En materia de medio ambiente no es lo más normal que nos lleguen buenas nuevas. Siempre, por regla general, lo que es noticia es siempre una mala noticia. Calentamiento global, pérdida de biodiversidad, sobrepesca, sobreexplotación de los recursos naturales, ... Cuando bajamos unos escalones hasta un nivel nacional, regional o local suele ocurrir lo mismo: animales envenenados o tiroteados aún siendo de especies protegidas, linces que caen en las carreteras, persecución ilegal de los grandes depredadores, excesos en las actividades cinegéticas, contaminación de cursos fluviales, abusos e ilegalidades en los estudios de impacto ambiental de las grandes empresas energéticas o de construcción de infraestructuras viarias, cuando no E.I.A. "ad hoc", corporaciones locales o autonómicas que anteponen los intereses particulares al general en materia de medioambiente, la inmensa mayoría de los incendios intencionados, ... Por eso cuando llega, no una sino dos buenas noticias, no podemos por menos de sorprendernos. Es, por lo tanto, noticia que haya una buena noticia relacionada con nuestro patrimonio natural. Pero que sean dos es ya casi inaudito.
Pero vayamos por partes. La primera de las noticias de la que nos haremos eco es la que trata de la prohibición impuesta por Europa de seguir masacrando a la tórtola común o europea cada año en nuestro país. Esta próxima temporada ya no se podrá cazar esta especie en España legalmente, dando un severo tirón de orejas a nuestro estado por no protegerla del expolio cinegético a que venía siendo sometida. En agosto de 2019 el diario El País publicaba una noticia titulada "El infierno español de las tórtolas" en el que se daban datos esclarecedores, a la par que estremecedores, como que, de los dos millones de ejemplares que cruzan nuestro país en su camino migratorio hacia tierras africanas, del orden de 800.000 caen en nuestro territorio por disparos de escopeta, o que la población en España haya decrecido un 40%, y hasta un 80% a nivel continental. Lo cierto es que todos esperábamos que su protección se hiciera efectiva a principios de año cuando la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural se reunió el 4 de febrero con el fin de tomar una decisión sobre si incluir a la especie en el Catálogo como especie "Vulnerable", junto al lobo ibérico, que sí fue incluido finalmente en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sorprendentemente la tórtola común, como ya podéis suponer, no fue catalogada, en este caso debido a un empate en la votación. Habiendo perdido aquella oportunidad de oro para proteger de una manera legal y efectiva a esta columbiforme en trágico declive poblacional, la Comisión Europea se ha visto obligada a darnos un ultimátum tras años de reprendernos y avisarnos, y advirtiendo que la caza en nuestro país está siendo insostenible para la especie, a través de un Dictamen Motivado con fecha de 3 de diciembre de 2020: o la protegemos o nos llevarán ante el Tribunal de Justicia Europeo. La moratoria, pues, se está haciendo efectiva en las diversas comunidades autónomas españolas, aunque a regañadientes.
La siguiente noticia ha supuesto también una enorme alegría en la provincia de Salamanca, y hace referencia al dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear del 12 de julio vetando la construcción de la planta de procesado de mineral de uranio de Retortillo, que la multinacional australiana Berkeley pretendía explotar en este municipio. Contra esta mina (la que sería en realidad la única mina de uranio de Europa) la sociedad salmantina se ha posicionado frontalmente en contra desde el principio -cuando hace más de diez años Berkeley desembarcó en nuestra provincia con la prepotencia del que enseña fajos de dinero y empleo para comprar voluntades-, manifestando en las calles su enfado con la sumisa connivencia política de nuestros mandatarios autonómicos, provinciales y locales con los intereses de la empresa privada. Este veto supone, de hecho, la imposibilidad de llevar a cabo las extracciones mineras debido a que se trata de un informe vinculante en la decisión final del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico de autorizar o no la explotación minera. Este dictamen negativo contempla la existencia de evidentes riesgos en el tratamiento y almacenamiento de los residuos radioactivos generados durante el procesado del uranio, algo que heredarán (y pagaremos todos los españoles) las generaciones futuras, y que vienen derivados de las deficiencias en el almacenamiento y la peligrosa filtración a los acuíferos de la zona. El mismo presidente del Consejo de Seguridad Nuclear llegó a lamentarse en el Congreso de los Diputados sobre la deficiente calidad de la documentación del proyecto minero aportada por Berkeley. Pese a no contar con todos los permisos pertinentes, esta multinacional y su insultante prepotencia, y con la condescendencia de los políticos implicados, ha realizado la eliminación de cientos de encinas centenarias, realizado desmontes y creado una balsa de enormes dimensiones, además de iniciar una carretera que debió ser paralizada. La mina tenía prevista una vida útil de solo diez años, lo que nos habla del desprecio con el que estas multinacionales obasequian a las poblaciones afectadas por su actividad industrial, cuya herencia tendrán que soportar durante siglos. La empresa, de capital enteramente privado, obtendría los beneficios, pero los altísimos constes de vigilancia de los residuos radioactivos que se quedarán ahí para la posteridad acabarían siendo pagados por el bolsillo de todos nosotros. Como siempre, detrás de todas estas especulaciones económicas y políticas hay mucho más de lo que sabemos los ciudadanos.
Hoy la dehesa es un poco más libre en Retortillo y Villavieja de Yeltes que hace unas semanas o meses. Se ha sacudido de encima el polvo de la miseria más rastrera de las grandes especulaciones económicas a costa de hipotecar el futuro de las generaciones futuras, en una comarca que no necesita que los que deben velar por su futuro les mientan y les engañen, ni sus políticos, ni esos falsos benefactores venidos para llenarse sus bolsillos a cambio de migajas y prebendas.
Bueno, hoy podemos dormir un poco mejor, dos noticias relacionados con nuestra salud ambiental nos deben permitir estar un poco más satisfechos de nosotros mismos, de saber que nuestra lucha por la conservación de la naturaleza a veces alcanza buenos resultados. Habrá que seguir al pie del cañón, vigilantes y beligerantes.
Salud a todos.