Vivir es un tránsito, un camino en donde todos somos nómadas. Que la travesía merezca la pena, depende de ti.

19 de junio de 2014

Plumas II

Soy pluma. Magistral invento de la evolución. Con ella dejé de ser reptil y me convertí en ave. Y conquisté el cielo.

Me gustan esas palabras: pluma, cielo. Y me gusta el verbo volar. Y me gusta planear. Y el batir de alas. Vuelo, planeo, aleteo. El aire es mi lugar. La libertad. Sofisticadas, las plumas me permiten volar en silencio si lo preciso en la oscuridad de la noche, o cortar el aire en un picado vertiginoso, o sustentarme liviano y sin esfuerzo en las corrientes térmicas, ligero. Migro con ellas de un lugar a otro del planeta, navegando en el filo del viento, de día o de noche. Con sus diseños vuelo en círculos por encima de las nubes, o regateo las ramas más intrincadas en la espesura de la vegetación, o me sumerjo en las aguas más frías en busca de sustento. Mis plumas me abrigan del afilado cuchillo invernal. Me protegen de la lluvia y me aíslan. Mis plumas me decoran, me exhiben. O me camuflan y me esconden.

La pluma es un regalo de la evolución. Soy afortunado, lo sé.

Ingrávido, vuelo. Planeo.






















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