad. A lo ordinario, a lo vulgar. A lo auténtico. Respiro por fin la otra realidad en las entrañas de una ciudad llena de gentes, de tribus y submundos. E inspiro profundamente los latidos de la verdadera urbe, de todo lo bueno que nos ofrece y de todo lo malo que tiene.
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No te imagino con los Linkin Park, ... muy bueno. Voy a ponerlo un ratito en el Spotify.
ResponderEliminarGod Save the Queen fue durante mis años jóvenes el cassette de cabecera. A ver si lo pillo en CD.
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