Siguiendo con las pinceladas portuguesas, hoy os dejo una docena de imágenes de una conocida villa del Alto Alentejo, llamada Marvao. Recorrerla pausadamente al amanecer, cuando aún la gente se arrebuja en sus lechos, es un ejercicio de búsqueda, casi de espionaje, en pos del detalle que pasa desapercibido, del mimo con el que sus habitantes cuidan cada detalle, incluso en los rincones más apartados. La tranquilidad que envuelve la villa al caminar por sus calles empedradas, serpenteando entre casas de inmaculado blanco, os deparará con total seguridad momentos imperecederos. Sensaciones difíciles de olvidar.
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