Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

28 de mayo de 2013

La vieja ciudad dormida

Por las callejas vacías de la ciudad dormida transito en los sueños con mis ojos bien abiertos y los párpados cerrados. Junto a sus edificios voy flotando entre duros adoquines grises y blanda arenisca dorada. Me deslizo por sus esquinas y rincones, buscando entre palacios labrados esos lugares olvidados, regazos decrépitos y desatendidos, invisibles andurriales desamparados. Voy evocando como míos sus desconchones y abandonos, sus ruinas y sus sombras, su senectud y su pasado.

Ingrávido yo en mi ensueño, me elevo sobre los tejados, de crotoreos habitados, acariciando espadañas y azoteas, cruces y antenas, gárgolas y tejas.

Y abro los ojos al orto. Y despierto.

Y despierto yo y despierta ella, la vieja ciudad soñada, esta mañana de mayo con lluvia de primavera.


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