Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

21 de noviembre de 2013

Espacios intermedios

La ciudad, todas las ciudades, están repletas de rincones olvidados, lugares apartados llenos de detalles desapercibidos, sitios perdidos, extraviados, desatendidos y ensuciados. Marginados. Guetos donde adolescentes anónimos dejan sus firmas, donde el paso del tiempo recubre con una capa de polvo y moho las paredes viejas de cemento, donde las ventanas dejaron hace mucho de serlo tapiadas por ladrillos y donde los tejados se cubrieron de líquenes y musgos. No hace falta alejarse mucho del centro. A veces ni siquiera salir de él. Son los espacios intermedios. Esos que se pueblan de gatos callejeros cuando la ciudad duerme. Esos donde el haz de luz de los pequeños farolillos oxidados a duras penas llega al suelo. Esos que se envuelven de silencio. De sombras. De temores y recelos. Esos donde el retumbar de nuestros pasos nos proclama nuestra vulnerabilidad. Esos son nuestros espacios intermedios.








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